Los ojos no mienten

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Advertencias:

•One shot con insinuaciones sexuales.

•Secuestro.

•Indicio de Síndrome de Estocolmo.

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Fue hace seis meses.

Para Jake una eternidad. Una en donde no volvería a ser el mismo por más que escapara de esa enorme casa.

No importaba los lujos, los regalos, la comida o si aquel hombre le bajaba la luna y las estrellas. Parte de Jake lo odiaba como nunca antes lo había hecho.

A palabras de su secuestrador, las cosas no iban a suceder como acabó. En realidad, sería mucho peor. Bueno, actualmente Jake veía su muerte como una mejor opción que estar sufriendo en vida lejos de su madre y amigos.

Frank no ha querido revelarle el origen de su obsesión con él, es más ni siquiera el propio hombre sabe porqué cambio sus planes de ser su verdugo al considerarlo un obstáculo en el camino.

A esas alturas a Jake no podía interesarle menos, aferrándose a la idea de que nunca volvería a ver la sonrisa de su madre ni sus regaños y mucho menos su afecto maternal. Tampoco estaría para sus amigos, no ayudaría a Fresh a componer o mejorar sus canciones, no alentaría a Tricky a seguir su sueño como bailarina de break dance mucho menos iría a verla en sus presentaciones y que decir de Yutani con quien quedó en malos términos tras no aceptar sus sentimientos amorosos.

Él no estaba listo para una relación de ese tipo y ahora tenía una con su captor.

Vaya ridícula y estúpida ironía.

Mientras una parte de él detestaba como el infierno al hombre, existía la otra que le tenía un cariño incompresible.

Durante esos seis meses, Frank lo mimaba y complacía en todo lo que deseara —menos en su libertad claro está—, lo abrazaba, besaba y acariciaba en ciertas partes de su cuerpo que dado a su etapa hormonal como adolescente no podía evitar sentirse excitado.

Además del hecho de que ambos compartían la misma cama no ayudaba a aliviar esa tensión sexual, lo que ocasionó que una noche Jake llegara a su límite y por primera vez él cruzó su propia línea de respeto.

No podía llamarlo amor. ¿Atracción? tal vez, pero nunca lo otro. Él amor no tenía por qué sentirse como un campo abundante de espinas.

Posiblemente la atracción se debía a que Frank era el único humano con quien "socializaba" y veía a diario. Honestamente el hombre no era feo físicamente, así que era seguro que la lujuria se encontraba en ese rango de atracción.

Si realmente el plan de Frank fue hacer que sintiera deseo sexual hacia él después de secuestrarlo, entonces lo estaba logrando.

El adolescente salió del baño tras una ducha rápida y se vistió rápidamente. Antes de irse a donde sea que fuera, Frank le pidió que estuviera listo para el medio día pues regresaría a recogerlo. El hombre no quiso decir a dónde irían, pero Jake no podía imaginar ningún escenario positivo.

Se miró al espejo de cuerpo completo que estaba en la habitación y para nada se reconoció. El Jake que veía no lucía para nada como el Jake que antes adoraba la vida, tenía metas y un espíritu libre.

El nuevo Jake no era más que una cáscara del pasado. Las palabras soledad, agonía y tristeza se quedaban cortas para describir a su nuevo yo.

De pronto, las lágrimas salieron, recorriendo sus mejillas. Su dolor residía en su mente y solo en su mente.

One-Shots | FrankeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora