Cerca pero lejos

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El cielo lleno de nubes grises, una brisa tormentosa, suaves gotas de lluvia cayendo por el suelo, preocupación y tristeza. Todo concordaba con lo que sentía una pareja de enamorados que no debía estar unida.

Aquel día habían quedado en verse desde temprano en la casa del mayor para pasar por última vez un tiempo en pareja. El motivo de su separación no se debía por un problema entre ellos, al contrario, la intervención de terceros fue el verdadero problema.

Ninguno de ellos les deseaba felicidad.

Jake se aferró al sacó de Frank mientras sentía sus lágrimas recorrer la mayor parte de su rostro. A su edad de 19 años nunca esperó haber llorado tanto en un solo día.

Simplemente porque necesitaba seguir adelante, teniendo que obedecer a lo que ellos querían.

—Calma, conejito, todo estará bien —Frank intentaba tranquilizarlo mientras acariciaba los mechones castaños, parecidos a los suyos.

—Pa-Para —el mayor detuvo su acción ante el comentario, aquello lo había dejado confuso—. Deja de mentirme.

—Mi pequeño...

—Deja de decir que estaremos bien, ambos sabemos que no es así —Jake se alejó, la impotencia comenzaba a correr en cada parte de su cuerpo—. Ya estamos rotos... ellos nos rompieron.

Frank permaneció callado. No sabía que decir en respuesta. La pareja conocía la verdad y no la consideraban justa a su parecer, pero era lo que debían hacer, lo que ellos eligieran no importaba.

El desolado silencio cayó por cada rincón del pequeño departamento que pertenecía al hombre de traje. Para su desgracia, no pudieron iniciar un buen día en pareja, sus planes se estropearon, otra vez.

Estaban hartos de vivir a costa de lo que ellos opinaran, pero ¿qué tenían permitido hacer?

No eran más que personajes viviendo en un mundo ficticio que podía ser manipulado al antojo de quién sea.

No tenían una vida que elegir.

—Perdón... —Jake se disculpó, con su antebrazo limpió algunas lágrimas que seguían cayendo—. Lo siento, pero esto... no puedo controlarlo.

—Lo sé —Frank fue firme. Algo típico de él—. No tienes la culpa, no tenemos la culpa.

—¿Por qué? —la mirada de Jake se posó en un punto fijo de la sala.

—¿Por qué...?

—¿Por qué tenemos que hacer esto? Al final, no somos reales, ellos no tienen por qué saber lo que hacemos —sí, ellos eran conscientes de lo que eran.

—De algún modo u otro lo sabrán, lo acabas de decir, no somos reales, pueden manipularnos como deseen.

—Pero podemos intentar tener una vida sin que ellos sospechen.

—Ya lo intentamos, no funciono.

—¿Por qué tantas excusas? —Bressler frunció el ceño—. ¿Acaso también mentías al decir que me amabas?

Mulliner abrió sus ojos en sorpresa. ¿Cómo su conejito era capaz de pensar siquiera en que no lo amaba?

—No vuelvas a pensar o decir algo como eso —exclamó sintiéndose ofendido.

—Entonces busquemos una solución, una en la que podamos estar juntos como lo que deseamos ser... una pareja.

—Jake...

—Por favor... —los ojos castaños pestañearon luego de que las lágrimas se volvieran a hacer presentes—. No quiero renunciar a lo que tenemos.

One-Shots | FrankeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora