Cuando abrí los ojos, sentí como si un edificio me hubiera caído encima, tenía en la garganta un sabor amargo pero debajo de mí habia algo suave y tibio. Abrí los ojos con cuidado me hallaba en la habitación que Fleur me habia dado cuando me habia quedado aquí con Ron. Estaba tal y como la deje solo que limpia, asumí que Fleur la limpiaba pero no inspeccionaba mis cosas. Pero lo mas importante era que descansando a mi lado estaba una gran y gorda bola de pelos de color negro, que cuando me vio con sus ojos azules, maulló;
— Hola, querida mocosa.
— ¡Presidente Besos!— quise sollozar, el gato quien no era muy afectuoso y en realidad solo quería que le dieran cariño a él, esta vez fue él quien se acerco a mi para hacerme cariño, ronroneó y restregó su carita contra mi mejilla, eso solo podía significar algo—. ¿Me veo tan mal?
El gato se detuvo.
— ¿Quién eres tu y que has hecho con mi ama para decir esto?
— Es cierto— me restregué los ojos con el brazo para evitar las lagrimas, le rasque detrás de las orejas. Todo esto era real, Bellatrix ya no me estaba torturando, Hermione ya no estaba siendo torturada, Voldemort no iba a venir por nosotros—. Por un segundo perdí la lucidez y olvide que para mi verse mal es algo físicamente imposible.
— ¿Como te sientes?— Presidente Besos preguntó.
— Mejor— no sabía si era verdad o me estaba convenciendo a mi misma—. ¿Sabes de Hermione?
— Se veía peor que tu. Y si fuera tú me sentiría mejor por eso.— mi gato me dio una mirada critica—. Tanto tiempo afuera y deberías broncearte un poco.
— Sip.—-hice un esfuerzo por sentarme en la cama con un gruñido, al menos ahora podia mover mi cuerpo, Castiel estaba durmiendo plácidamente en la mesa de noche con sus bracitos protectoramente alrededor de mi varita—. Allí esta esa mirada juzgadora tuya, Presidente Besos.
— De verdad Laila, yo era alto, bronceado, con una despampanante cabellera rubia y ahora.... mi mayor atuendo es el de pascua, trate de ser grunge como los niños de ahora pero...
Por mas feliz que estuviera de escuchar a presidente besos sobre su discurso de que los tiempos eran mejores antes y ahora solo el atún le hace sentir lo mismo y blablabla, la puerta se abrió desviando mi atención. Fleur estaba perfectamente peinada, traía un delantal sobre su vestido azul, y cuando vio que yo estaba despierta fue hacia mi y me abrazó con fuerza. Hice una mueca al sentir mis huesos removerse como si fuera una anciana; al parecer la maldición Cruciatus aun dejaba sus vestigios de dolor en mi cuerpo,
— ¡Oh Laila!— sonreí al notar que su acento francés no se había ido, sonaba aliviada.
— Estoy muy feliz de verte también— sonreí como pude tratando no pensar la cara de Bellatrix cuando me lanzaba el maleficio de tortura pero aun así me aleje de Fleur un poco rápido.
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Laila Scamander Y Las Reliquias De La Muerte
Fanfiction#7 «A matar a Voldemort» Las cacerías han comenzado en el mundo mágico. Laila Scamander junto con sus amigos tienen que abandonar sus hogares para comenzar la casi imposible misión de encontrar y destruir los restantes Horrocruxes; el secreto del po...