Como asesino a sueldo, él no conocía los límites, hasta que la conoció a ella.
Cada noche, Ethan Price ocupa la misma mesa de siempre en un bar de carretera. Debido a su carácter, Aura Hughes es la única mesera que se atreve a atenderlo. ¿El detalle...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En el momento en que sus labios besaron los míos, supe que era cuestión de tiempo para perder el jodido autocontrol.
La calidez de sus manos recorriendo mi espalda me sorprendió, sobre todo cuando sus dedos se filtraron por debajo de mi playera, acariciando directamente mi piel. Su tacto era suave, pausado y casi delicado, lo cual sin duda me dejó pasmado por un momento.
Ese no era mi estilo y tenía que dejárselo claro.
—Mierda, Aura. —Susurré y, con un rápido movimiento, apoyé el peso de mi cuerpo sobre uno de mis brazos, sujetándole el rostro con mi mano libre, apartándome lo suficiente para mirarla.
Sus ojos me miraban de una forma encantadora, sus mejillas lucían rojas por el rubor y sus labios brillaban por la humedad de nuestras salivas. Sonreí al ver su expresión confusa, luego metiendo mi lengua dentro de su boca para saborear la de ella.
Al instante, Aura gimió y ese sonido ahogado bastó para que mi verga se apretara aún más dentro de mis prendas.
Joder... Necesitometérseladeunabuenavez.
Solté su rostro y recorrí su silueta, rodeando su pequeña cintura con mi brazo, acercándola a mi cuerpo con posesión. Sí, quería follármela como llevaba imaginándolo en mi cabeza desde la primera vez que la ví. Aunque también, quería prolongar aquello el tiempo que fuese necesario, pues, luego de esa noche, pensaba cumplir a mi promesa.
—Ethan... —su voz jadeante invadió mi canal auditivo en cuanto nuestras bocas se distanciaron. Ese tono dulce y seductor, fue una sinfonía más que perfecta para mis oídos.
—Dime...
—Quítate la maldita ropa, joder.
Sonreí, lamiendo su mentón en descenso hacia su cuello, dando suaves mordiscos a su piel.
—Veo que de verdad tienes prisa por acabar con todo esto. —dije en un tono bajo y me vi obligado a levantar la pelvis en cuánto las traviesas manos de mi chica buscaron con desespero mi cinturón.
De forma hábil se deshizo del mismo, pasando a desabrochar mi pantalón para después bajar el cierre y tirar de la prenda en descenso por mis piernas, dejándome así con el culo apenas cubierto por el bóxer, mismo que de inmediato capturó con ambas manos, apretándolo.
—Cierra la boca ¿Quieres? —musitó entre jadeos —Solo follame y sal de mi vida de una vez por todas.
—Curioso. Quieres que salga de tu vida... Pero también que entre en ti.
—Joder, Ethan.
Sus piernas se abrazaron a las mías, pasando los talones por detrás de mis muslos, provocando así que mi pantalón bajara hasta mis pies. No me costó mucho trabajo deshacerme de las botas y, pataleando un poco, logré que la prenda cediera hasta caer de la cama.
