「My blood & tears 내 피와 눈물」 ✨ JIKOOK ✨

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Panorama de ese viernes: ir al centro comercial para realizar una visita muy especial al llamativo y popular local de cupcakes. "Lil' cupcake's house". Un lugar que se diferenciaba de cualquier otro local de pasteles, porque parecía creado por duendes sobre un arcoíris. Todos los trabajadores atendían al público con una gran sonrisa todo el tiempo. Y sus uniformes constaban de una camisa celeste y una boina del mismo color. Y como la guinda de la torta, la figura de un cupcake tridimensional de algún material ligero sobre la boina, para que ésta no perdiera la forma.

Además de los trabajadores felices, el local estaba decorado con colores pasteles. Celeste en su mayoría. Globos inflados con helio en el techo, guirnaldas de banderines rodeaban las paredes, y un gran cuadro con lindas letras en manuscrita cursiva, que mostraba la frase "Heaven is a place with cupcakes", detrás de la caja registradora. Junto a dicho cuadro, había otros dos, con el listado de productos y precios.

Y este mágico lugar expulsado del estómago de un unicornio era el lugar donde Min Yoongi trabajaba los fines de semana, feriados, y algún que otro viernes. Este viernes, por ejemplo, que no tenía clases. Cinco chicos realizaron una visita sorpresa porque sería divertido, por supuesto. Jimin los alcanzaría luego, ya que sus clases terminaban más tarde.

En el gran mesón con protección de vidrio, para que los clientes pudiesen conocer la variedad de productos. Ahí, un amable chico de rubia cabellera les sonrió y saludó.

—¿En qué puedo ayudarles, chicos?

Seokjin había invitado y, por lo tanto, él eligió el sabor de los cupcakes para cada uno. Además, les compró un café para acompañar el pastel.

—Oh, Y pídele a Min Yoongi que nos lleve el pedido a la mesa, por favor — sonrió al recibir la boleta de la compra. Dio media vuelta, y se fue a sentar con los demás.

—Ésta es la mejor idea que has tenido, Jin — bromeó Jungkook.

—Siempre tengo buenas ideas, querido. Pero a veces eres un poco lento, y no eres capaz de notarlo.

Jungkook le dio una mirada fea a Seokjin en respuesta, pero sus pedidos llegaron. Y la atención de los cinco chicos se dirigió a Yoongi, con una bandeja con cupcakes, y una mueca que pretendía ser una sonrisa.

—Sus cupcakes han llegado. ¡Son de otra galaxia! — recitó su diálogo, sin emoción alguna en su voz y en su rostro. Ya estaba acostumbrado a repetir las frases que la tienda había establecido como parte del trato amable y cariñoso. Y a veces lo lograba sin mucho esfuerzo. Pero atender a sus amigos no era parte del plan. Y por supuesto que lo odiaba —. De inmediato traigo sus cafés — hizo una pequeña reverencia y se retiró.

Los chicos sentados a la mesa intercambiaron miradas por un instante, antes de dejar escapar carcajadas que resonaron por todo el lugar. Y no cesaron hasta que Yoongi volvió con una bandeja con sus cafés en vasos de cartón de color blanco, con un aro de cartón celeste con una carita tierna y sonriente en el centro, para no quemarse las manos.

—Disfruten sus cafés — habló a regañadientes.

—¿Son de otra galaxia?

—¿El azúcar es polvo de estrellas?

—¿Por qué todos tus compañeros sonríen pero tú no?

Yoongi fingió una risa, agitando exageradamente los hombros, ante las bromas de sus amigos. Y con el dedo medio de su mano derecha, se rascó sutilmente el borde interior de un ojo.

—Son hombres muertos.

—Te vinimos a ver, Yoongi bebé — actuó dramáticamente Jin, su especialidad —. No sé por qué te ves de tan malhumor.