-Querido niño. Escuche tu deseo, estás terriblemente enfermo, pero no quieres morir.
-S-Sí... ¿Q-Quién es usted? -Pregunte a pesar de que hablar me dolía y la voz me temblaba.
-No importa quien soy, lo que importa es que puedo ayudarte. Te ofrezco un trato.
-¿U-Un trato?
-Vas a poder vivir eternamente, pero nunca vas a poder crecer.
-¿N-No me esta mintiendo, v-verdad?
-No, querido. Podrás vivir para siempre, pero tienes que hacer algo por mí.
-¿Q-Qué cosa?
-Verás... Debes asesinar al rey y a su reina.
-...
-No me mires así. Hice un trato con alguien más, y el trato incluye la muerte de los reyes.
-E-Esta bien. ¿S-Si lo hago voy a vivir? ¿Lo promete?
-Claro. Es un trato.
La misteriosa mujer que había aparecido ante mí me estrecho la mano, y así hicimos un trato. La mujer me entrego una daga; lo que más deseaba era vivir, así que a pesar de estar débil me levante de la cama y me dirigí a la habitación de los reyes.
Cada paso me dolía, pero finalmente llegue a la habitación, por suerte los guardias eran unos irresponsables y no estaban vigilando la habitación, así que abrí la puerta y me acerque a la cama, donde el rey y la reina dormían. Me temblaban las manos, no se si por que estaba asustado o por la enfermedad que me estaba matando, de cualquier forma me arme de valor, alce la daga y apuñale al rey. El rey despertó, era un hombre bastante fornido, así que era obvio que eso no lo dañaría mucho.
El rey se sorprendió de verme sosteniendo la daga, se quedo en un estado de shock e intento formular palabras, aunque no pudo. Aproveche lo desconcertado que estaba para volver a apuñalarlo, y lo hice, una y otra vez. La reina se había despertado y estaba mirando la escena horrorizada, después de haber asesinado al rey mire a la reina, quien corrió en busca de los guardias, pero para su suerte no había ninguno, así que solo pensó en huir a la habitación de su hija para protegerla. A pesar del dolor corrí más rápido que nunca, y la atrape, la lance al suelo y la apuñale una y otra vez. Me salpicaba la sangre, podía sentir la adrenalina recorriendo mi cuerpo.
Ya que habíamos llegado a la habitación de la princesa, pensé: ¿Por qué no? Iba a librarme de la chica que nunca fue a visitarme ni una sola vez a pesar de estar gravemente enfermo.
Abrí la puerta de la habitación y la vi parada, la princesa también se había despertado debido al ruido.
-¿Andrew...? ¿Qué fue todo ese ruido? ¿P-Por qué... Estas manchado de sangre?
-H-Hola, B-Beth...
-¿Estás bien...?
-C-Claro que n-no... E-Estoy enfermo.
-...
-¿P-Por que nunca fuiste a verme B-Beth? Creí que y-yo te gustaba.
-¡Me gustas! ¡No me hagas daño!
-N-Nunca te haría daño, t-te amo.
-¿S-Sí? Yo también.
-M-Mientes. Eres una m-mentirosa, Beth.
-P-Por favor... ¿De quién es la sangre?
-D-De tus p-padres. Te daré una oportunidad Beth. ¿Q-Quieres estar conmigo para siempre?
-¡S-Sí!
-Q-Que lastima... A-Ahora yo podré vivir p-para siempre, pero t-tú no...
-¿De qué hablas Andrew...?
La apuñale, cada puñalada me dolía más a mí que a ella. Yo la amaba, pero yo iba a vivir para siempre, ella no. Después de haber matado a toda la familia real, regrese a mi habitación donde estaba la mujer.
-Oh, ya volviste. Estas manchado de sangre jaja, vas a tener que cambiarte. Bien echo pequeño, ¿Cuál es tu nombre?
-Andrew.
En ese momento note que el trato era real, no me dolía hablar, la voz no me temblaba, no me dolía caminar, podía respirar bien... Estaba curado.
-De acuerdo, Andrew... ¿Quieres mantener el orden desde ahora conmigo?
-Mmm... ¿Qué me ofreces?
-Sangre.
Bienvenido a la pesadilla
Capítulo 16 - Sangre
FIN
ESTÁS LEYENDO
Bienvenido a la pesadilla
FantasyTodas las noches tengo pesadillas, no hay noche en la que no sueñe cosas horribles, pero... ¿Por qué?