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—Joder, Ethan ¿En qué mierda estabas pensando? —Preguntó Nick mientras terminaba de suturar mi herida y rociaba la zona con un spray desinfectante. Yo solté un gruñido, apretando los dientes por el dolor.

—Cumplir con mi maldito trabajo ¿Qué no es obvio? —Solté con amargura, mientras mi compañero bufaba y daba una palmada a mi vientre, culminando así su labor como mi enfermero personal.

Seguía sin comprender cómo es que había bajado la guardia a tal punto de permitirle al ahora difunto Jesse herirme. Tan simple que hubiese sido atravesar su puto cráneo con una bala. Un disparo limpio en la frente y sus sesos habrían quedado hechos mierda. 

Sin embargo, la situación se complicó sobre manera, sobre todo con el exagerado número de escoltas que trabajaban para él. Y, luego de ser testigo de sus enfermos pasatiempos, la necesidad de acabar con esa escoria con mis propias manos había sido más grande que mi puto sentido común.

Ningún niño merecía vivir el infierno que ese enfermo hacía pasar a todos aquellos desafortunados que caían en sus manos. Esos pequeños tenían que estar jugando, aprendiendo y preparándose para enfrentar este maldito mundo al crecer. No tenían porqué ser el puto entretenimiento de ningún trastornado, mucho menos, su maldita satisfacción sexual.

—Entonces, dejando de lado el hecho de que te perforaron el estómago… ¿Estás bien? —Preguntó mi compañero, no pudiendo ocultar la preocupación en su voz. Me limité a asentir, cubriéndome los ojos con el ante brazo.

—¿Seguro?

—Ya te dije que sí.

Nick suspiró, colocando algunas gasas para cubrir mejor mi herida y luego se incorporó, peinando mis mechones con sus dedos hacia atrás, mientras que Max, nuestro nuevo perro, dormía plácidamente en uno de los sillones.

—Sabes que tu vida es mil veces más importante que la de tus presas, nunca tienes que olvidarte de eso.

—Cierra ya la maldita boca —Gruñí, tomando uno de los cojines para cubrirme el rostro con él —Mejor déjame solo, necesito dormir.

—No pienso dejarte solo. —Expresó Nick y lo escuché deambular por la sala, hasta que los sonidos de sus débiles pasos fueron opacados por el rechinar del sillón, también distinguí el andar de Max, quien seguramente despertó y lo siguió en busca de mimos—Estás vulnerable, mi deber como tu amigo es cuidar de ti.

—No somos amigos.

—Repítelo hasta que te lo creas.

Solté un bufido y me incorporé con brusquedad, sintiendo como mi herida se abría, seguido de un dolor agudo y punzante. Rápidamente cubrí la zona con mi mano, ejerciendo más presión de la necesaria.

—No somos amigos, nunca lo has sido y jamás lo serás —Mascullé entre dientes, clavando mi molesta mirada en la de Nick. Éste soltó un bufido, meneando la cabeza de lado a lado.

—Tal vez no me consideres tu amigo, pero tú eres importante para mí ¿Entendiste? —Se cruzó de brazos y enarcó una ceja, mientras que yo rodaba los ojos.

—Tú lo que quieres es que te folle.

—Eso es cosa aparte.

𝕮RIMINAL. ᴠᴏʟ. ɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora