29. Día 3

3.8K 349 38
                                    

Temprano en el tercer día nos llegó otro paracaídas con 24 panes iguales a los de la noche anterior, Finnick miró los suyos con detenimiento durante minutos, como intentando descifrar algo.

-¿Te los vas a comer o no? - pregunté con la boca atascada de mi último bollito. Ese día había amanecido particularmente hambrienta.

El chico suspiró rendido y me tendió uno.

- Cómete este. Yo estoy bien con dos- sin rechistar tomé el pan en mis manos y me lo comí de dos mordiscos.

Luego del desayuno nos tumbamos juntos en la arena a tejer una nueva red, mientras tanto Johanna tomaba una siesta, Beete jugueteaba con su alambre y Peeta y Katniss nadaban en el agua.

- Mira- Finnick me enseñó una pequeña rosa que había hecho de hojas de palma y sonreí.

- Para ti- me la puso en el cabello y me miró unos segundos, luego regreso a trabajar en la red

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Para ti- me la puso en el cabello y me miró unos segundos, luego regreso a trabajar en la red.

La sensación de que alguien me observaba me hizo mirar al agua, Katniss y Peeta me miraban fijamente y murmuraban algo entre ellos, parecían muy enfrascados en su conversación pues tardaron algo de tiempo en notar mi mirada.

Katniss dio un pequeño brinco al encontrarse con mis ojos y luego sonrió como si nada hubiera ocurrido.

- Vengan aquí, las costras salen con agua.

El chico se puso de pie de un brinco, contento por el descubrimiento de Katniss. Me tendió la mano para ayudarme a pararme y caminamos en dirección al mar.

Mis costras no eran tantas como las de ellos, la niebla sólo me había tocado la pierna izquierda,así que no tardé mucho en estar libre de ellas, la piel de abajo era tersa y con un ligero tono rosado.

Ayudé a Finnick a descamarse las partes que le resultaban difíciles de alcanzar, como la espalda.

- Que guapo- reí al verlo reluciente, sin costras ni pomada.

Beete nos llamó desde la playa, mencionando algo acerca de un plan.

- Tenemos que eliminar a Brutus y Enobaria. No creo que vengan aquí a buscarnos, les superamos en número- comentó.

- Podríamos buscarlos en la jungla- sugerí encogiendo los hombros.

- Sería muy cansado y peligroso- murmuró Finnick.

Beete continuó hablando pero lo interrumpí para ir a despertar a Johanna, que seguramente se pondría de mal humor si no le hablábamos del plan.

- Hey, Jo. Despierta- la moví con suavidad y la chica abrió los ojos.

- ¿Estoy muerta?- murmuró somnolienta.

- ¿Qué?

- Bueno, es que luces como un ángel- ambas reímos mientras la chica se ponía de pie y caminaba en dirección a los demás.

La chica de las flores | Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora