2. Día de Cosecha

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Effie Trinket llegó a mi casa desde muy temprano, con su cabello rosado y su ropa característica de la gente del capitolio, en un dos por tres el equipo que me acompañaba desde hacía seis años me arregló para la cosecha.

Como odiaba este día.

Haymitch, borracho como siempre estaba, luchaba por mantenerse de pie.

- Tanto tiempo sin verte Lidya- saludó el que hace años fue mi mentor.

- Silencio Haymitch, presta atención.

- Vamos cariño, ya conocemos todo este show, "felices juegos del hambre y que la suerte esté siempre de su lado" bla bla bla, chicos elegidos para morir y fin- rió.

- Primrose Everdeen- la aguda voz de Effie mencionó un nombre conocido, Prim era hermana de Katniss, quien era mejor amiga de Gale.

En serio, que días tan terribles eran estos.

Estaba tan enfrascada en mis pensamientos que no noté todo lo que estaba sucediendo.

Katniss se había ofrecido como voluntaria, ese era el acto más valiente que había visto en mi vida, un acto como ese habría hecho la diferencia en la vida de Rory tanto como hacia la diferencia en la vida de Prim.

Sonreí un poco, aunque la sonrisa se esfumó cuando recordé que ahora Katniss estaba condenada a la muerte.

Un chico llamado Peeta Mellark fue elegido, por su cabellera rubia y ojos claros podía notar que no era del veto, tal vez por eso no me resultaba conocido.

No me alegraba por él pero me sentía menos preocupada al saber que Gale no había sido seleccionado.

- Bien, vámonos - Haymitch comenzó a caminar tambaleante y lo tomé del brazo antes de que cayera.

- ¿No puedes estar sobrio por lo menos una vez en tu vida? - le reclamé.

Pronto estábamos esperando a los chicos, quienes se despedían de su familia.

Gale salió de la habitación en la que tenían a Katniss y me abrazó.

- Lamento haber dicho esas cosas tan horribles ayer- se disculpó.

- Está bien Gale, no te preocupes. La voy a mantener a salvo, ¿está bien? Ve a casa- el chico sonrió con algo de desanimo y se fue.

Durante el viaje al capitolio nadie habló mucho, el silencio me resultaba molesto así que me decidí a comenzar una conversación.

- Lo que hiciste por Prim fue muy valiente Katniss- me senté a su lado y tomé su mano.

- Era lo correcto, no iba a dejar a mi hermana ir a los juegos - claramente a Katniss le incomodaba mi contacto, así que retiré mi mano de la suya.

- Voy a hacer todo lo posible para conseguirte patrocinadores pero tienes que poner de tu parte e intentar hacer alianzas- mi promesa a Gale iba en serio, trataría de llevarla de regreso a casa.

- ¿Dónde está Haymitch? - preguntó Peeta, quien parecía algo incómodo al no recibir mi atención.

- Olvídate de Haymitch, la mayor parte del tiempo está demasiado ebrio como para recordar su nombre si quiera. De mentor no tiene ni un pelo- una carcajada se escuchó al otro lado del vagón cuando terminé de hablar.

- ¿Así te refieres del hombre que te mantuvo con vida, cielito? - sosteniendo un vaso con alcohol, se arrastró hasta mí.

- Tú no eres mi salvador ni mucho menos, Haymitch... Yo sobreviví por mi cuenta.

Haymitch y yo no teníamos una buena relación, desde que nos conocimos tuvimos muchas diferencias.

- ¿Seis años y le sigues llorando a ese niño Flannagan? - su tono de voz burlona me hizo enfurecer y sin dudarlo arrojé su vaso al suelo y me lancé encima.

- Mi vida terminará y yo seguiré llorando por Rory, Haymitch. Porque era un niño, con una vida por delante. Y tú no hiciste nada para ayudarlo.

-Lidya, muestra tus modales frente a los chicos- Effie tenía razón, tenía que controlarme.

Solté a Haymitch y me puse de pie, Katniss y Peeta me miraban con asombro y tal vez algo de terror.

- Me voy, sigan disfrutando de la comida - salí del vagón y busqué uno que estuviera vacío.

Estar en ese tren era una tortura, cada pasillo de él me recordaba a la primera vez que estuve ahí.

- ¿Qué tenemos que hacer para sobrevivir? - le pregunté a Haymitch.

- Primero olvídate del niño, no sobrevivirá al baño de sangre- miré a Rory, quien dormía en un sillón, aún con las mejillas llenas de lágrimas.

- ¿No hay nada que puedas hacer por él? Míralo, tiene 12 años y luce como un niño de 10 - me negaba a dejarlo morir.

- ¿Quieres que lo entrene en dos días? No seas tonta, niña. No hay posibilidades para él, acéptalo - bebió su copa de ron de un solo trago.

- Podríamos, por lo menos enseñarle a esconderse. ¿No hay nada que pueda tomar? ¿Vitaminas tal vez? Está casi en los huesos- comencé a sollozar.

Haymitch negó la cabeza en silencio y apartó la mirada.

- HAZ ALGO, POR FAVOR- grité - tú eres nuestro mentor, debes enseñarnos algo, ¿no es así?

- No hay nada que hacer niña, ningún otro tributo del distrito 12 ha ganado nunca los juegos porque parece ser que soy un mentor de mierda- entre lágrimas y risas Haymitch dejó el vagón.

- Vamos a morir- la vocecita de Rory me hizo mirarlo.

- No vamos a morir Rory, te lo prometo - lo abracé con fuerza y lo consolé hasta que finalmente se volvió a quedar dormido.

- Rory Flannagan fue contigo a los juegos, ¿verdad? - Peeta estaba parado en el marco de la puerta, con las manos en los bolsillos de su roido pantalón y la cabeza abajo.

Asentí en silencio y me limpié las lágrimas.

- Recuerdo haberlo visto en los juegos, yo tenía... 10 años. En ese momento me pareciste la tributo más fuerte y compasiva cuando llevaste a Rory en tus hombros la mayor parte del tiempo. Nadie en el distrito 12 estaba seguro de si serías la vencedora, pero para todos ya lo eras, por todo lo que hiciste por él - intenté procesar sus palabras, nunca me había sentido como una ganadora, y mucho menos por lo que había hecho por Rory.

- ¿Me podrías contar sobre él?- me alegraba saber que a alguien le importaba su historia, que alguien lo recordaba.

- Rory era el niño más dulce que he conocido en mi vida. Era alegre, muy amable y era bastante sentimental- comencé.

La chica de las flores | Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora