「My blood & tears 내 피와 눈물」 ✨ JIKOOK ✨

40

La sensación con la que Jungkook despertó fue grandiosa, como si hubiese dormido 12 horas entre las nubes. Fue ése el motivo por el que despertó en calma y sin cansancio.

Maravillado, dejó escapar un bostezo sonoro, sin preocuparse siquiera de cubrir su boca. Se sentía como en pleno día feriado, luego de haberse agotado por completo.

«¿Dormí desnudo? Qué obsceno de mi parte», pensó al sentarse en su cama y notar que la única tela que lo cubría era la sábana.

Mientras pasaba una mano por su cabello, se percató que su ropa se encontraba regada por toda su habitación, lo que no tendría sentido, pero...

—¿Fue real? — abrió los ojos a su máxima capacidad y entonces recordó.

Jimin.

Jimin abrazándolo en su cama.

Jimin desnudo.

Jimin gimiendo.

Jimin, Jimin, Jimin.

A pesar de encontrarse en una neblina por estar recién despertando, podía recordar la sensación de tenerlo contra su cuerpo. Bajo él. Fue delicioso. Asombroso. Su cuerpo inmediatamente empezó a reaccionar ante las imágenes de tanta piel desnuda y expuesta, a su disposición, como si aún pudiese sentirla en su lengua.

¿Pero dónde estaba el rubio ahora?

Hubiese tenido un momento de histeria, de no ser por el sonido de la puerta principal, a modo de respuesta. Jungkook se levantó rápidamente, se cubrió con un bóxer y fue a comprobar si Jimin estaba llegando o yéndose.

Para su fortuna, Jimin estaba llegando con dos cafés en una mano, en una bandeja de cartón, y una bolsa de papel en la otra, probablemente con comida.

—Fui por desayuno — informó, cautelosamente evitando mirar al pelinegro —. ¿Quieres que te lo lleve a la cama, o prefieres comer aquí?

«Donde sea que vayas a estar tú», fue su primer pensamiento, pero intentando no sonar desesperado o empalagoso, respondió: —en el comedor estaría bien — Jimin asintió —. Iré a vestirme.

A Jungkook no le avergonzaba su cuerpo, y no tenía nada que Jimin no hubiese visto antes, pero no quería dejar en evidencia su creciente erección. Lo que menos buscaba era generar incomodidad adicional al ya incómodo momento.

Cuando estuvo con su pijama, volvió al comedor. Jimin lo esperaba a la mesa, con el desayuno servido. Y no fue de sorprender que recordara todas sus preferencias alimenticias. Lo notó al encontrarse con un sándwich tostado y relleno con omelet. A diferencia de Jimin, quien sólo tenía un waffle con sirope.

—Gracias — fue lo único que pudo decir al sentarse frente al silencioso hombre con el que compartió cama la noche anterior.

Y por ese mismo motivo, tenía tantas cosas que quería decir y preguntar, pero no estaba seguro de que estuvieran ahí. Ni siquiera sabía si estaban en la misma página por lo ocurrido. Pero no dejaba de pensar en la forma en que Jimin lo miró anoche; con ojos cargados de deseo, mientras él le acariciaba el pecho, sintiendo su calor corporal, buscando malestar. Tampoco se imaginó la pasión en cada beso. Definitivamente, fue compartida.

Tendría que dejar de pensar en aquello, o la erección no lo iba a abandonar.

Por otro lado, se sentía inseguro como nunca antes. Y el silencio de Jimin no ayudaba exactamente.

Fue la ansiedad la que lo hizo confesar: —pensé que te habías ido.

Jimin detuvo su masticar y lo miró aturdido por la sorpresa.