One Shot:El tercer primer beso

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Finnick's P. O. V.

Con una sonrisa despido a Annie mientras el carruaje se aleja.
Me mantengo optimista porque la chica es inteligente y además bonita, por lo que los patrocinadores no dudarán en enviarle obsequios. Por fin tendré un vencedor.

Noto la presencia de Lidya junto a mí pero mantengo la vista en el carruaje de Annie. Apenas y respiro, mi cuerpo tiembla ligeramente por estar junto a ella, pero intento mantener la compostura para que no lo note.

— Es muy hermosa— me dice.

Estoy tan concentrado en no lanzarme a sus labios que no presto atención.

— ¿Quién?— digo, confundido.

— Annie.

¿Annie? ¿Cuál Annie? El único nombre y rostro plasmado en mi mente en ese instante es uno. Lidya. Lidya. Una y otra vez.

— Annie Cresta. La tributo de tu Distrito— Annie Cresta, es verdad. Dios Santo Finnick, debes parecer un estúpido en estos momentos.

— Oh, Annie. Sí, en verdad es muy guapa— mi tartamudeo me avergüenza un poco, por lo que mis mejillas se sonrojan.

— ¿Crees que tenga oportunidad de ganar?

— Con ese rostro lindo seguro consigue patrocinadores — casi grito.

Vamos Finnick, no pierdas el control.

— Diré que sí porque me siento particularmente optimista el día de hoy— digo con un tono de voz más relajado, y le doy una pequeña sonrisa y un guiño, esperando que provoque algo en ella que me de indicios de su interés por mí.

La chica resopla disgustada, se cruza dr brazos y sigue mirando el desfile.

¿Acaso hice algo mal? ¿El guiño fue demasiado? ¿Ahora cree que soy un engreído por alardear sobre mi tributo?

Mi cabeza da vueltas intentando descifrar que he hecho mal. Repaso con detenimiento la conversación pero no logro encontrar nada.

La miro en busca de una respuesta y me encuentro con sus ojos clavados en Annie.

¿Está molesta porque he dicho que Annie es bonita?

— ¿Estás celosa de Annie Cresta? — seguro luzco arrogante, por la enorme sonrisa que se dibuja en mi rostro.

— No digas tonteras Finnick, ¿yo? ¿Por qué debería estar celosa de ella?

— Lidya, no me gusta Annie. Es muy bonita y eso pero no puedo verla más que como una hermana menor a la que debo proteger.

La chica suspira aliviada y procede a hacer una torpe declaración sobre su afecto hacia mí.

Siento que el corazón va a salirse de mi pecho al oírlo, y no quiero nada más que lanzarme a sus labios pero sé que no puedo hacerlo.

Con mucha discreción paso mi mano por su brazo, llenando mi cuerpo de una extraña sensación de electricidad. Ella también puede sentirlo, lo sé porque la veo temblar ante mi tacto.

Haymitch nos interrumpe y se la lleva, pero antes de que se vaya alcanzo a decirle que me vea en la noche.

No he dicho donde ni a qué hora, pero algo me dice que sabrá donde encontrarme.

A la media noche me escabullo en el ascensor y llego a una de las habitaciones que Snow suele reservar para los encuentros entre vencedores y sus más allegados.

Me meto a la última habitación, pues es la única puerta abierta, y espero pacientemente.

No será la primera vez que estaré a solas con la chica. Puesto que después de sus juegos compartimos un pequeño momento, pero no me gusta contarlo por la forma en que sucedió.

La chica de las flores | Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora