Temor

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Frank Mulliner, exmercenario de una antigua compañía de avanzada tecnología la cual tenía como planes mantener a todo el mundo incluyendo el de otros universos bajo su control, utilizando la tecnología a su favor.

Con la compañía fuera de juego, Frank había cambiado gran parte de su rutina, incluyendo su actitud. El principal responsable de esos cambios tenía nombre, Jacob Bressler. El ultimo y faltante enemigo que Frank debía eliminar.

El hombre más alto seguía sin comprender cómo ese hombrecillo junto con su grupo de amigos logró destruir todos los planes de una compañía entera. Incluso tuvo varias ocasiones para eliminarlo también a él. En cambio, Jake le otorgó una segunda oportunidad para continuar con su vida.

El chico le permitió unirse a su grupo de amigos y desde aquel momento, Frank había cambiado para bien. Su humanidad regresó y con ella sus temores.

Su principal temor era perder a su único motivo por el cual continuar viviendo. Jacob Bressler se volvió su todo y a la vez su nada. Frank había convivido más tiempo con Jake que con cualquier otro miembro del equipo, por consecuencia un fuerte lazo se formó entre ambos hasta convertirlo en algo formal.

Sin embargo, en esos momentos un nuevo temor se añadió a la lista. ¿Qué cosa en el mundo además de perder a un ser querido podría causarle tanto terror? La respuesta era sencilla y corta. Su suegra.

—Frank, entiendo que te encuentres nervioso, pero por favor, ¿podrías dejar de intentar arreglar tu corbata? —la voz de su novio lo hizo regresar a la realidad—. Llevas diez minutos poniendo excusas solo para atrasar más el encuentro con mi madre.

Los ojos de Frank se posaron en la corbata entre sus manos, luego alzó la vista para mirarse por el espejo. La comparación era gigante, el Frank que se encontraba viendo no era el mismo que el de años atrás.

El Frank mercenario no ponía excusas, no tenía nervios y mucho menos le interesaba agradarle a alguien.

En ocasiones al nuevo Frank le gustaría regresar a esa época. Ya no recordaba que las emociones fueran tan complicadas de manejar.

Sus ojos parpadearon con rapidez tras sentir un suave tacto en sus manos, su vista terminó por visualizar a su novio a un lado suyo. Jake lo ayudó a dar unos pasos hacia atrás para poder quedar frente a frente. Con calidez y algo de torpeza, Bressler acabó por arreglar de una vez la corbata de su pareja.

—Hey, sea lo que sea que estés pensando, olvídalo —la voz del hombrecillo sonó firme y con autoridad, algo raro en él—. Solo actúa como lo haces conmigo y con los chicos, estoy seguro que le vas agradar a mi madre.

—¿Y si resulta ser lo contrario?

Extraño. Frank nunca había actuado tan negativo en su vida como lo estaba haciendo en esa ocasión.

—No sucederá, pero en caso de que así fuera, es mi felicidad, no la de mi madre. Ella estará de acuerdo con eso.

Ante la declaración, Mulliner pudo sentirse un poco rejalado. Miró a su novio de pies a cabeza y no dudó en sonreír con cierta malicia. Su Jake vestía de manera formal, Frank comprendía la razón y honestamente le agradaba que su pareja lo acompañara incluso con la vestimenta.

—No había podido notar el conjunto que llevas puesto. Pero sabes, queda jodidamente bien.

Frank supo que logró su cometido cuando su pareja se ruborizó y le dio un suave golpe en el hombro.

—Sera mejor que no sigas, o de lo contrario no llegaremos a tiempo con mi madre.

—Por mí no hay problema.

—Frank —Jake miró a su novio con cierto enfado.

—De acuerdo, conejito —el hombre soltó un suspiro—. Estoy listo.

Jake le devolvió la sonrisa mientras tomaba su mano.

—Entonces andando.

El corto viaje pudo sentirse como una eternidad para cierto hombre de ojos rojizos. A causa de sus nervios, Jake tuvo que manejar en esa ocasión. Para suerte de ambos, el hombrecillo se mantuvo sereno hasta llegar a la casa de su madre. Frank podía confirmar por experiencia que subirse a un automóvil con Jake al volante era sinónimo de cuidado.

En primera instancia, Jake tuvo que convencer a Frank para bajar del vehículo. El hombre parecía una estatua al mantenerse quieto durante unos breves minutos. Bressler no lograba entender muy claro el nerviosismo de su pareja, ¿acaso él se comportaría así o peor si estuviera en el lugar de Frank? Para su buena o mala suerte, nunca lo sabría.

Tras bajar con éxito del auto, la pareja se adentró al departamento en dirección a la habitación en donde Connie continuaba viviendo, el mismo lugar que vio crecer a Jake por varios años.

Finalmente, luego de varios días y horas de espera, ambos amantes se hallaban a unos cuantos segundos para dar comienzo a un nuevo reto en sus vidas. Sin embargo, parecía que ninguno de los dos deseaba dar el primer paso.

—Si lo deseas, puedo...

Cuando Frank intentó proponer la idea de ser quién tocara la puerta, Jake se apresuró a tomarlo del saco para otorgarle un inesperado beso. Para el hombre de ojos rojizos, aquel beso resultó ser distinto a cualquier otro que haya experimentado con su novio. Era un beso llenó de angustia, temor y nervios.

Al separarse, Frank pudo notar esas emociones en Jake. De los dos, Jake había sido el más sereno y confiado, pero ahora lucía todo lo contrario. Esta vez, era la oportunidad para Frank en hacer sentir seguro a su pareja.

—Jake, conejito, mírame —con cariño levantó el mentón del hombrecillo para mirarlo a los ojos—. Estamos juntos en esto y de esto saldremos juntos, ¿de acuerdo?

Frank miró como los ojos de su menor se volvieron cristalinos. Hubo varios parpadeos para evitar las lágrimas, pero eso no eludió lo inevitable.

Mulliner no esperó y dejó varios besos por todo el rostro de su pareja. Poco le importaba si se encontraba alguien en el pasillo, Jake era su prioridad y verlo feliz era lo único importante.

Entre pequeñas risas junto con palabras de aliento, la pareja recuperó su valentía. Ambos tocaron la puerta de la habitación, al cabo de unos segundos escucharon un "espere" del otro lado de la habitación.

Jake bajó una mano e intentó unirla con la de Frank, el hombre mayor no tardó en captar el movimiento de su pareja, así que fue él quien termino por enlazar las manos. La fuerza de ambos amantes fue intensa, pero a la vez suficiente para hacerse saber que estaban juntos.

Cuando Connie abrió la puerta se alegró de ver a su hijo, saludó a Frank con cortesía y los invitó a pasar. Claramente ella vio el agarre que ambos ejercían en sus manos.

La prueba había comenzado.





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Perdonen si este one-shot quedó inconcluso o no estuvo tan bien como los anteriores, pero ando desgastada en la escritura, tratare de reponerme en eso para seguir trayendo este tipo de contenido.

Gracias por esperarme ;)

Ulkani194...

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