Incendio

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Estaba cepillando tranquilamente el cabello de mi caballo, cuando su alteza, el príncipe, se apareció frente a mí.
-Hola.
-¡Su alteza! Es un placer. -Dije haciendo una reverencia. -¿Qué lo trae por aquí?
-Al parecer es tan hermosa como decían los rumores. Tiene buenos modales y es hermosa.
-... 
-Deje de cepillar al caballo. Cuando una mujer es hermosa el trabajo ya está echo.
-¿Disculpe?
-¿Tú nombre es Evelin, no?
-Así es, su alteza.
-No importa que sea una plebeya, por que es hermosa. ¿Acepta ser mi esposa?
-No. Disculpe su alteza, pero está siendo muy grosero. Jamás me casaría con alguien a quien solo le gusta mi apariencia, además le acabo de conocer.
-¿Me acabas de rechazar?
-Sí, lo lamento su alteza. Pero me importan otras cosas aparte de la apariencia. Es cierto que eres buen parecido, su alteza, pero careces de habilidad social. De echo es un alivio que su hermano, sea el heredero al trono y no tú.
-¿Qué acabas de decir?
-Lo siento, debo seguir trabajando. 

Esa noche sentí un horrible olor a quemado, así que salí de mi habitación para mirar. Todos los  caballeros de su alteza llevaban antorchas, y estaban quemando todas las casas de mi pueblo. Me apresure a despertar a mis padres para decirles que huyamos, pero eran demasiado viejos como para poder correr rápido. Un caballero se acerco y atravesó con su espada a mi padre, mi madre y yo nos quedamos horrorizadas viendo esa escena.
-¿Eres Evelin?
-Lo soy. ¿Qué hacen? ¡¿Qué le hacen a mi familia y a mi pueblo?!
-Son ordenes de su alteza, el príncipe. Ahora señorita Evelin. ¿Va a venir con nosotros o va a dejar morir a su pueblo?
-Jamás me casaré con alguien tan caprichoso como su alteza. ¿Un rechazo se merece la muerte de tantas personas? Dígale que deje sus caprichos de niño mimado y aprenda a proteger al reino en vez de destruirlo.
-Ya veo que camino eligió. Usted es terca hasta el final. 
Atravesó a mi madre con su espada, y yo comencé a correr como nunca. Corrí, corrí y seguí corriendo.

-¡¿Te le ibas a declarar a Arin?! ¡¿Te gusta Arin?!
-Sí, Emma, sí...
-¡¿Pero entonces apareció ese chico y Arin se sonrojo?!
-Así es...
-¿Y ya no le dirás nada por que piensas que a Arin le gusta Kai?
-Eso creo.
-Vamos, solo han hablado dos veces.
-Pero... Arin estaba tan roja, nunca la había visto sonrojarse, y además ni siquiera era un poco, estaba como un tomate.
-¿No has visto cómo Arin se comporta contigo últimamente? Corre hacía a ti como si fuera un cachorrito.
-Eso es solo por que tenía curiosidad.
-De cualquier manera, deberías decirle, Leo. ¿No es mejor tener una respuesta a no tener ninguna?
-... 

Bienvenido a la pesadilla
Capítulo 12 - Incendio
FIN

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