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¿Cómo era posible sentirme tan malditamente vivo cuando estaba con ella? Era casi como si hubiese encontrado a mi igual o mejor dicho, a la mujer indicada para mí

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¿Cómo era posible sentirme tan malditamente vivo cuando estaba con ella? Era casi como si hubiese encontrado a mi igual o mejor dicho, a la mujer indicada para mí.

Aura no solo era jodidamente hermosa y poseía un cuerpo asombroso. Sino que, su enigmática personalidad me tenía de rodillas a sus pies. 

Por un lado, podía ser la mujer más fuerte y decidida que jamás huebiese conocido antes. Capaz de aruñar a cualquiera que se atreva siquiera a ofenderla o intentar herirla. Pero por otro, podía ser tan tierna, frágil y vulnerable, que la necesidad de protegerla de todo y de todos era mucho más grande que mi razón.

—Ethan... —susurró mi chica con voz jadeante, mientras sus hermosos ojos azules lucían cada vez más dilatados, observándome.—¿Por qué tienes que besar tan bien?

—Lo dice la que ya me la puso dura.

—¿Qué? —parpadeó una, dos veces y en cuanto presioné mi erección contra su pelvis, liberó un suave aunque excitante jadeo. —Mierda... No me tortures así.

—¿Soy una tortura para ti?

—A veces.

Sonreí victorioso, posando mis labios sobre la blanca piel de su cuello, comenzando así un lento recorrido hasta su escote. Ella suspiraba, se removía y tiraba de mi cabello en busca de algún tipo de escape, alentándome a continuar.

—Ethan... Por favor.

—¿Qué pasa, bonita?

—Estamos en la sala y...

—¿Y?

—Acabas de ducharte... —sus manos descendieron por mis hombros, deteniéndose justo sobre mi pecho. —No quisiera ensuciarte de nuevo.

Bien, aquello sí que me robó una risotada.

—¿Te han dicho que tus excusas son realmente estúpidas?

—Lo dice el señor "tengo un departamento de lujo y despilfarro dinero que gano como tatuador"

—Hey, yo nunca he puesto excusas para no follar.

—¡No desvíes el...! —volví a besarla, invadiendo su parlanchina boca con mi lengua. Al instante, ella gimió.—Ethan... 

—Solo pídemelo, carajo.

—Cierra la boca. —dijo en un susurro, pasando su lengua entre mis labios con provocación. —Y fóllame... Ahora.

De repente, la atmósfera se volvió demasiado intensa entre los dos. Nuestras bocas se unieron en un caliente beso, con nuestras lenguas acariciándose en lo que parecía una batalla por quien tomaba el control. Sobra decir que mi victoria fue más que aplastante, sobre todo en el momento en que mi chica comenzó a gemir cada vez más audible y agudo, restregándose deseosa contra mi.

𝕮RIMINAL. ᴠᴏʟ. ɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora