Pesadillas

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Tony llevaba casi tres días seguidos sin dormir cuando decidió viajar a Nueva York.

Era media noche y salió de su casa sin decirle nada a Pepper ni dejarle algún mensaje con J.A.R.V.I.S. Ya tenía siete armaduras completamente nuevas con varios diseños y mejoras. Siempre pensando en todo aquello que pudo hacer y no hizo por no tener el cómo, era una obligación mínima indispensable el arreglar esos errores. Como un pequeño extra y aparente nuevo hobby, tenía una pila inconmensurable de información almacenada sobre agujeros de gusano y viajes interdimensionales. Algunos protocolos de seguridad y prevención, para Pepper más que nada, se estaban resolviendo en su cabeza y la botella que tenía en la mano se había vaciado por tercera vez en esa tarde.

El avión aterrizó justo cuando terminó los planos del Mark 20. Viajó en auto revisando el ensamblaje del Mark 14 y dando instrucciones a J.A.R.V.I.S para las piezas que debía comprar para el Mark 16. Llegó a la torre que, ya reparada en su totalidad, estaba lista para recibirlo en su pent-house como era debido. Al abrirse las puertas del elevador, el pequeño tintineo que anunciaba su llegada al piso correspondiente lo hizo reaccionar y Tony no sabía por qué o para qué estaba allí.

Entró al lugar con un suspiro y se preparó una taza de café. No quería dormir, trataba de evitarlo lo más posible, no que fuera una misión imposible, su mismo cuerpo se mantenía en un estado de alerta constante, pero ese par de veces que prácticamente había quedado inconsciente en su cama la misma imagen regresaba a su mente como una fotografía. El espacio, una negrura total que devoraba toda la vida que estaba al alcance de su mirada, él solo, flotando y perdido sin posibilidades de escape. Y entonces una monstruosa nave espacial acompañada de un ejército alíen que se dirigía a la tierra dispuestos a destruirlos. Algo contra lo que no podía hacer nada, nadie, no la humanidad tan blanda y desprotegida. Veía a Pepper sentada en su oficina de manera tranquila, acabando su día de trabajo y luego estas cosas entrando y.... no podía con lo que iba después.

El descanso había desaparecido de su rutina desde hacía un tiempo. Lo único que podía pensar era en todas esas otras criaturas que rondaban en el espacio y que podrían destruirlos en cuanto tuvieran oportunidad si solo lo deseaban.

Bajó al taller que tenía allí. Era un poco más grande que el de su casa en Malibú. Las cosas ordenadas revelaban una falta de uso y un equipo de limpieza invasivo. Lo primero que hizo fue regañar a J.A.R.V.I.S y prohibir cualquier acceso que no fuera él a ese lugar.

Se sentó en una silla que se corrió hacia atrás y dio una media vuelta por su impulso. Tomó un bolígrafo que estaba cerca y golpeó la mesa como un tic. Había tantas cosas en su mente, que simplemente no podía concentrarse en ninguna. Arrojó el bolígrafo y bebió todo su café de un solo trago sin que le afectara el excesivo calor que atacó a su boca y garganta. Fue a la zona de proyección y le pidió a J.A.R.V.I.S una muestra de lo que hacían los vengadores.

Bruce se encontraba en esa misma torre unos pisos más abajo durmiendo tranquilamente. Había una grabación del capitán y widow saliendo de las instalaciones de S.H.I.E.L.D, él se encontraba ahora en el departamento que había conseguido, de ella se había perdido el rastro. Se suponía que Clint estaba en una misión y no había detalles de ella. Thor no estaba en el planeta.

Parecían muy relajados y Tony no podía terminar de explicarse cómo lo lograban. Cómo podían vivir sus días sin la preocupación opresiva de ser atacados en cualquier momento. Sabía la respuesta: Él era débil y dependiente de un pedazo de metal que lo protegiera, ellos no.

Abandonó su interés en ellos e inició un nuevo prototipo, una armadura con la que pudiera ayudar a más personas aun si no estaba presente, si pudiera poner varias de esas en el resto del mundo estaría bien, si pudiera cubrir más espacio que antes sería mucho mejor.

Así amaneció y fue devuelto a la realidad por una llamada preocupada de Pepper. Luego de recibir varios reclamos y quejas, y luego comentarios preocupados y de apoyo, le prometió que volvería en tres días, solo necesitaba revisar unas cosas. Fue obvio que ella no le creyó, pero suponiendo que lo necesitaba le concedió ese plazo. Intentó dar una vuelta al lugar, pero no sirvió de nada, todo oscuro y solo.

Comenzaba a odiar esos dos adjetivos juntos.

Regresó a su taller y, solo porque el orden en exceso lo hacía sentir fuera de lugar, empezó a hacer un inventario de las cosas con las que contaba. De manera obvia, terminó teniendo todo lo necesario y básico. Con la idea de continuar manteniendo su mente ocupada pensó en alguna otra situación que necesitaba arreglar, por ejemplo, alguna manera de apoyo en la carga de grandes pesos. Entonces recordó el momento en el que el helicarrier comenzó a caer y aprovechando que era de día, ignoraba la hora exacta, pero el sol estaba arriba, fue a ducharse y decidió hacerle una visita a la organización que lo rechazó.

Tony entró al tricarrier como si se tratara de sus propias oficinas, ignorando las miradas interrogativas de todos esos agentes que probablemente podrían dejarlo inconsciente antes de que se diera cuenta si querían. Se encargó de hackear el sistema antes de llegar para que todas las puertas se abrieran para él sin importar esas cosas de niveles que tenían. Ya había pasado unas diez puertas prohibidas cuando María Hill apreció frente a él con los brazos cruzados y dándole una mala mirada. Él le sonrió y la siguió cuando ella solo se dio la vuelta sin mencionar palabras.

Aunque él ya había demostrado que no lo necesitaba, María se tomó la molestia de abrir las puertas con su credencial e ingresar un código para permitirle el paso. Llegaron a la oficina de Fury casi de inmediato.

–¿Se puede saber que planeas con esta incursión en mi edificio y mi sistema, Stark?

–Sí, vine aquí a insultar su bajo nivel armamentístico y de tecnología.

–No me sorprende – lo interrumpió sin variar su expresión.

–Estuve, literalmente, dentro de sus motores. Son horribles, son viejos, son sensibles y son fáciles de desactivar. Solo piénsenlo, el anciano de la segunda guerra fue quien me ayudó a reiniciarlos, eso dice mucho de ellos.

–¿Hay algún otro punto detrás de esto?

–Voy a rediseñar su helicarrier y facilitar la producción de más.

–¿Por qué?

–Porque soy un alma generosa, obviamente. – Nick levantó una ceja sin mostrar expresiones de gracia o vida en general en su rostro – Ustedes se encargan de proteger a la gente ¿No? Solo estoy invirtiendo un poco más en la paz mundial.

Y aunque fue juzgado en silencio un poco más, Nick aceptó, porque claro que lo necesitaban. Le entregaron los planos de los helicarrier que ya tenían para que se basara en ellos y se retiró.

De camino a la salida se cruzó con la viuda negra que no demostró sorpresa de verlo en ese lugar. Tony consideraba que el primer nivel para volverse agente era perder la capacidad de expresión.

–Vi tu forma de pelear contra esos chitauris - comenzó a hablarle - podría mejorar tu traje para que sea más resistente.

–No necesito tu tecnología, Stark. Con lo que S.H.I.E.L.D me proporciona y mis habilidades es suficiente.

–Sí, yo sé que tu podrías matarnos a todos nosotros desnuda. Pero si alguna otra cosa nivel vengadores aparece, no estaría de más un poquito de ayuda ¿Verdad?

–¿Qué es lo que sucede contigo?

–¿Disculpa?

–Este interés es extraño ¿Qué haces aquí? ¿Por qué ofreces tu ayuda? ¿Por qué no estas durmiendo últimamente? – él dio un respingo ante esa última acusación ¿Cómo ella sabía que no estaba durmiendo bien? Claro, suponía que esos ojos verdes veían más de lo que parecía.

–No tengo nada más que hacer ¿no es obvio? – Tony sacó unos lentes obscuros de su bolsillo, porque no tenía otro lugar en dónde llevarlos, y se los colocó en un vago intento de evitar que ella siguiera escudriñando sus secretos con esas habilidades de espía exagerados – además es una buena excusa para no perder la costumbre, construir armas siempre será interesante y si puedo asegurarme de que es para los buenos, entonces está bien. – Natasha siguió mirándolo fijamente sin hacer ningún ademán de reaccionar como el resto de la gente – Me enteré de que eres la niñera del Capitán América. – agregó esperando que eso por fin acabara con el silencio interrogante.

–¿Te interesa saber sobre él? – habló ella, pero no se sintió aliviado ante semejante pregunta.

–No.

–No soy su niñera. Sólo me aseguro de que se adapte como es debido.

–Eso es ser una niñera – agregó él, y por la expresión que Romanoff hizo fue obvio que no le gustaba escucharlo. Levantó las manos para dejar el asunto en paz y dio unos pasos hacia atrás para luego darse la vuelta e irse. Ella siguió su camino de tal forma que nadie sospecharía que hubo un momento en el que se detuvo a hablar.

Decidió regresar a la torre y trabajar.


Tony estaba en la obscuridad absoluta. Había pasado el agujero de gusano y dejado ir la bomba, escuchó por el intercomunicador al Capitán América ordenándole a black widow que cerrara el portal y ella lo obedeció de inmediato. Tony percibió como la única conexión que lo llevaría de vuelta a casa desaparecía. Se quedó solo en la inmensidad del espacio lo justo para ver como la bomba que se dirigía a los extraterrestres se estrellaba contra un campo de energía y no les hacía nada. Las naves siguieron avanzando con fuerza e ira hacia el frente y él era lo único que se interponía entre ellos y el espacio donde se podía abrir la pequeña ranura interdimensional que los mandaría a la tierra. Él no podía hacer nada contra ellos y solo le quedó ver cada segundo eterno como la nave se acercaba más y más. Y unos enormes cañones le apuntaban a él, o a lo que había detrás de él.

Levantó la cabeza con fuerza de la mesa donde había estado recargado y se hizo tan fuerte hacia atrás que la silla donde estaba sentado se desequilibró y se fue, en un intento de no impactar movió su cuerpo y se golpeó en el costado con el borde de la silla quedando ridículamente doblado sobre ella, rodó para terminar completamente en el suelo y su umbral del dolor se peleaba entre ponerle atención al golpe más reciente o al dolor de cabeza. El último iba ganando. Después de un rato se levantó del suelo y se sujetó la cabeza para que el mundo dejara de tambalearse para sus sentidos. Vio sobre la isla de la cocina los restos de dos botellas de wiskey y se apretó el puente de la nariz.

Ya habían pasado los tres días y aún no quería regresar con Pepper y mostrarle su patética cara en ese estado. Tomó otra botella y fue a darse una ducha, que terminó siendo solo él debajo del agua mojándose durante mucho tiempo. Luego, sin estar realmente limpio salió y encargó un par de cajas de donas y mucho, mucho más café. Le mandó un mensaje a Pepper diciéndole que había comenzado un proyecto y que no lo podía dejar a la mitad así que tendría que aplazar su regreso dos semanas más. Eso era en esencia una mentira, pero podía comenzar fácilmente cualquier proyecto, de hecho, necesitaba iniciar cualquier proyecto y dejar que su mente se distrajera lo suficiente. Bajó a su taller y vio los planos que había dejado desperdigados. Solo habían pasado 72 horas más y ya había creado otros tres planos para armaduras y dos ideas para el helicarrier a parte de un traje para la viuda negra a pesar de que ella misma le había dicho que no.

Lo arrojó todo lejos y tomó unas hojas limpias, comenzó a trazar unos propulsores que le permitieran moverse en el espacio exterior, y sin estar del todo desarrollado comenzó a diseñar un escudo que resistiera una bomba y pudiera contraerse para poder viajar con él de manera ligera. Pero antes de concluir o considerar si era posible, empezó a dibujar las líneas de otra armadura, quería ponerse una, porque ahora tenía la sensación de que el agujero de gusano se abriría en cualquier momento y comenzaría una invasión y él no estaba listo, no tenía nada con qué realmente defenderse.

J.A.R.V.I.S mismo le hizo llegar su pedido de alimentos hasta su taller mientras le decía que eso no era comida y que debía ser más consciente de su estado de salud. Tony está seguro de que le respondió algo, pero no estaba seguro de qué, su mente estaba demasiado ocupada tratando de resolver cómo podría tener un espacio dedicado al transporte de oxígeno en su armadura. Porque su sueño había sido muy largo y desesperante, pero en la realidad él se había desmayado casi de inmediato.

Lo primero que terminó fue una armadura que sustituyó al guante y las botas que se había creado de improvisto para no estar desprotegido. Más incómodo y acalorado de lo que le hubiera gustado, con su traje puesto todo el tiempo, terminó un archivo completo del diseño del helicarrier con especificaciones de materiales que debían ser utilizados y en algunos casos incluso en dónde debían ser conseguidos. También dejó instrucciones y todo un sistema desarrollado para la inteligencia, aunque no creía que fueran a utilizar eso último, desconfiaban lo suficiente de él como para no implementarlo, pero él ya lo había hecho así que se los incluyó de todos modos.

Una explosión en la parte superior de la torre lo hizo reaccionar, ponerse el casco y subir de inmediato, salió justo a tiempo para observar al cielo rasgarse justo sobre él y dejar ver a una enorme nave alienígena que se adentraba en su atmosfera y que comenzaba a disparar al resto de la ciudad provocando una inminente masacre. Tony gritó y trató de atacarla, pero sus misiles rebotaban de la poderosa coraza como si se tratara de suaves pétalos que lo rozaban accidentalmente. No era ningún rival para eso. Escuchó una voz femenina gritar y al voltear hacia abajo se horrorizó al ver a Pepper que había ido a buscarlo, bajó tan pronto como pudo, pero ni con toda la energía en sus propulsores alcanzó la torre antes de que explotara.

Abrió los ojos de golpe y sintió todo su cuerpo sufrir un espasmo. Menos de un segundo se tardó en enfocar el lugar donde estaba y en ese corto lapso pudo analizar perfectamente cada detalle de lo que había a su alrededor en el piso común, como ese sofá enorme de medio circulo que se encontraba frente a una aún más enorme pantalla plana y esa planta de naturaleza desconocida para él, pero que Pepper había insistido en que pusieran para darle vida al lugar. Cuando sus sentidos por fin regresaron por completo a la realidad, se percató de la rápida y errática respiración que estaba teniendo, ya comenzaba a sentir el mareo por la falta de oxígeno y acumulación de dióxido de carbono que esto provocaba. Se quedó allí en el suelo tratando de calmarse, pero solo se alteraba más ¿Cómo llegó allí? ¿Por qué ya no tenía su armadura puesta? ¿Dónde estaba Pepper? Y su cuerpo se tensaba más con la preocupación y la confusión que solo aumentaba. Sabía que necesitaba calmarse, necesitaba pensar otra cosa, enfocarse, concentrarse. Recordar.

Tenía cuatro años. Tía Peggy le había dicho que su alma gemela estaría con él, siempre, en todo momento y en todo lugar aún si no estaba físicamente a su lado. Su alma gemela, Peter. Eso lo había ayudado mucho antes, Peter, pero Peter no estaba, no tenía un rostro así que él le había dado uno. La sonrisa del Capitán América fue lo que lo recibió cuando la crisis por fin se había pasado.

–¿Tony?

Él rodó con lentitud en el suelo para alcanzar a ver el elevador que se cerraba y a la persona que se acercaba a él con preocupación. Le dedicó la mejor sonrisa que fue capaz de hacer en su estado.

–Hey, Brucie.

–¿Qué te pasó? ¿Estás bien? – el doctor se agachó para ayudarlo a re incorporarse – J.A.R.V.I.S me avisó que llevabas casi doce horas inconsciente en el suelo y que cuando despertaste tus signos se dispararon. Ni siquiera sabía que estabas en la torre.

–Eso es raro, mi presencia brilla como mil soles. – le dijo con una sonrisa que no fue devuelta.

–¿Sabe la señorita Potts que estás aquí?

–Sí.

–¿Sabe en qué estado te encuentras?

–... No.

–Voy a llamarla.

–No, Bruce. – Tony se colgó de su brazo para evitar que se le escapara – No, no la molestes con esto. Solo he trabajado demasiado, ella ya tiene demasiadas cosas de qué preocupare como para que le sumemos un adulto que no sabe cuidarse a sí mismo y pasa más tiempo en su taller que en cualquier otra parte. No quiero ser un incordio para ella.

–Ella es tu pareja, Tony, estoy seguro de que entenderá.

–Es mi pareja, Bruce... no mi alma gemela. – confesó y aunque trató de ignorar la reacción del otro, fue capaz de percibir la sorpresa que este intentó ocultar – Así que ella podría solo hartarse de mí y abandonarme, y yo, no estoy seguro de qué sería sin ella a mi lado.

–Yo no sabía-

Después de tu alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora