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1 día antes

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1 día antes

Me encontraba ocupado, ayudando a los nuevos miembros de la manada, cuando un aroma familiar y ya reconocible invadió el aire a mi alrededor. El olor era tan distintivo que ni siquiera necesitaba levantar la vista para saber quién se acercaba.

—Mate. —la voz de un joven de cabello rubio resonó en el lugar.

Fruncí el ceño, confundido por su afirmación. ¿Qué quería decir con eso? ¿Acaso estaba reclamando a mi mate? Eso no tenía sentido. Yo ya tenía a mi pareja, mi compañera de vida.

Sin embargo, el joven parecía estar seguro de sí mismo. La expresión en su rostro reflejaba convicción y una emoción que no lograba comprender del todo.

—¿Qué? —respondí, manteniendo un tono neutral mientras lo miraba. Mi confusión se mezclaba con una chispa de incredulidad.

El joven continuó hablando, afirmando su posición.

—Ya tengo a mi mate.

Mis ojos se entrecerraron, mis pensamientos tratando de procesar lo que estaba ocurriendo. ¿Acaso estaba cometiendo un error? No podía ser. Ya había encontrado a mi verdadera pareja, a la persona con la que estaba destinado a compartir mi vida. No podía haber otro.

El chico se acercó a mí, pero mis instintos se dispararon y mi cuerpo reaccionó antes de que pudiera pensar. Empecé a caminar rápido, sintiendo una mezcla de emociones: sorpresa, incredulidad, incluso un toque de temor. ¿Cómo podía ser que alguien más afirmara tener a mi mate?

—Hey, para. —su voz me llamó desde atrás, pero yo ignoré sus palabras, acelerando el paso. Mis pasos me llevaron más allá de la manada y hacia el bosque circundante. La fronda de los árboles se cerró a mi alrededor mientras empecé a correr, impulsado por la necesidad de alejarme de esa situación confusa y abrumadora.

...

Me encontraba absorto en mis pensamientos, sentado en una roca y reflexionando sobre todo lo que había transcurrido. Mis emociones me abrumaban mientras repasaba cada recuerdo, cada sensación que había experimentado.

De repente, una voz me sobresaltó, rompiendo mi ensimismamiento.

—Pensé que te habías ido.

El sonido de esas palabras hizo que mi cuerpo se erguiera automáticamente, una sensación de escalofrío recorriendo mi columna vertebral. Giré mi cabeza hacia el origen de la voz, encontrándome con un joven que estaba sentado a mi lado. Mi corazón latió más rápido ante su presencia, y el desconcierto se apoderó de mí.

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