Capítulo 3

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-Todo el mundo sabe que las de Toya san son rosadas, todo el tiempo, no importa cuando mires. – dijo un chico frente a otros dos, quienes también reían con él. Eran esa típica clase de chicas que se divertían acorralando a las chicas como verdaderos pervertidos. – De que color crees que son los de ____ chan.

-Oh, no lo había pensado. – dijo el chico frente a él. Los tres se voltearon a ver a la pelinegra, quien estaba parada junto a una amiga mientras veían una revista todas juntas. – Nunca hemos visto las de ____ san, ella siempre se sientas con las piernas muy bien cerradas.

-Pero tenemos una forma. – dijo el chico que faltaba por hablar y este sacó un pequeño cartonero de su bolsillo, y cuando salió a caminar hacia el pasillo, con el cartonero, rompió la falda de ____, en un corte diagonal, sobre su glúteo derecho. Ella enderezó su espalda, cubriéndose como acto reflejo, y alcanzó a ver como el chico guardaba su cartonero en el bolsillo.

Y pues, decidió practicar las patadas de Sai, y resultaron ser lo suficientemente útiles para mandarlo a suelo, el chico intentó agarrarse del cabello de la chica, pero solo logró deshacer su trenza, lo que solo la hizo enojar más. Ella olvidó por completo su falda, se descubrió y golpeó al chico, quien aún estaba en el piso.

-_____ se está peleando, hay que ir a ver. – dijo una chica, pasando por el comedor y llamando a sus amigas, todas se levantaron rápidamente, y Draken, quien estaba en el lugar junto a Mikey, no pudo evitar seguirlas inmediatamente, ambos cruzaron el jardín, pero cuando llegaron al lugar, la pelea ya había acabado, o estaba acabando al menos.

Mitsuya estaba pasando por el lugar, y cuando se dio cuenta de la falda rota de ____, lo primero que hizo, fue entregarle su chaqueta, que era mas grande y Holgada, para que tapara su falda rota, entonces ella volteó a mirarlo con los ojos llorosos y él se la llevó por el pasillo tomándola de la muñeca mientras ella intentaba no llorar en público.

-¿Acaso viste eso? – dijo Mikey, pero Draken solo se apresuró a llegar hasta donde el tipo estaba en el suelo, siendo auxiliado por sus otros dos amigos, quienes se congelaron al ver a Draken así de molesto y a Mikey con una sonrisa sombría. – Se equivocaron de chica, idiotas.

- Muy bien, aquí puedes llorar en paz. – Por otro lado, ____ y Mitsuya estaban llegando a un aula, en la cual entraron rápidamente y el chico cerró la puerta a sus espaldas, bastante molesto, a pesar de la suave voz que salía de su boca, al intentar consolar a la chica. Ella se sentó en una silla, vacía del lugar. En el lugar, solo estaban ellos dos, era del club de diseño en el cual estaba Mitsuya y tenía acceso cuando quisiese, pero aquella solo se utilizaba en las tardes, o en eventos especiales donde se requiriera. El chico se puso de cuclillas frente a ella, apenado. – Lamento que hayas pasado por eso. Si quieres, puedes cubrirte con la chaqueta y darme tu falda para arreglarla ahora mismo.

Ella solo obedeció sin protestar, mientras intentaba hacer que las lágrimas dejaran de salir de sus ojos. Mitsuya se volteó para evitar accidentes y cuando ella le entregó su falda, él se dirigió inmediatamente a coserla, en lo que fue bastante rápido, y volvió con ella, ella puso nuevamente su falda donde debía, pero aún estaba llorando, el chico la miró apenado.

Realmente detestaba pensar que sus hermanas después, se enfrentarían a cosas como esas, detestaba que las chicas solo por ser chicas, estuviesen expuestas a estupideces como esas, pero de seguro ella también estaba harta, así que realmente no valía la pena decirlo.

-Tu... podías... - dijo ella tratando en lo posible de no llorar. Al escuchar que le hablaba, él se puso de cuclillas inmediatamente para poder escucharla con claridad. – Yo traía... una trenza cuando llegué a la escuela... intenté rehacerla, pero no puedo hacer trenzas por mi propia cuenta, lo intenté un rato, pero es inútil, y bueno... mi papá tardó una hora en hacerla... es solo una simple trenza, pero es importante... el se pondrá triste si hoy voy a tocar sin la trenza...

-Está bien, yo lo haré. – dijo el chico levantándose y dirigiéndose hacia detrás de la chica. Esta se quedó quieta mientras él tomaba su cabello para comenzar a peinarlo con sus dedos, sabía hacer esas cosas para arreglar a sus hermanas, y le sorprendía bastante que ella no supiera como hacer incluso una simple trenza, sin embargo, no dijo absolutamente nada, no quería tocar un tema que pudiera ser sensible accidentalmente sabiendo que su estado de ánimo ya no era el mejor.

Cuando él terminó, ambos chicos se levantaron de donde estaban sentados y ella limpió su cara húmeda para salir del aula. Mitsuya cerró el lugar con llave para que nadie pudiese entrar y luego se miraron entre sí, el chico miró la hora en su teléfono y aún faltaban veinte minutos para que el descanso se acabara.

-Vamos al jardín, no veas tan pronto a esos idiotas. – dijo el chico y ella solo lo siguió hacia el exterior, se sentaron en una banca en la cual podían ver como otros chicos jugaban basquetbol en la cancha al aire libre, ella soltó un suspiro entonces, llamando la atención del chico. – ¿Te sientes mejor?

-Mucho mejor, gracias Mitsuya kun. – dijo ella con una sonrisa aliviada, el chico soltó una sonrisa también, tranquilo porque ella ya se sentía en paz, o al menos, mejor que antes. – Eres realmente un super héroe.

-Si, lo soy. – dijo él haciendo a la chica soltar una risa en forma de bufido y el soltó una leve sonrisa torcida, ambos se quedaron callados después de eso, pues, Mitsuya sentía que lo único que debía hacer en ese momento era escucharla, pero ella no decía absolutamente nada. Él entonces la miró y ella tenía la cara un poco colorada.

Cómo no iba a estar avergonzada, si cada persona que pasaba se le quedaba viendo. Además, estaba sentada junto a un espécimen increíblemente atractivo con ojos y cabello maravilloso, y no solo eso, si no que él la había salvado de una situación embarazosa, había cocido su falda y encima había peinado su cabello, él definitivamente fue algo como un príncipe en su vida pasada ¿cómo podía el ser tan...lindo?

Ella sacudió la cabeza regañándose a si misma en silencio por las cosas que estaba pensando sobre el amigo de su ex novio, si, era guapo, pero claramente no era momento de pensar en ello. Incluso él se notaba bastante molesto por lo que acababa de pasar y ella pensando en el atractivo de su rostro.

El chico la analizó pro un momento, parecía estar en las nubes, el Alaska, en Islandia, pero definitivamente no estaba allí. Su cara estaba sonrojada mientras miraba el cielo, casi embobada y a veces fruncía el ceño, como si estuviese teniendo una pelea consigo misma en su interior.

-____. – dijo el chico despertándola y ella entonces lo miró impresionada. – ¿Estás segura que estás bien?

-Si, gracias. – dijo ella y entonces el timbre sonó. Ambos se levantaron de donde estaban sentados y se dirigieron al aula de la chica, adentro estaban los tres chicos golpeados, incluido el chico que había roto su falda, y ella supo inmediatamente que había sido obra de Draken. Ella se comenzó a quitar la chaqueta para dársela a Mitsuya, pero este la detuvo y la acomodó sobre sus hombros, ella lo miró confundida.

-Quédatela, nadie te molestará si te ve con esto. – dijo él con una sonrisa y luego se despidió con la misma expresión. – Yo tengo otra, nos vemos.

-Gracias de nuevo, Takashi kun. – dijo ella con una sonrisa y este abrió los ojos de golpe al escuchar su primer nombre, ella entonces tapó su boca e hizo una pequeña reverencia al ver la reacción del chico frente a ella. – Lo siento, Mitsuya kun, adiós.

-Takashi... kun... - dijo él mientras caminaba por el pasillo recordando como ella lo había dicho, mientras su rostro se sonrojaba y su cabeza estaba repleta de pensamientos sobre ella, y finalmente llamándole por su nombre, lo que sonaba realmente lindo viniendo de ella, simplemente no podía soportar algo como eso.

-Oi, Mitsuya. – dijo Draken acercándose al chico con una sonrisa pícara. – A donde te llevaste a ____ todo el descanso, te atrapamos.

-Incluso ella tiene tu chaqueta de la pandilla. – dijo Mikey divertido y pícaro, Mitsuya los miró mal, pero simplemente siguió caminando, tratando de no recordarla llamándolo por su nombre, pero fue completamente imposible y un sonrojo leve se escapó en sus mejillas, sorprendiendo a Mikey y haciéndolo dar un pequeño salto. – Estas sonrojado, eso tiene que significar algo.

-Estoy de acuerdo. – dijo Draken con una sonrisa, pero Mitsuya seguía caminando, esta vez un poco mas rápidamente. – Oye.

-Ya déjame. 

FORGIVE [Mitsuya Takashi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora