Natasha le había preguntado si estaba bien mientras se recuperaba sentado en aquella sala donde habían tenido a Steve y Sam. Tony había contestado de inmediato que sí, pero sabía que ella no le creía.
Porque no era solo sobre su bienestar físico.
En parte agradecía que Natasha no estuviera mencionando nada al respecto de su relación con Steve. Se sentía como un sueño del que despertaba. La imagen de Steve a su lado escribiendo su nombre en su antebrazo izquierdo esfumándose, despertando en la cama solo y sabiendo que Steve estaba lejos con su verdadera alma gemela.
Se percató de que una vez más estaba presionando su antebrazo, ese lugar donde no había nada... se soltó y se acomodó mejor en el auto. Al darse cuenta de que ya estaban en Queens, supo que otra vez se había desconectado. Por suerte, Happy no pareció percatarse. O si lo hizo, no dijo nada al respecto.
Tenían 36 horas para ser ellos quienes detuvieran a Steve, Sam y Barnes de manera segura antes de que Ross mandara armas e indicaciones de disparar a matar tras ellos. Sabían que, aunque Natasha y él eran buenos, no podrían hacerlo solos. Necesitaban ayuda. Nat había obtenido ayuda del rey que buscaba a Barnes, eso les daría medios. Pero aun necesitaban rivalizar con dos supersoldados. Tony suspiró otra vez a sabiendas de que esta era la respuesta correcta.
Fuerza que rivaliza con la del Capitán América, una velocidad superior, algún fluido desconocido para Tony, lo cual lo molestaba un poco si tenía que admitirlo, y, sobre todo, una variable desconocida. Un factor sorpresa.
Pero... el niño se llamaba Peter.
Tony sentía que su sangre se enfriaba solo de estarse dirigiendo por sí mismo a una persona con el nombre de Peter.
Cuando llegó a la casa, el chico no estaba. Eso fue un poco desesperante, estaban cortos de tiempo.
Le costó hacerle aceptar a esta tía sobreprotectora que lo dejara esperar en la casa diciendo que estaba allí por una beca. El adolescente era lo suficientemente inteligente, según sus registros escolares, como para que eso fuera creíble. No era la primera vez que Tony se sentía morir por dentro mientras tenía una plática ligera y llena de sonrisas. Eso era lo suyo. Mentir, hacerle creer a todos que estaba bien. Era más fácil que mostrar su debilidad.
Por fin el niño Peter llegó. Su incapacidad de mentir e improvisar era evidente, pero su tía creyó todo e incluso dejó que Tony pasara a su habitación.
Tony cerró el cuarto y escupió lo que estaba comiendo porque estar tan cerca del chico hizo que supiera a cenizas.
Era horrible.
—Niño, necesito que me digas cuál es el nombre de tu alma gemela —le dijo directamente. No podía soportarlo más.
—¿Qué? —saltó a contestar a la defensiva de inmediato.
Tony entendía el porqué de su reacción. No está bien preguntar eso. Es invasivo y poco considerado. Pero el chico se llama Peter y Tony no puede seguir en la misma habitación sin estar seguro. Si el chico le llega a decir que tiene escrito Anthony, probablemente vomitará.
Peter se removió en la habitación y lo vio con grandes ojos confundidos.
—M-mi alma gemela —empezó a hablar, tal vez aturdido por el genio millonario que estaba en su habitación. Colocó una mano sobre el hueso derecho de su cadera y Tony supuso que quizás allí estaba su marca. Y si allí estaba su marca, entonces no lo sería porque no coincidirían. Pero no se permitió tener esperanzas mientras el niño se enredaba tratando de seguir hablando—, bueno, el, uh, el nombre de mi alma gemela es... es... uh, Johnny —agachó la cabeza al pronunciarlo.
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Después de tu alma gemela
FanfictionTodas las personas buscan a su alma gemela. Saben que es algo especial y desean estar junto a la única persona que está garantizado siempre los amará. Todo el mundo cree que una vez que el nombre de su piel se completa vivirán un eterno felices para...