VOTA, ES GRATISUna inquietud persistente me carcomía por dentro, un presentimiento que flotaba en mi mente sin forma ni definición clara. Desde mi llegada hace siete horas desde la casa de Matteo, esa preocupación se aferraba a mí como una sombra amenazante, pero mis esfuerzos por descifrar su origen habían sido en vano.
El insomnio me había afectado profundamente. Aunque logré dormitar durante un par de horas, no fue suficiente para satisfacer mi necesidad de un sueño reparador. Mis ojos, cansados pero llenos de una intranquilidad palpable, recorrían el techo de mi habitación mientras mi mente divagaba en busca de respuestas que se me escapaban.
Finalmente, rendida ante la inutilidad de seguir dando vueltas en la cama, me levanté. La preocupación que me había mantenido despierta aún seguía allí, zumbando en mis oídos como un eco incesante.
El vestuario que había elegido para este día tenía un significado especial. Recordaba el viaje a Florida con mis padres, aquel recuerdo que siempre mantenía cerca de mi corazón. El conjunto era simple pero elegante, con una parte superior negra que se cerraba con una hilera de botones, y una falda que se ajustaba a mi cintura antes de caer con suavidad, creando un ligero movimiento a medida que caminaba. Cogí un bolso y lo ajusté en mi hombro.
En la entrada, Nina, me esperaba con su presencia reconfortante. Sin demora, nos introdujimos en el Jeep, sintiendo cómo la vibración del motor resonaba en nuestro interior.
-Nina, vámonos -pronuncié mientras mis manos se aferraban al volante.
Ella asintió con calma, deslizándose en el asiento del copiloto con su gesto característico.
...
-Sam, coge zanahorias -me ordenó la señora, a quien consideraba mi segunda madre.
-¿Más zanahorias? ¿En serio? -respondí con un toque de sarcasmo, dejando escapar una leve exhalación de frustración.
Nina, la figura maternal que me había cuidado desde siempre, me lanzó una mirada reprobatoria que me hizo sentir como una adolescente.
-Señorita, no me repliques -advirtió con un tono que no dejaba lugar a discusiones.
Intenté hacerme la graciosa con un juego de palabras: -Vili Mimi...
La respuesta fue inmediata y firme, en forma de una colleja en la nuca que me sacó una mueca sorprendida por la contundencia de su reacción.
-Señorita, que te he limpiado el culo para que me hables así -declaró con una mezcla de reproche y humor, dejando claro que no toleraría faltas de respeto.
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Wolf
WerewolfLa vida se basa en engañarse a uno mismo de que todo va ha mejorar y que los protagonistas de historias siempre encuentran la felicidad, mentira. Todo comienza cuando demuestras que existen las Alphas, las que demuestran que no necesitamos ser luna...