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{Junio 2013}

—Estás jodiendo.

—Nop. Eso es lo que quiero que hagas; roba el termo al chico zanahoria — esbozó una gran sonrisa maléfica, y su amigo seguía con poder creerlo.

Vale, entre ellos se jugaban bromas pesadas, se insultaban, se daban uno que otro golpe, y se la vivían apostando, desafiando al otro por mera diversión. Pero era la primera vez que alguno de los dos proponía una apuesta que involucrara a un tercero. Taehyung se sentía realizado, porque estaba seguro que Jungkook se acobardaría y cedería, por primera vez. Lo que significaría que él sería el vencedor, y podría burlarse de la cobardía de su mejor amigo.

Jungkook no podía cerrar la boca, aún procesando la oferta. Y es que era estúpido. Aunque para cualquiera, todas sus apuestas serían estúpidas, por ejemplo, bañarse en aceite y harina. O broncearse con lentes, terminando como mapache. O teñirse el pelo rosa... Jungkook no estaba feliz con el resultado, pero una apuesta era una apuesta, y se negaba a perder ante Taehyung. Era cuestión de honor. Sin embargo, esto era algo completamente diferente. "El chico zanahoria", como había dicho su amigo, era un chico de la misma universidad, pero de otra carrera (no sabía de cuál), y con quien nunca había cruzado un saludo siquiera. Pero no era difícil reconocerlo con esa cabellera tan peculiar. Así que no era posible simplemente acercarse y arrebatarle el termo.

—¿Qué tienes en la cabeza? ¿Cómo quieres que robe?

—Es sólo un tonto termo, Jungkook — rodó los ojos, quitándole cualquier atisbo de importancia al asunto —. De seguro ni le afectará demasiado. Apuesto que mañana llega con otro termo para el café y listo.

Aunque tenía cierto sentido, Jungkook no estaba seguro. Robar quizás sobrepasaba los límites de cualquier apuesta o broma. Además, seguiría topándose con el chico zanahoria en los pasillos de la universidad, ¿y qué iba a hacer entonces? No quería armar un lío sin sentido.

—No tiene sentido.

—¡Claro que lo tiene! Será divertido — rió Taehyung —. No seas gallina, Jungkook. O ya sabes..., tendrás que pagar 55.000 wones en compensación.

—¡Ni loco!

—Entonces, ¿qué? ¿Lo harás?

Jungkook bufó, completamente indignado.

—Estoy obligado... No quiero pagarte ni un mísero won.

—Hey, nadie te obliga a apostar con el maestro — Jungkook rueda los ojos.

Y aunque se veía molesto, también se sentía preocupado. Se sentía en medio de una misión suicida, pero qué le iba a hacer. No podía permitirse perder. Él nunca perdía. No, señor.

—Maestro ni que nada — se quejó el pelirosa —. Te demostraré que no debes meterte conmigo.

—Veamos de qué eres capaz — lo retó con una risa, sintiéndose seguro que su amigo ni loco cumpliría con el desafío. Oh, pero qué equivocado estaba. Jungkook no perdía ante nadie. Y ésta no iba a ser la excepción.

—Mírame, chico bonito.

Jungkook llevó su mirada desde su mejor amigo a su objetivo; el chico zanahoria. Éste se encontraba sentado en un banquillo junto a una mesa de madera en el patio de la universidad, conversando con sus amigos. Los tres chicos bastante relajados, ignorando el alrededor. Y sobre la mesita, el dichoso termo, celeste con flores blancas y amarillas, ridículamente feo a su parecer.

Suspiró, cubriendo su cabello con la capucha y se echó a correr.

Todo ocurría bastante rápido, y no podía creer que de verdad lo estuviera haciendo. Pero ya no se podía dar marcha atrás. Había agarrado vuelo, sus piernas parecían moverse por sí solas. La piel de su rostro sentía el roce del viento y su corazón estaba agitado.

Tan rápido como un suspiro, llegó al objetivo y lo tomó firme con una mano. Se lo acercó al pecho, para que no cayera y siguió corriendo. No importaba a dónde, pero necesitaba alejarse. Él pensaba que una cuadra de distancia sería suficiente para estar a salvo, pero no consideró que el dueño del termo saldría corriendo tras él. Y no se habría percatado, de no ser porque le gritaba que se detuviera.

—¡Eso es mío, maldito imbécil! — escuchó a su espalda.

Jungkook tuvo que esquivar a tres chicos que estaban comiendo hot dogs en el local de la esquina, donde él mismo comía más de una vez al mes por falta de dinero. Era un clásico entre los estudiantes de varias instituciones del sector.

No había recorrido mucha distancia, pero le dolía el costado derecho del torso y le faltaba un poco el aire. Quería detenerse, pero el chico que lo perseguía no parecía tener intenciones de rendirse.

—¡Lo lamento, lo lamento! ¡Juro que soy buena persona! — gritó, dudando que el otro lo escuchara, pero quería librarse de la culpa.

Apretó más el agarre del termo contra su pecho. Sus piernas dolían, a pesar de estar acostumbrado al ejercicio. Y la garganta se sentía áspera, como si estuviese comiendo una lija. Entonces supo que su cuerpo ya no daría más.

Quizás el cansancio o el arrepentimiento encendió una ampolleta sobre su cabeza, dándole la idea de arrojar el termo al suelo. Estaba seguro que haciendo eso, acabaría la persecución.

Y por supuesto que así fue.

El chico zanahoria se detuvo para tomar su objeto robado, en medio de insultos que Jungkook no pudo distinguir, porque no se detuvo. Con sus últimas fuerzas siguió corriendo hasta estar lejos de todo. Cuando ya no vio más estudiantes del barrio universitario, se detuvo por fin. Cayó al suelo de rodillas. Le dolió un poco, pero ni se comparaba con el malestar que tenía en el pecho y en la garganta. Y ni hablar de los músculos de las piernas, y los pies. Estaba hecho mierda. Pero aún así revisó su celular cuando sintió la notificación de un mensaje.

Taehyung:

No puedo creer que te haya seguido jaja

Jungkook:

Jódete

En serio jódete mucho









Si alguien llegó hasta aquí, muchas gracias por leer.

Y feliz cumpleaños, Jungkookie! 💖

xx;

「My blood & tears 내 피와 눈물」 ✨ JIKOOK ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora