Enfermero

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—A veces puedes ser un idiota, ¿sabías?

Jake miró a Frank mientras el hombre de traje se encontraba recostado sobre su cama en la habitación del refugio luego de haber sufrido un accidente que lo dejó con una lesión en la pierna. Lo que le había sucedido era algo común y normal para el equipo, pues todos conocían el riesgo al que se enfrentaban cuando realizaban una competencia de surf en el metro de la ciudad.

—Umm, tal vez. Pero no iba a permitir que ese sujeto intentara ofenderme —declaró Frank con leve molestia—. Nadie ni siquiera tú me trataron como un escuálido cuando me conocieron.

—Entiendo que te hayas ofendido, pero, ¿era necesario aceptar el reto que propuso Jack? —Bressler se cruzó de brazos—. Una cosa es hacer competencias de surf cuando el metro está vacío y otra cuando hay muchos civiles y vagones en movimiento.

Frank sonrió por lo último dicho.

—Tú querías participar en esa competencia, ¿no?

El hombre no dudó en reírse cuando vio el puchero que realizó su novio. ¡Ah! Lo conocía tan bien.

—Como sea, eso no es motivo para arriesgar tanto tu vida —la faceta en Jake cambió, luciendo preocupado—. ¿Qué hubiera pasado si no tomabas esa hoverboard a tiempo? En estos momentos tal vez estarías en un hospital o tal vez...

—Conejito, el hubiera no existe —interrumpió Mulliner—. No te mortifiques pensado en lo que no sucedió, mírame, estoy bien, con una pierna lastimada, pero al final sigo vivo.

—Lo siento, yo solo... me preocupo —confesó el hombrecillo—, te has vuelto importante para mí, Frank. No sé lo que haría sin ti.

—Oh, pequeño, ven aquí.

Mulliner estiró los brazos hacia Jake y el hombrecillo se acercó, recostándose a un lado de su novio para poder abrazarlo.

—Tu apodo te queda muy bien, eres igual de sensible que un conejito —dijo Frank mientras acariciaba los castaños cabellos de su pareja.

—No arruines el momento —pidió Jake para luego inflar sus mejillas.

—No lo estoy arruinando, estoy haciéndolo mejor.

Estuvieron dándose mimos unos cuantos minutos hasta que Jake volvió a hablar.

—Frank.

—Dime, conejito.

—¿Me prometes que de ahora en adelante tendrás más cuidado?, no quiero que sufras algo peor.

—Puedo intentarlo.

—Frank —reprendió Bressler.

—Pequeño, sabes que estoy acostumbrado al dolor físico —aclaró Frank—, esta lesión no se compara en nada con las del pasado.

—De cualquier forma, duele y yo no quiero que el amor de mi vida sufra de ninguna manera.

Un suave sonrojó se posó en el rostro de Frank. Jake no solía dedicarle muestras de cariño a través de palabras. Por lo que cuando lo hacía significaba apreciar el momento como el mejor tesoro jamás encontrado.

—¿Cómo es posible que tenga un novio tan lindo y adorable?

—Idiota, no soy lindo ni adorable —chilló Jake mientras intentaba librarse de los besos que Frank le daba en las mejillas—. Así que olvida lo que dije.

—Nunca, el amor de tu vida siente felicidad al oír esas palabras —Frank finalizó por darle un beso en la punta de la nariz.

—Pero no debe ser la única manera de hacerte feliz —Jake sintió sus mejillas arder tras la muestra de afecto.

One-Shots | FrankeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora