Quitarse del camino

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–¿Excluido de una misión? No me lo esperaba de ti, Capitán América ¿Te portaste mal? –preguntaba Sam terminando de servir el café al mismo tiempo que Steve regresaba a la cocina ya bañado.

De momento, Sam estaba viviendo en la torre porque su casa estaba siendo fumigada de un aparente ataque de termitas al vecindario completo y no tenía trabajo que lo mantuviera en Washington, se quedaba en el mismo piso que Steve que tenía espacio de sobra, tenía su propia habitación, su propio baño, su propia televisión. Lo único que les tocaba compartir era la cocina que de todos modos casi no usaban por la insistencia de Steve de usar el piso común para ese tipo de actividades. Ahora, sin embrago, estaban solo ellos dos. Habían salido a correr, el super soldado claramente había recorrido distancias mucho más largas y desgastadoras, pero no era que estuvieran compitiendo. Para nada.

–No fue por mi –Steve tomó una botella de agua–. No era una misión de alto nivel y María Hill dijo que hacía más falta que Tony y Natasha hicieran misiones juntos porque, aunque confían el uno en el otro, no saben ponerse de acuerdo. Pero yo no podía ir porque soy un mediador que no siempre estará presente. Thor fue como respaldo y Bruce apoya a Pepper con las compras para la fiesta del Hallowen.

–¿Y el arquero?

–Clint sigue teniendo otras misiones clasificadas en las que se ausenta largas temporadas de tiempo. Me alegra que vinieras, Sam, de esa manera no estoy solo.

–Sí, claro. Debe ser aburrido estar en este lugar en el que seguro no hay nada que hacer –comentó su amigo con sarcasmo para luego beber de su café.

–No es eso –rió Steve–. Es muy solitario que no haya nadie más en este lugar tan grande.

–Sí, debes extrañar mucho a Stark.

–¿Qué? –Steve detuvo la botella de la que iba a beber para poder preguntar de inmediato– ¿Por qué dices eso?

–Oh, por favor, Steve. ¿Crees que soy ciego o tonto? Últimamente, cada que hablamos el tema de conversación termina siendo Stark de una u otra manera. Y desde hace un tiempo para acá que haces esa cara cuando su nombre es mencionado.

–¿Cara? ¿Qué cara?

–Esa que haces justo ahora.

–¿Qué? No, Sam, no hay ninguna- no, no- Sam, no.

–Puedes abrirte conmigo, hermano. Lo que quieras.

Steve guardó silencio por unos momentos en los que se terminó la botella de agua y sacó otra.

–Nos hemos besado –Sam levantó una ceja obviando ese hecho–. Cuatro veces.

–¿Vas a llevar la cuenta?

–¡No! –Steve sentía la cara arder– Es solo que, recuerdo las ocasiones en las que pasaron porque, bueno, la primera vez él me besó solo por capricho. La segunda vez en cambio, fue después de que lo llevé a ver a Peggy y, fue muy diferente, pareció más real. La siguiente vez mi intención era contarle sobre sus padres –Sam entrecerró los ojos. Él lo sabía, Steve y Natasha le habían compartido toda la información que habían conseguido cuando descubrieron a Hydra dentro de S.H.I.E.L.D.–, pero nos besamos y se sintió tan lleno de sentimientos verdaderos.

Bebió agua para poder hacer un espacio antes de decir lo siguiente. Extrañamente no se sentía avergonzado de contarle eso a Sam. A pesar de que sí debería.

–La última vez. Había ido a decirle que subiera a comer, discutimos y de repente estábamos besándonos otra vez. Fue demasiado natural.

–Bueno amigo, es obvio que hay algo entre ustedes-

Después de tu alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora