Calido Abrazo

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Jake refunfuño mientras arrojaba su skate hacia el suelo. No sabía lo que le pasaba. Últimamente terminaba perdiendo en todas las competencias de Surf. Incluso perdió contra King.

Era definitivo que había algo mal en él.

Entró a un vagón abandonado para liberar su rabia. Para su sorpresa el vagón no se hallaba tan solo como creía. Su campo de visión dio a parar hasta su novio. Frank estaba sentado mientras reposaba su espalda contra la pared del vagón, su mirada se alzó hasta ver a Jake.

Ambos se mantuvieron miraron como a la espera de que alguno dijera una palabra, Frank fue el primero.

—Déjame adivinar, volviste a perder —habló con firmeza en cada palabra.

—Sí —Jake se quejó, caminó hasta Frank y se sentó a un lado de él—. No entiendo que me sucede, yo nunca había perdido una competencia.

—Lo hiciste, una vez —Frank lo corrigió. Jake frunció el ceño—. Cuando Spike te gano solo por usar un jetpack en el último momento.

Jake abrió sus ojos de par en par. Por unos instantes había olvidado ese día. Ese día fue la primera vez en perder una competencia.

—Aquello fue suerte para Spike —se excusó volviendo a refunfuñar—. De cualquier manera, nada explica porque estoy perdiendo.

Frank miró con atención a su menor. Jake lucía triste, decaído. A Frank no le gustaba que Jake se encontrara de esa forma.

Estiró sus brazos con la finalidad de abrazar a su menor. Pero no pudo hacerlo. Desde que ambos se volvieron novios, a Frank le costaba dar y recibir muestras de cariño. Jake siempre terminaba por darle detalles de amor, no importaba que fuera, alguna palabra de aliento, un beso, un abrazo o todo en la misma ocasión.

Él quería hacer lo mismo por Jake. El más joven le había demostrado que sus sentimientos eran sinceros. Frank nunca creyó enamorarse. El amor en su antigua rutina no tenía lugar en ningún momento.

Cuando Jake llegó a su vida. Las cosas que antes creía correctas resultaron cambiar en su totalidad.

—Tal vez ya no soy tan bueno como antes.

Las palabras de Jake resonaron en sus oídos, pero también en su corazón. Aquel corazón que alguna vez fue frio se tornó cálido y preocupante ante esas palabras.

—Jacob, mírame —Jake no obedeció. Frank tuvo que tomar su mentón y hacer que lo viera a los ojos—. Nunca vuelvas a decir nada negativo sobre ti, ¿entendiste?

El más joven mantuvo su mirada en los iris rojizos. Tanto los ojos como las palabras de Frank fueron firmes. Jake conocía esa firmeza, solo que esta vez fue una firmeza serena. Algo inusual de notar, pero sabía con qué intenciones su novio tuvo que actuar así.

—Jake.

—Si entendí —rodó los ojos para luego bufar—. Entendí, Frank.

Frank no estuvo convencido de sus palabras. Conocía a Jake lo suficiente como para saber cuando mentía y cuando no. Bastó con solo mirarlo a los ojos el tiempo adecuado para hacerlo hablar.

—Sé que quieres que no sea desconfiado de mí mismo, pero como esperas que no lo esté luego de perder mi toque para el surf en metro —Jake exclamó mientras desviaba su mirada de su novio.

El más alto parpadeó hasta similar las palabras. Era evidente que él no era bueno en consolar a nadie. Pero Jake pedía a gritos —metafóricamente— que necesitaba apoyo.

Mando al demonio cualquier miedo que pudiera sentir de estropear la situación. Envolvió a Jake entre sus brazos, generando un abrazo.

Jake se sorprendió hasta sonrojarse. Honestamente no esperaba que Frank se atreviera a iniciar un abrazo. De cualquier manera, no le importó. Jake estaba conforme de saber que Frank lo quería, fuera como fuera.

Correspondió el abrazo hasta hacerlo parecer eterno. Jake se embriagó del aroma de su novio. El cuerpo de Frank podía ser frio en ocasiones, pero esa vez, fue cálido.

El menor sonrió. Le gustaba estar en esa posición con su novio. Además, el ambiente tranquilo y que no hubiera nadie a su alrededor hacia mejor las cosas.

Un solo abrazo bastaba para transmitir cualquier sentimiento. Sin palabras, sin ningún otro movimiento. Solo la unión amorosa entre ambos.

—¿Volverás a pensar mal de ti? —Frank le preguntó todavía sin soltarlo.

Jake soltó una risita.

—No, por supuesto que no —respondió y ahora Frank sabía que fue una respuesta sincera.

—Me alegra oír eso —el mayor lo tomó de las mejillas para luego acariciarlas con sus pulgares—. Porque tú eres capaz de muchas cosas, mi querido Jake —sonrió—. Puede que no estés teniendo tu mejor momento en la competencia, pero eso no demuestra quién eres realmente. Mientras tu seas consiente de lo que puedes logras, ¿qué importa el resto de las personas?

El menor continuó ruborizado. Ahora no entendía porque Frank decía que no era bueno con animar a los demás. El pecho de Jake se llenó de alegría antes las palabras positivas de su novio.

Sin evitarlo, volvió a reír dejando confuso a Frank.

—Lo siento, pero es increíble que no sepas lo bueno que eres para levantarle el animo a alguien —comentó mirando a su mayor a los ojos.

—¿Lo soy? —Frank dudó.

Jake chasqueó la lengua.

—Claro que lo eres, ¿y sabes qué? —se levantó y caminó hasta la salida del vagón. Luego se volteó para mirar a su pareja—. Retaré a Spike a otra competencia y esta vez ganare.

Cada palabra la dijo con firmeza y positivismo. Frank lo vio alejarse. Se levantó de igual forma para después seguir a Jake. Quería ser testigo de la victoria del menor.

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Al final, como si fuera por arte de magia. Jake logró ganarle a Spike.

El chico punk realizó una rabieta por su derrota. Algunos miembros del equipo se sorprendieron de ver como su líder recuperaba su toque. Por su parte, Jake estaba feliz.

Apenas visualizó a su pareja entre la multitud, corrió hasta él y dio un pequeño brinco hasta abrazarlo.

Frank lo sostuvo con fuerza mientras lo felicitaba con varias palabras halagadoras.

—Fue gracias a ti.

El mayor abrió sus ojos en confusión. Separó a su menor hasta verlo a los ojos.

—¿Qué? —la mirada de Jake hacia él fue de agradecimiento.

—Las palabras que me dijiste en el vagón, ¿recuerdas? —el hombre asintió—. Bueno, ahora me di cuenta que sigo teniendo mi toque, solo que necesitaba a alguien por quién ganar.

Por cuestión de segundos, Jake pudo jurar que había visto un leve sonrojo en Frank.

—Así que gracias —Jake volvió a acercarse para hacer más efectivo el abrazo.

Se ruborizó cuando escuchó varias risitas de fondo. Terminó el abrazo para ver como algunos de sus amigos los veían con ternura y felicidad.

Todavía le faltaba acostumbrarse de que alguien lo viera en esas situaciones.

Para continuar con eso, Frank tomó a Jake de la cintura y luego acercó sus rostros hasta obtener un beso.

Varios chillidos de felicidad volvieron a escucharse. Las mejillas de Jake se tornaron rojas.

Al separarse del beso, Frank juntó ambas frentes y en un susurro cargado de cariño le dijo.

—Gracias a ti por llegar a mi vida.  

One-Shots | FrankeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora