Epílogo

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—Estás jodiendo — graznó Jungkook, con la voz ahogada.

No podía ser que Taehyung realmente lo estuviera desafiando con aquello. Pero el hombre con aquella sonrisa cuadrada le confirmó su temor: —Nop. Eso es lo que quiero que hagas.

Todos se encontraban en Busan, disfrutando del mar en la playa Haeundae. Felices, rodeados de una grandiosa vista, con buena comida y compañía. Entonces, ¿para qué arruinarlo? Porque Jungkook estaba seguro que era una mala idea cumplir con el desafío propuesto por Kim Taehyung.

—A ver si entiendo — quiso aclarar, porque en su mente no terminaba de procesar —. Quieres que vaya con ese balde con agua de mar y apestosas algas, y lo vierta sobre Yoongi —. Taehyung asintió con movimientos energéticos. Se veía entusiasmado, el imbécil —. ¡Me va a patear el culo! ¡¡Me va a querer matar!! — se quejó, desesperado porque su amigo no veía la magnitud del desastre que estaba creando. Sino que tuvo el descaro de dejar salir una carcajada.

—Gallina.

Jungkook bufó, cruzándose de brazos.

—Tendría que estar loco para hacerlo. O me tendrías que ofrecer un millón de wones.

—Mejor que eso, de hecho — se acercó un paso a Jungkook —. Seré tu esclavo personal por 24 horas. Haré todo lo que me pidas. Y no importa si estoy cagando, o durmiendo o haciéndole el amor a Hana, tendré que cumplir con lo que pidas.

Ya tentado con esas palabras, el pelinegro alzó una ceja. —¿Y si te pido que me limpies el culo, al ir al baño?

—Lo haré — Taehyung se encogió de hombros —. Te pondré el condón antes de follar, incluso.

Eso realmente no sería necesario, pero Jungkook pudo notar que su amigo hablaba en serio. Era una locura, pero de verdad iba en serio.

Quizás ambos habían perdido la cabeza, porque se encontró aceptando.

El día anterior, tuvieron otro desafío. Jungkook instó a Taehyung a beber agua de cebolla sin hacer ninguna mueca. Lo logró sólo un poco... y el castigo había sido una patada en el trasero por todos sus amigos. Habrá sido una estupidez de adolescentes que ya no eran, claramente, pero este nuevo desafío iba más allá. Min Yoongi no los iba a perdonar. Jungkook temía por su vida, pero lo haría por su orgullo. No se iba a acobardar. Sólo fue a despedirse de su novio, con un fuerte abrazo y un gran beso. Le dijo que lo amaba, y que le cedía todas sus posesiones personales.

—Es tan exagerado — se rió Taehyung.

—Es hombre muerto — dijo Hana entre dientes —. No deberían hacerlo.

—No te preocupes. Jungkook puede correr más rápido que Yoongi.

—Pero de todas formas debe volver al hotel.

A pesar de tener opiniones diferentes, la pareja se quedó en silencio, viendo cómo Jungkook se acercaba por la espalda de Yoongi con el apestoso balde rojo, lleno de agua de mar, algas, y una que otra concha.

Se formó un silencio sepulcral, a pesar de estar al aire libre. Muchos ojos siendo testigos del momento exacto en que Jungkook cumplía el desafío a la perfección. Y, como broche de oro, cubriendo la cabeza de Yoongi con el balde, ocultando de ese modo la expresión de furia, que seguramente surgía en el pálido rostro.

Sin desperdiciar un segundo, comenzó a correr por su vida. No importaba a dónde se dirigiera, sólo corrió sobre la arena caliente, todo lo que sus piernas le permitieran.

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Una semana antes de su viaje a la playa.

「My blood & tears 내 피와 눈물」 ✨ JIKOOK ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora