Laila Scamander Y Las Reliquias De La Muerte

3: Angustiosas horas

Me abrase al abrigo azul de mi abuelo y mi bolso, parándome un poco desequilibrada, vi a la Señora Weasley y a Ginny corriendo por los escalones de la puerta de atrás mientras Hagrid, que también se había derrumbado al aterrizar, se ponía laboriosamente en pie, Harry al mismo tiempo tambaleándose logro ponerse derecho.

—¿Harry? ¿Eres el auténtico Harry? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde están los demás?— gritó la Señora Weasley.

—¿Qué quiere decir? ¿Nadie más ha vuelto?— jadée.

La respuesta estaba claramente grabada en la cara pálida de la Señora Weasley.

—Los mortifagos estaban esperándonos, —le dijo Harry—. Nos rodearon en el momento en que despegamos... sabían que era esta noche... no sé que pasó con los demás, cuatro de ellos nos persiguieron, y todo lo que pudimos hacer fue huir, y entonces Voldemort dio con nosotros...

Note la súplica en su voz, suplicando que la mujer que tanto estimaba entendiera por qué no sabía qué les había pasado a sus hijos pero...

—Gracias a dios que tú estás bien, —dijo, empujándole a un abrazo, noté que Ginny no estaba sola, Fay estaba a su lado, y cuando nos vimos la una a la otra inmediatamente fuimos a abrazarnos con fuerza, luego abrase a Ginny quien noté temblaba en mis brazos, y es que todos sus hermanos a exepcion de Charlie, estaban desaparecidos, incluyendo su padre.

—¿No tendrás algo de brandy, verdad, Molly?—preguntó Hagrid—. ¿Por propósitos medicinales?

Podía haberlo convocado con mágica, pero cuando se apresuró a volver a la encorvada casa, note quería esconder la cara. 

—Ron y Tonks deberían haber vuelto primero, pero perdieron su Traslador, volvió sin ellos, —dijo Ginny señalando a una lata de aceite oxidada que descansaba en la tierra cercana—. Y ese, —señaló a una vieja zapatilla deportiva—. debería haber sido el de Papá y Fred, se suponía que serían los segundos. Hagrid y Harry son los terceros, —comprobó su reloj si lo consiguen, George y Lupin estarán de vuelta en alrededor de un minuto.

La Señora Weasley reapareció llevando una botella de brandy, que ofreció a Hagrid. Él la descorchó y bebió de un trago, pensé en tomar un trago cuando no estuvieran mirando pero yo no había sido la que me estaba jugando el pellejo allá afuera. Ojala lo fuera, así nadie estaría tan herido.

—¡Mamá! —gritó Ginny señalando un punto a varios pies de distancia.

Una luz azul había aparecido en la oscuridad. Se hacía más y más brillante, mi tío Remus y George aparecieron, girando y después cayendo, algo había ido mal. Lupin estaba sujetando a George, que estaba inconsciente y cuya cara estaba cubierta de sangre.

Todos corrimos hacia ellos, Harry agarró las piernas de George. Juntos, él y mi tío llevaron a George a la casa y atravesaron la cocina hasta el salón, donde le tendieron en el sofá. Cuando la luz de la lámpara cayó sobre la cabeza de George, Ginny jadeó y yo me puse una mano en la boca. Una de las orejas de George había desaparecido. El costado de su cara y cuello estaban empapados de una húmeda y sorprendentemente escarlata sangre.