Ella lo sabe

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Jake estaba cansando. Había sido un día agotador, primero acudir al instituto y después al trabajo de medio tiempo que tenía en un restaurante de comida rápida. Lo único que deseaba era llegar a casa, ir a su habitación y dormir hasta el amanecer.

Sin duda no esperó encontrar en la sala del departamento a su madre junto al inspector del metro que frecuentaba. En los rostros de ambos se reflejaban dos cosas, preocupación y decepción.

—Mamá, ¿qué sucede? ¿Por qué Ted está aquí? —miró con desconcierto a sus mayores mientras colocaba su mochila y patineta junto al sofá.

—Hijo... Por favor siéntate, tengo que hablar contigo —la voz de Connie sonaba quebrada, como si estuviera tratando de no romper en llanto para mantenerse fuerte frente a su hijo.

—¿Qué es lo qué...? Ah, vamos si es por mis escapadas al metro, sabes que prometí no hacerlo seguido —Jake aclaró ante la mirada intensa que estaba recibiendo por parte de Ted.

—No, nada de eso. Es algo mucho más grave —Connie tomó asiento primero en el sofá frente a Jake.

—¿Te ocurrió algo? —de inmediato se alarmó, acercándose a su madre en señal de preocupación.

—A ella no, pero tememos que a ti si —fue la respuesta firme de Ted.

—¿Yo? ¿Por qué lo dicen? —a ese punto, Jake no estaba comprendiendo nada.

—Sabes que te amo y que quiero lo mejor para ti, ¿no? —Connie lo observó con ojos acuosos al borde de las lágrimas.

—Lo sé, mamá. Yo también buscó lo mismo para ti —Jake tomó su mano, acariciándola con cariño—. Pero sigo sin entender a qué se refieren.

Ambos adultos voltearon a verse con temor. El inspector asintió hacia la mujer para que fuera ella quien confesara su angustia.

—Jakey, mi pequeño. ¿Cuándo pensabas decirme que estas saliendo con alguien mucho mayor que tú?

Oh no...

¿Escuchó bien? No. Debía ser un error. Su madre finalmente sabía... ¡Joder! Entonces por eso Ted se hallaba en su casa. Él tenía que saber algo.

—Mamá yo no...

—No necesitas mentirle más a tu madre, Jacob —Ted sacó su teléfono de su bolsillo trasero, lo desbloqueó con rapidez para poder mostrarle la evidencia—. Esta foto dice mucho por sí misma.

El joven mordió sus labios. La imagen no era otra más que él besándose junto a su novio y por si fuera poco no era un casto beso, incluso su amante lo tenía acorralado contra un vagón de un tren abandonado mientras sus grandes manos se encontraban debajo de su playera.

No tenía excusas para negar aquella fotografía.

—¿Cómo o quién les envió...?

—Hijo, eso no es relevante —Connie lo interrumpió, las lágrimas lograron salir de sus ojos—. Lo verdaderamente importante aquí es saber ¿desde cuándo ese hombre te ha estado manipulando?

—¿Qué? Nada de eso. Mamá, todo en nuestra relación ha sido consensuado. Él no me obligo a nada, pero si intentas buscar un culpable, entonces ese sería yo —Jake se levantó, alzando un poco la voz—. Yo fui quien dio el primer paso, fui yo quien convenció a Frank de seguir con lo nuestro.

—¿Frank? —Connie observó a Ted en señal de apoyo para confirmar su sospecha.

—¿Ese hombre no fue el que intentó secuestrarte? —ante el silencio y la mirada baja en Jake supieron la respuesta—. Entonces eso lo vuelve aun peor, ¿qué tal si solo trata de engañarte de nuevo y hacerte daño?

One-Shots | FrankeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora