Me dolía la garganta, sintiéndola apretada, el roce fantasma de la mano en ella seguía ahí. Además me dolía entre los omoplatos como si me hubieran pegado con una sartén ahí. Abrí poco a poco los ojos, y con un gruñido puse una mano en alto tapándome de la luz cegadora. Había algo que me picaba en el cuello; era una hoja seca.
Vi adolorida a mi alrededor, tratando de sentarme con cuidado, oliendo la humedad del moho y tierra, escuchando un par de pájaros cantar. Estaba envuelta en un montón de hojas verdes y también amarillas y secas, estaba en un bosque tintado de verde y dorado. Me quite unas ramitas del cabello y abrí un poco mi abrigo para ver a un mareado Castiel viéndome curioso.
Sentí el alivio hacer mis piernas mas livianas cuando vi las figuras de Hermione y Harry.
Mi amiga apoyada sobre las manos y rodillas, junto a la cabeza de quien solo podía ser Ron. Me pare como pude, sintiendo la lengua seca como las hojas debajo mío. Y en cuanto mi mirada se posó en Ron; Lefay, los dementores, el guardapelo, Yaxley... todo se fue al olvido.
La sangre empapaba por completo el lateral izquierdo de Ron y su cara de color blanco grisáceo, destacaba sobre el suelo lleno de hojas. Rápidamente me puse a su lado, haciéndome el pelo a un lado siendo que se me caía en los ojos, para poder verlo mejor.
— ¿Qué le paso?— vi a Hermione, mientras le empezaba a poner las manos alrededor del cuerpo, palpando las heridas.
— Sufrió despartición— me explicó Hermione temblorosa con los dedos ya manchándose de sangre. La hice a un lado suavemente, mi amiga era terriblemente brillante y hábil, además de ser la mas inteligente de entre los cuatro. Pero yo me había pasado un año aprendiendo a curar de la mejor bruja en la historia de la sanación.
Abrí la camisa de Ron con las manos haciéndola jirones, hice una mueca al ver su
antebrazo, donde faltaba un gran pedazo de carne, sacado limpiamente como si se hubiera usado un cuchillo. Sentí como se me subía la bilis pero después podía vomitar todos lo que quisiera, él no podía esperar.Ron no paraba de temblar, sus ojos en blanco, parecía estar convulsionando pero solo se estaba desmayando del dolor sacudiéndose violentamente. Traté de controlar los latidos de mi corazón, sintiendo mi magia y la de Morgana avanzar de mis manos hasta la punta de de mis dedos, un calor viajando por mis venas.
Pensé en las noches en la sala común de Gryffindor, en la emoción del aire por cada partido de Quidditch, las resacas de desayuno después de una fiesta, en la calidez y el amor de mi vida. Murmuré las palabras del libro que me había hecho aprender de memoria y estaban escritas en mi cerebro como cien veces desde hace dos años. Hablaba tan rápido y en esa lengua antigua que ninguno de mis dos amigos me entendía pero se quedaban callados, dejándome trabajar.
Abrí los ojos, viendo como de los bordes de la carne cortada empezaba a parecer nuevo tejido, como piel nueva que empezaba a estirarse cubriendo el musculo, cicatrizándose, como si la herida tuviera varios días.
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Laila Scamander Y Las Reliquias De La Muerte
Fanfiction#7 «A matar a Voldemort» Las cacerías han comenzado en el mundo mágico. Laila Scamander junto con sus amigos tienen que abandonar sus hogares para comenzar la casi imposible misión de encontrar y destruir los restantes Horrocruxes; el secreto del po...