Hacerlo sentir mejor⚠️

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Lo primero que vio Frank al entrar a casa fue a un Jake acurrucado en el sofá. El hombrecillo estaba envuelto con una frazada azulada de espaldas contra la puerta principal.

Mulliner pudo escuchar leves sollozos provenir del más pequeño. Cerró la puerta colocándole seguro en el proceso y luego a pasos cautelosos se acercó hasta Jake.

Apenas sintió su tacto Jake se levantó y lo abrazó, Frank correspondió sin tener la menor idea del porque su adorable pareja lucía de esa manera.

—Conejito, ¿qué pasa? —preguntó mientras acariciaba con cariño la espalda de Jake.

Bressler se alejó, secó las pequeñas lágrimas de sus ojos y miró a Frank.

—No es nada, una tontería —dijo para luego soltar una breve risa.

—Una tontería no puede tenerte de esa manera —Frank le sentenció teniendo una mirada firme.

—Créeme que lo hace —Jake sonrió levemente—. ¿Cómo te fue?

—Pequeño, no evadas el tema.

—No trato de evadirlo —el rostro del menor cambio a uno más sereno—. Olvídalo, ¿sí?

Frank asintió con la cabeza. De nada servía discutir sobre eso con Jake. Al final, su pareja le revelaba lo que le sucedía, solo era cuestión de tiempo.

—Entonces, ¿cómo te fue en el trabajo? —Jake le volvió a preguntar esta vez sentándose en el sofá, permitiéndole que se colocara a lado de él.

—Agitado, como siempre —contestó sin mucho interés. La rutina en el trabajo lo agobiaba—. ¿Y a ti? ¿Todo bien en la universidad?

—Por suerte sí, después de los exámenes todo se vuelve tranquilo.

La conversación continuó hasta que terminó cuando Frank avisó que debía tomarse un baño. Mientras lo hacía, Jake se había ido a la habitación que compartían, acomodó la frazada dejándola en un lugar de la cama para luego recostarse sobre el colchón.

La mirada decaída regresó. Era absurda la razón por la que se encontraba con esa actitud tan abatida.

Frank salió del baño con una toalla que cubría la cintura hasta los tobillos. Jake desvió la mirada mientras su pareja se vestía, algo irónico si se tomaba en cuenta la cantidad de veces que había visto desnudo a su mayor.

De cualquier forma, la vergüenza siempre iba a estar presente si se trataba de Frank Mulliner.

Los ojos castaños se abrieron en sorpresa cuando Jake sintió una mano presionando su cintura y después un cuerpo encima suyo sin llegar a aplastarlo.

El hombre más alto se hallaba con una sonrisa coqueta mirando con intensidad sus labios igual de suaves que una pluma.

Jake se sonrojó fuertemente. Poco a poco Frank se fue acercando hasta unir a ambos en un beso.

Al principio, Jake creyó que sería un tierno y cuidadoso. Sintió sus mejillas llenarse de llamas cuando Frank mordisqueo su labio inferior con la intención de que abriera la boca, Jake así lo hizo, cerró los ojos y en breve su lengua jugueteaba con la de su pareja.

Cuando la falta de aire se hizo presente, Frank se alejó dándole espacio para respirar. Jake llevó su antebrazo tapando su boca mientras respiraba agitado.

—Tan adorable —escuchó el murmulló de Frank.

—¿Qué... qué estas... haciendo? —preguntó luego de abrir sus aturdidos ojos.

Sintió la respiración de Frank en su cuello tras preguntar. Todo su cuerpo permaneció estatice ante los estallidos de emociones que comenzaba a tener.

—¿Acaso no es obvio? Estoy haciéndote sentir mejor.

Luego de pronunciar las palabras, Frank inició un camino de besos empezando por el cuello.

Sin esperarlo demasiado, Jake finalmente se encontraba siendo follado por su pareja. Su ropa tirada en alguna parte de la habitación al igual que la toalla que anteriormente cubría a Frank.

Los gemidos y jadeos que soltaba eran un deleite para Frank, Jake lo sabía porque cada vez que producía uno, Mulliner aumentaba la intensidad de las embestidas.

Las uñas se clavaron por toda la espalda de Frank. Ahora los sollozos de Jake se debían al placer y no por la tristeza.

Pasado varios minutos llegó a su límite, el orgasmo hizo presencia cuando su pareja encontró su próstata, embistiendo con una fuerza abrupta. Jake no podía hacer más que gemir y rogar que Frank nunca se detuviera.

Para su desgracia, nada dura para siempre. Luego de llegar a su liberación, Frank lo siguió segundos después, provocando que su entrada se contrajera envolviendo aún más la polla que acobijaba.

Jake arqueó la espalda enterrando más profundo las uñas en la espalda de su mayor. Terminó reposando su cabeza sobre la almohada mientras trataba de recuperar una respiración normal.

Frank seguía dentro suyo, el hombre se movió durante unos segundos para finalmente salir del cálido interior. Bressler miró como se colocaba a un lado de la cama para luego abrazarlo de la cintura atrayéndolo hacia él.

Se acurrucó cerca del cuerpo ajeno. Ambos permanecieron en silencio. El ambiente tranquilo y estable era lo único que necesitaban para sentirse en paz.

—¿Te sientes mejor? —la pregunta de Frank le hizo alzar la vista.

Estuvo callado por un momento, la vergüenza había tomado control de su cuerpo.

—¿Conejito? —Frank insistió mientras acariciaba con cariño sus castaños cabellos.

—S-Sí —siseó para luego enterrar su cabeza en el pecho del mayor.

Frank rió y Jake bufó. Sus mejillas volvieron a arder cuando largas manos comenzaron a recorrer su cuerpo de nueva cuenta.

Leves jadeos fueron expuestos. Dando inicio a una segunda ronda la cual se detuvo luego de que Frank parara con lo que hacía. Jake se alejó solo para ver la expresión llena de cariño y a la vez de preocupación el rostro de su pareja.

—Pequeño, sé que estoy presionándote, pero de verdad me gustaría saber por qué te encontré llorando cuando llegue.

Jake era consiente que no iba a poder ocultarlo por siempre.

—Si te lo digo... prometes que no te burlaras —pidió en lo que realizaba un leve puchero.

—No lo hare.

—¿Seguro?

—Jake...

Ante la mención de su nombre soltó un suspiro y luego miró los ojos rojizos los cuales esperaban una respuesta.

—Bien. Vi una película triste, ¿contento?

El silenció presentado provocó una tensión en el menor de la relación. Era seguro que Frank no iba a creer en sus palabras, aunque estas fueran verdaderas.

Jake esperó alguna carcajada o una exigencia. En cambio, Frank lo envolvió otra vez en sus brazos para luego besar su cabello, sin tener ninguna intención lujuriosa.

—Eres un conejito muy sensible —la voz de Frank fue de burla, pero una que no llegaba a ser ofensiva.

Las mejillas de Jake se tiñeron de rojo esta vez de nervios. Escuchar la risa de su mayor llenaba de calidez y calma su corazón.

No dijo nada y volvió a acurrucarse con Frank.

Tal vez vería aquella película más seguido si al final terminaba entre los brazos de su amorosa pareja. 

One-Shots | FrankeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora