26: Separación

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Uno de los capitulos mas esperados, sobre todo por mi

Cuando ya no pude escuchar las voces de mi tio Ted ni de Dean, no pude evitar sentirme triste, quería seguir escuchando sus voces, alguien que no fueran mis tres amigos o Morgana, quería ir con Dean y mi tio, abrazarlos, decirles que estaba bien

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Cuando ya no pude escuchar las voces de mi tio Ted ni de Dean, no pude evitar sentirme triste, quería seguir escuchando sus voces, alguien que no fueran mis tres amigos o Morgana, quería ir con Dean y mi tio, abrazarlos, decirles que estaba bien. Sin embargo una vez ellos junto a los duendes y el otro hombre empezaron a subir, sus voces se perdieron y ya no hubo rastro de ellos

Enrollamos los Oídos Extensibles.  Ahora en mi mente se procesó la nueva información que acabábamos de oír. Harry balbuceó a mi lado;

— Ginny... la espada...

— Lo sé. —dijo Hermione.

Se abalanzó sobre el pequeño bolso bordado, esta vez hundiendo el brazo dentro de él justo hasta la axila.

— Aquí... lo... tengo... —dijo con los dientes apretados, y tiró de algo que evidentemente estaba en el fondo del bolso.

Paulatinamente, pudo verse el borde de un recargado marco de cuadro, este bastante pesado, por el fondo lo reconocí como el vacío retrato de mi ancestro, Phineas Nigellus, le apunté con la varita, lista para conjurar un hechizo en cualquier momento.

— Si alguien cambió la verdadera espada por la falsa mientras estaba en la oficina de Dumbledore — jadeó Harry que ayudaba a Hermione a cargar la pintura—. ¡Phineas Nigellus debería haber sido testigo, esta colgado justo al lado de la vitrina!

— A menos que estuviera durmiendo —dijo Harry,  mientras yo me sentaba en frente de la pintura, con mi varita aun bien en alto—. Er... ¿Phineas? ¿Phineas Nigellus?

Nada ocurrió...

— ¡Oye anciano!— le di unos golpecitos con mi varita al marco de la pintura haciendo salir algunas chispas, inquieta, las palabras de mi tío y los duendes aun grabadas en mi mente—. ¿Estas ahí?

— ¿Phineas Nigellus? —intento Hermione, esta vez con delicadeza al contrario de mi—. ¿Profesor Black? Por favor... ¿Podemos hablar con usted? ¿Por favor?

— Decir por favor siempre ayuda. —dijo una fría y sarcástica voz, y Phineas Nigellus se deslizó dentro de su retrato. Al instante, gire mi varita:

— ¡Obscuro!

Una venda negra apareció sobre los  ojos oscuros de Phineas Nigellus, provocando que se golpeara contra el marco y gritara de dolor, no pude evitar dar una risita ante esto. No podía evitarlo. Cada vez que un compañero se caía o se tropezaba por las escaleras en Hogwarts me reía detrás de la espalda de Harry para que no me vieran y se sintieran mal, pero es que ver como la gente se golpeaba me daba mucha risa.

— ¿Qué... cómo te atreves... quién eres?

— Lo siento mucho, Profesor Black,— dijo Hermione por mi—. ¡Pero es una precaución necesaria!

Laila Scamander Y Las Reliquias De La MuerteWhere stories live. Discover now