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La sangre hervía dentro de mis malditas venas. Quería apretar el jodido gatillo, quería hacer volar la mierda que ese imbécil tenía por sesos, quería follarme a Aura. Si, todo en ese jodido orden. 

—Ethan... ¿Qué carajos crees que haces?  — Preguntó la hermosa pelinegra al principio del callejón. Debido a la penumbra no lograba apreciar claramente su expresión. Aun así, su voz se mantenía serena y tranquila a pesar de que casi era raptada por la basura que lloriqueaba frente a mí. 

—Te protejo de este pedazo de mierda ¿Qué más? —Escupí con amargura, escuchando mi sangre zumbar en mis oídos.

Aura no respondió, caminó hacia mí y apoyó su mano sobre la mía. Justo con la que sujetaba mi arma. 

Su dulce aroma se posó al instante en mi nariz, olía a fragancia de… ¿Cereza?, Mierda, como si no fuese ya lo suficientemente deliciosa y tentadora. 

—Sé que tu labor como policía es protegerme, pero no creo que valga la pena desperdiciar una bala en él —Susurró mientras sus labios se torcían en lo que parecía ser una sonrisa. 

—Espera ¿Crees que yo...? 

—Vamos... —Me interrumpió— Creo que este sujeto ya tuvo suficiente escarmiento, puedo apostarte a que no volverá a intentar sobrepasarse ni conmigo ni con ninguna de mis compañeras. 

Aura me tomó de los hombros y los apretó, a la vez que tiraba suavemente de estos. Yo me incorporé para mirarla, ella tenía razón, no valía la pena arriesgarme a ser descubierto por alguien tan patético como ese sujeto.

Pero el imaginar a ese tipo llevándose a mi chica a quien sabe dónde para besarla, acariciarla y follarla en contra de su voluntad... Suspiré, apunté y apreté el gatillo. 

Ante la detonación, Aura soltó un pequeño grito, mirándome con claro asombro después.

—¡Ethan! —Gritó aparentemente molesta. Yo sonreí y le señalé al patético sujeto que se arrastraba torpemente hacia la salida del callejón. 

—P-pero tu... 

—Ratas, en verdad las detesto —Murmuré, encogiéndome de hombros. Ella soltó una risita y tomándome del brazo me hizo seguirla de regreso al establecimiento. Sin embargo, al pasar junto al tipo, no pude resistirme en patearle el culo. 

—Deja ya al pobre imbécil —Comentó mi chica con voz suave—Mejor vayamos al bar, te has ganado una cena de agradecimiento. 

¿Cena de agradecimiento? No me jodas. 

—Aura, yo no quiero una cena gratis, te quiero a ti. 

Ella detuvo su camino y se quedó de pie frente a mí liberándome de su agarre, mientras que yo me mantenía inmóvil contemplándola.

No podía juzgar del todo al tipo de antes, esa chica era una maldita belleza y su delicioso cuerpo apenas cubierto por ese excitante y corto vestido sólo volvía más infernal la tarea de resistirse a ella. 

—¿A mí? —Preguntó finalmente a la vez que se giraba para mirarme, yo asentí mientras fijaba la mirada en su hermosa y celeste mirada apenas iluminada por la tenue luz del alumbrado público. —¿Qué es lo que quieres de mi precisamente? 

Tus labios, tu coño, tus tetas, tus piernas, tu hermoso culo. 

—Todo, absolutamente todo. —Respondí y ella soltó un suave suspiro para después cruzar sus brazos frente a sus preciosas tetas, inevitablemente fijé la mirada en ellas. 

—Si follamos, me dejarás en paz ¿Cierto? 

Me encogí de hombros, no prometía nada. 

—Tal vez.

𝕮RIMINAL. ᴠᴏʟ. ɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora