Razones para morir

143 21 0
                                    

Pasando por una explosión generada por una de sus propias armas, una operación en medio de la cual se despertó por el dolor y en donde observó a un completo desconocido haciendo cosas en su interior, su vida sujeta a una vieja batería de auto, secuestrado y retenido en medio de la nada rodeado de personas que podrían matarlo en cualquier momento, torturado para aceptar crear armas que bien sabía serían utilizadas contra gente inocente en su propio país...
Tony solo encontraba razones para morir.

–¿Y tú, Stark? – le preguntó Yinsen después de mover su ficha en aquella obscura cueva.

Tony bajó la mirada y consideró la pregunta. ¿Familia? Si la casa vacía a la que regresaba todas las noches decía algo, era que él no tenía ninguna. Con esfuerzos y dudas se atrevía a decir que tenía un amigo real. Ni pensar en familia.

–No – le contestó.

–No ¿Eh? Entonces eres un hombre que lo tiene todo, y nada.

Nunca mejor dicho. Él podía obtener todo lo material que deseara, pero al final del día siempre terminaría solo en aquella enorme mansión. Porque no había nadie para él.

Tony se puso de pie dispuesto a seguir trabajando siendo muy consciente de la marca que tenía en lo alto de su pantorrilla derecha. El alma gemela que estaría junto a él para siempre y en todo momento. Solo eran estupideces. Ninguna persona de nombre Peter llegaría de repente a salvarlo y decirle que todo estaba bien. Ni nadie más lo haría, así que solo le quedaba asegurarse por sí mismo de que fuera así. Al menos hasta que lograra regresar a Yinsen con su familia.

Tres meses pasaron con limitada comida, bajo una constante vigilancia, con armas apuntándolos, con el miedo de ser descubiertos. Tres meses fueron hasta que su plan no funcionó como esperaban y Tony descubrió el tipo de reunión que Yinsen tenía en mente. Y en realidad era sorprendente y admirable la calma y determinación con la que había pasado todo ese tiempo siendo que en el fondo lo único que pensaba era morir. Ese era el tipo de pensamiento que siempre había en una persona que había perdido a su alma gemela. A Tony le molestaba porque pensaba que, si se hubieran esforzado un poco más, Yinsen también habría vivido. Pero Yinsen no lo deseaba.

Un vacío se hizo lugar en su pecho al darse cuenta de que eso por lo que había estado luchando no había servido para nada. Escapó porque parecía lo correcto, la otra razón por la que crearon esa especie de armadura, la razón por la que Yinsen tomó un arma y fue a enfrentar algo que perdería.

Rescatado por la única persona en el mundo que probablemente se preocupaba por él.

La mejor vista que pudo desear al regresar a la seguridad de la ciudad fue Pepper recibiéndolo con los ojos rojos y una sonrisa de alivio. Tony disfrutaba mucho de verla, de estar con ella, de escuchar su voz. Le tenía mucha confianza. Por eso, después de acabar con la fabricación de armas de su empresa, ella era la única que quería cerca. Pepper había estado con él todo ese tiempo, siempre apoyándolo, siempre de su lado. La única que tenía para arreglar su corazón.
Literal y figuradamente.
Ella fue tan linda diciéndole que todo estaría bien mientras le estaba dando un infarto.

–Nunca, nunca, jamás me vuelvas a pedir que haga algo como eso – le dijo Pepper luego de su operación repentina.

–Solo te tengo a ti – le contestó con la verdad. El hombre que lo tenía todo y no tenía nada, quería pensar que podía tenerla a ella. Ya que no estaba atada a nadie más.

Cuando Tony se había enterado de que Pepper no tenía nombre se sintió aliviado. Y egoístamente se lo dijo en la cara. Ella, por suerte, en aquel entonces comenzaba a hacerse una idea de cómo era él en realidad y haciendo uso de toda la paciencia que su delgado cuerpo podía tener, aceptó y perdonó lo que todo el mundo consideraría una absoluta y cruel grosería.

–Oye, Potts – la había llamado en esa ocasión antes de que ella saliera de la habitación tras notar que parecía al borde de las lágrimas –. Es solo que, yo desearía no tener ninguna marca en mí ¿Sabes? Vivir libre y sin preocupaciones a quedar atado a nadie. Sin... el temor de arruinar la vida de alguien más de la misma forma en que Howard lo hizo con mi madre.

–Lo entiendo – ella había asentido –, pero esto que me sucedió a mí, no fue algo que yo pidiera. Yo era, una niña que soñaba con conocer a su alma gemela y tener una grata vida a su lado. Y entonces un día, el nombre que siempre había estado en la palma de mi mano – ella observó el lugar específico del que hablaba – se fue. Sin esperanzas de regresar. La persona que la vida había designado para mí se había ido de este mundo. Y yo me quedé sola.

–Ahora tienes la oportunidad de decidir por ti misma – le dijo Tony. Pepper con los ojos húmedos y ya sin poder diferenciar bien su alrededor, había inclinado la cabeza con una sonrisa. Ella no estaba de acuerdo.

Tony nunca supo el nombre que ella había tenido antes. Estaba seguro de que si preguntara ella le contestaría. Pero nunca se atrevió. Él, Tony Stark, el hombre que define la indiscreción y falta de tacto, no se atrevió a generar una pregunta por miedo a lo que la respuesta implicaría. Él estaba bien así, con Pepper a su lado y tan enérgica como siempre.


En el tiempo que estuvo lejos de la empresa, Tony comenzó a crear una armadura. Ya no quería más armas que lastimaran al resto, debía concentrarse en algo que protegiera. Aunque Obi, Pepper y Rhodey, las únicas personas en quienes confiaba, le habían dicho que no era una buena idea. Estuvo encerrado un tiempo en ese proyecto hasta que lo tuvo listo.

Tony jamás se había sentido tan libre como cuando pudo volar.

Cuando tuvo que colarse a su propia fiesta, estaba decidido a dejar en claro que su presencia allí era la de un hombre que lo tenía todo controlado y no necesitaba ser menospreciado. Estrés postraumático son estupideces. Claro, eso quedó olvidado en el momento en que su mirada se posó sobre su secretaria. Más hermosa de lo que recordara haberla visto alguna vez, utilizando ese vestido que realzaba demasiado bien su figura y de un color que contrastaba correctamente con su cabello y su tono de piel. Invitarla a bailar fue más que nada un impulso.

Era diferente, tenerla tan cerca, colocar una mano sobre su cintura, no era comparable a todas las mujeres que se había llevado a la cama, sabía que había algo diferente en Pepper, algo que se había ido creando entre ellos conforme el tiempo pasaba. Esa atmosfera que se creaba con ellos cuando se veían a los ojos y se llamaban por sus nombres y ambos sonreían. Pepper hablando tan nerviosa y él solo terminaba queriendo pasar una mano por su mejilla, su cuello, su nuca y acercarse aún más. Tuvieron que salir por un poco de aire. Que tampoco funcionó mucho cuando fue tan obvio que estuvieron a punto de besarse y él tuvo que entrar por un trago. Él fue por un trago para su asistente.

Y entonces otra razón: cuando se enteró de que su empresa ahora traficaba armas a sus espaldas. Ir él mismo a interponerse es su camino y detenerlos pareció ser la mejor alternativa, y recibir balas, lo correcto.

–¿Qué está pasando? – Entró al taller Pepper preguntando con incredulidad y llamando su atención mientras trataba de quitarse la armadura.

–Seamos sinceros, no es lo peor que me has atrapado haciendo. – Tony hablaba en serio. Había tantas cosas que Pepper había descubierto en el momento menos indicado que no podría hacer una lista al ni siquiera saber cuál poner en primer lugar. Tal vez peor para él sería aquella en la que se embriagó y estuvo hablando estupideces sobre extrañar a su familia, incluso a Howard y que ella lo tuvo que detener de ir en tal estado al hospital a perturbar a tía Peggy y le hablaba a J.A.R.V.I.S reclamándole por no ser Jarvis y todo bastante humillante. Lo peor para su empresa sería la vez que Pepper se horrorizó al descubrir que estaba experimentando con sus contratos firmados para volverlos papel sanitario. Nunca estuvieron lo suficientemente suaves. Lo peor para ella, estaría entre la vez que jugó tiro al blanco con una nueva colección de arte y la primera vez que lo atrapó en una orgía y la invitó a unirse. Eso era solo un par de cosas que recordaba porque tenían su gracia. Por desgracia Pepper nunca compartía su sentido del humor. Y en esa ocasión tampoco sonrió ante su comentario para aligerar el ambiente, ella solo puso esa expresión de espanto y se acercó a su armadura.

–¿Esos son hoyos de balas? – Tony ideó una buena broma de doble sentido, pero la voz de su secretaria resonó algunos decibeles más fuertes de lo que alguna vez hubiera logrado antes de que siquiera abriera la boca – ¡¿Te dispararon?! ¡¿Qué hiciste que provocara que te disparan?!

–¿Limpiar mi desastre?

–¿Cómo se limpia un desastre y se termina con disparos?

–Por eso mejor eres la encargada – él levantó los hombros y observó como Pepper estaba entre el enojo por no tomárselo en serio y la preocupación porque había ido a meterse a alguna balacera.

Le tuvo que dar una explicación sin demasiados detalles, que de una u otra manera ella terminó conociendo de todas maneras. Y egoísta como él lo era, se sentía bien al ver a Pepper y saber que ella se interesaba por su bienestar.

Pepper, en cambio, no podía con el nuevo tipo de vida que Tony estaba tratando de llevar. Y no pensaba ayudarle a que lo consiguiera más pronto.

–Lo que vas a hacer, Tony, es que te maten, y no voy a formar parte de eso.

Porque para Pepper, Tony había llegado a tal importancia en su vida, que lo ponía por encima del resto del mundo. Sí, ella prefería que Tony siguiera construyendo armas que acabaran con todos y siguiera con esa vida mimada antes de que tratara de hacer algo tan arriesgado como ponerse en la línea de fuego. Le aterraba la idea de perderlo.

Pero Tony tenía esta idea de redención y estaba tan convencido de ello, que Pepper accedió.


Tony encontró que otra razón para morir era Obadiah, el hombre más cercano a ser una figura paterna para él, quitándole la fuente que lo mantenía con vida y confesándole que era quien lo había mandado a asesinar. Él, creando una armadura y atacando a Pepper, y peleando contra él.

Aunque al final Tony ganó, no arreglaba nada. Las traiciones se quedan grabadas en el alma.

Por eso Tony no pudo contenerse y ante la perspectiva de ser conocido como un super héroe fue y dijo ante la prensa que él era Ironman. Porque Pepper, que parecía compartir el interés que él le tenía, pero evitando que se acercara más, no le dejaba muchas alternativas y necesitaba sostenerse de algo. Bien, la fama podía ser ese algo.

Fue una buena temporada de contestar a preguntas y saludar a los niños lo que le dio una grata seguridad para poder sonreír una vez más. Saber que las personas lo admiraban y contaban con él, que alguien quizá podría considerar que lo que él hacía era para sentirse orgulloso y todas las personas enloqueciendo con su presencia.

Pero lo bueno no podía durar.

–La toxicidad en su sangre es de 5% – dijo la voz de J.A.R.V.I.S que, por mucho que Tony se hubiera esforzado para generarle una especie de personalidad, había sonado tan frío mientras decía eso.

Tony ya lo sabía. Cualquiera con un poco de cerebro sabría lo que el paladio entrando en contacto directo con su sistema generaría. Pero no había querido prestarle atención hasta ese momento en que lo inevitable llegaba a golpear a su puerta. Trató de sustituir el material por otro, pero un par de semanas encerrado en su taller no dio ningún resultado. Así que Tony se puso su traje y salió a detener el tráfico de armas del que se enteraba.

El porcentaje subió a 10 en solo un mes. Era demasiado rápido. Tony moriría, comenzaba a verlo.

Decidió retomar la expo Stark. Un evento que su padre había realizado algunas veces en el pasado para mostrar al mundo lo que su empresa había logrado, pero que habían dejado de hacer cuando las ganancias comenzaron a bajar. Después de salvar Industrias Stark, Tony no había pensado en ello, pero ahora se escuchaba como una buena idea. Tenía mucho dinero que aportar en eso. Al fin, si moriría al menos debía hacer que su último tiempo valiera. Cuando la toxicidad llegó a 20% empezó a donar y regalar las cosas que tenía. Ya no necesitaba nada de eso.

Era demasiado temprano cuando Pepper entró a su habitación mientras él seguía durmiendo y comenzó a regañarlo sin consideración con su cansado cuerpo. Se levantó de mala gana para ir a ducharse y prepararse para ir a la inauguración de la expo Stark que por fin estaba lista.

–Tu marca – dijo ella con un poco de sorpresa – No estas usando la red.

La red, que era como inteligentemente lo había llamado por su forma, era una pequeña capa de nanobots que se adherían a la piel y reflejaban sus características para ocultar el nombre que perpetuamente la gente debía llevar sobre ellos. Él lo había creado hace varios años luego de que una reportera se acostara con él solo para descubrir el nombre de su piel y que él tuviera que pagarle un par de millones para que guardara silencio. Él nunca se lo había quitado desde entonces, pero ahora, de alguna manera, ya no quería tenerlo con él. Si la gente se enteraba o no de que algún Peter en el mundo era su alma gemela, ya no le interesaba, al fin, moriría en menos de un año.

–Nop – le contestó y entró a la ducha sin darle tiempo a su asistente a preguntar el por qué. No estaba listo para decirle a Pepper que se quedaría sin jefe en poco tiempo. Así que solo siguió actuando como siempre y salió en su armadura.


Regresó a la seguridad de su taller después del tribunal donde lo señalaron como una amenaza para la nación y trataron de usar a Rhodey en su contra, donde él obviamente no aceptaría participar, ¿quién entregaría sus últimos momentos de vida al gobierno?, de ninguna manera.

Aquella noche por fin le pasó la dirección a Pepper. Ahora sabía que su empresa no quedaría sola cuando él muriera. Una razón más era una preocupación menos.

Al día siguiente fue a uno de esos entrenamientos que últimamente tenía con Happy. Algo de actividad física que nunca había tenido interés en realizar era algo que le daban ganas de hacer antes de irse. Para los demás les decía que debía saber defenderse sin la armadura, lo que era una mentira porque eso no le podría interesar menos. Escuchó a Pepper entrar y al mirarla vio detrás de ella a una mujer pelirroja. Una fascinante mujer pelirroja de ojos verdes y cuerpo bien definido.

Nadie podía culparlo por sentir interés por ella. En especial cuando ella le mantuvo la mirada todo el tiempo mientras pasaba entre las cuerdas, viendo tan profundamente en él que ni siquiera se vio capaz de dar algún comentario coqueto. Había algo raro, algo atrayente, algo que lo tenía inquieto por estar en la misma área que ella. Como si fuera un misterio que resolver. Aparte ese movimiento que hizo para ganarle a Happy fue impresionante.

Firmó los papeles y oficialmente Pepper pasó a ser la C.E.O de Industrias Stark.

Luego de que Natalie se fuera, y ellos se quedaran juntos, Tony observó la firma de Pepper.

–Tu nombre, con esa caligrafía tan bonita que tienes, también podría verse bien en mí si fueras mi alma gemela – mencionó de repente sin pensar mucho en ello e inmediatamente se molestó con él mismo por haber dicho semejante estupidez.

–¿En serio? – dijo ella de manera comprensiva dedicándole una sonrisa – tu letra en mí no sería más que un montón de garabatos.

–Podría esforzarme en mejorarla.

–No funciona así, Tony, la letra de tu alma gemela-

–Sí, sí. – la interrumpió – No es su letra en realidad, es un reflejo de su personalidad. – echó la cabeza hacia atrás pensando en el nombre de su pantorrilla. Odiaba tener cada trazo memorizado. – Este Peter tiene una personalidad descontrolada, entonces.

–Como tú.

Tony entrecerró los ojos. 'Por eso es tu alma gemela' podía escucharlo, aunque Pepper no lo hubiera dicho en voz alta. Y le molestaba. Estar atado a otra persona y que ella lo supiera y eso lo volviera la principal razón por la cual no pudieran avanzar en su relación. De verdad odiaba todo lo relacionado con las almas gemelas.


–Eres tan predecible – se quejó Pepper cuando descubrió que había invitado y contratado a Natalia y él sonrió al suponer que eso sería lo más cercano a celos que ella le dejaría contemplar.

Podría haber sido un buen día si Hammer no se hubiera acercado a él. O no existiera en el mismo planeta en principio. Todo presumido y tratando de tocarlo. Eso era tan desagradable. Y ya no solo por ser Hammer, que sí tenía mucho que ver, sino que, con el tiempo, Tony tratando de evitar cualquier contacto con algún Peter aleatorio había desarrollado un complejo con el contacto con otros hombres y lo evitaba todo lo posible.

Lo que fuera que planeara. Conocer más a esta Natalia, acercarse más a Pepper, generar relaciones comerciales, lo que fuera, fue descartado después de ir al baño y ver que la toxicidad en su sangre seguía subiendo.

Tony solo acumulaba razones por las cuales ya no valiera la precaución. Él tenía un auto de carreras, entonces lo usaría. Con suerte tendría un accidente y Pepper nunca tendría que enterarse de que cada día moría un poco más. Sin embargo, cuando realmente tuvo un problema con un hombre que trató de asesinarlo, no pudo solo quedarse allí y dejar que pasara. Porque en el fondo, Tony sabía que le gustaría seguir, hacer algo más. Arreglar sus errores, tener una vida junto a Pepper o...


–Paladio en el corazón, qué manera de morir.

Le dijo el hombre que había tratado de asesinarlo. Y Tony recordó que no debía equivocarse y darse falsas esperanzas. Él moriría y nada evitaría eso. Mientras viajaban de regreso decidió que era momento de decírselo a Pepper, así ella podría procesarlo, podrían despedirse. Tal vez, solo tal vez, podrían estar juntos el tiempo que le quedaba. Y con ese egoísta pensamiento le llevó algo de comida que trató de hacer para aligerar e ambiente.

-No todo el mundo funciona con baterías. – le dijo ella. Y Tony supo que la conversación no podía seguir como él lo había intentado. Así que regresaron a casa.


Luego de que Rhodey descubriera su estado y le dijera que no tenía que hacerlo solo, sabía que no era así. Porque era cierto que sabía lo que hacía. Se estaba encargando de dejar todo arreglado para cuando muriera.


–Si esta fuera tu última fiesta de cumpleaños – le preguntó a Natalie que estaba ayudándole con el maquillaje invadiendo su espacio personal de una manera que a él no le incomodaba, pero tampoco lo dejaba tranquilo – ¿Cómo la celebrarías?

–Haría lo que yo quisiera, señor – le contestó ella. Y Tony pudo ver por primera vez en sus ojos algo similar a la empatía –, con la persona que yo quisiera.

No estaba seguro de qué sería eso en su caso.

En una mansión llena de gente que él no conoce para bailar y beber. El mejor tipo de celebración que podía tener. Una vez había intentado algo más íntimo con su familia y se había arruinado así que ya solo le gustaba poner la música tan alta que no escuchara nada y embriagarse tanto que no pudiera entender lo que sucedía.

Pepper fue junto a él para tratar de calmarlo. Hacer lo que quisiera, no sabía que sería eso, pero la persona con quien quisiera podría ser ella sin ningún problema. Tal vez fue por su estado de ebriedad, pero ella rechazándolo otra vez, solo seguía dejándolo en claro. No había de qué preocuparse.

Así que disparó contra la fruta, así que usó su armadura que es también un arma en medio de un montón de personas indefensas, así que cuando otra armadura se enfrentó a él, solo peleó.

¿Qué podía pasar?

Solo una razón más para morir.

Tony disparó contra Rhodey y su mejor amigo le disparó también. Luego se fue dejándolo en su casa destruida solo. Él, la única persona en quien confiaba se llevó la armadura de Ironman, sabía que estaría en buenas manos.

Estaba listo, se había desecho de todo lo que le importaba, ya no había cómo caer más bajo. Ahora Tony podía esperar a que lo único que lo mantenía con vida lo terminara de envenenar.

Solo que, mientras gozaba de sus minutos terminarse comiendo unas donas y vistiendo su armadura para asegurarse de que el proceso fuera más rápido, tuvieron que llegar estas personas de S.H.I.E.L.D, mostrarle que la mujer más interesante que se había cruzado en su camino era una agente que lo había estado espiando, decirle que su padre había sido fundador de la organización, y darle un nuevo método en el que quizás su vida no se terminaría.

No era lo que él había pedido, pero no lo rechazaría. Quizás. Fue con Pepper, con ella, la necesitaba, que ella le dijera que valía la pena intentarlo. No funcionó en absoluto, siempre estaba esa barrera que ella insistía en poner entre ellos. Como cereza del pastel entró la mujer Natasha-Natalie que se había metido en su vida y manoseaba en su vida personal, actuando como si fuera una buena y maravillosa asistente. Toda una mentirosa profesional. Desesperante. Tony se hubiera ido resignado e ignorando a todos a buscar un lugar aún más alejado donde nadie lo molestara, si no hubiera visto que la distribución de la maqueta en su oficina tenía algo en particular que llamó su atención.

Un video de su padre diciéndole que él era su más grande creación no fue algo que, en todos sus años de vida, se esperara. Pero estaba bien, suponía, que tras tantos años de tratar de ser algo más que solo un estorbo en el taller resultara que tenía una impresión decente de él.

Sí, eso estaba bien.

Después de que Coulson se fuera y creara un nuevo elemento se encontró con una nueva esperanza. Una chiquita. Para seguir adelante.

Él no iba a limpiar su desastre, obviamente, luego contrataría algún equipo para que lo hiciera. Y arreglara su casa. Pasando para salir del lugar le volvió a llamar la atención el prototipo de escudo que tenía y había utilizado para equilibrar. Un escudo del Capitán América que había trabajado cuando era niño para tratar de conseguir una aprobación de su padre y que nunca terminó. Ni siquiera sabía que aún lo tenía hasta ese momento en que semi destruyó su casa. Parecía ser que siempre habría algo del Capitán América en su vida. Debía admitir que era un poquito desesperante.

De alguna manera, su expo destruyéndose y arruinándose, él peleando junto a Rhodey contra un montón de robots ya no era tan extraño como debería. Porque su vida de rico que había llevado hasta el momento se había terminado en el momento en que le mostraron lo que eso generaba.

En el techo, después de apenas sobrevivir a una explosión en cadena Pepper estaba gritándole. Y Tony trataba de hacerle ver que se había esforzado, que había logrado hacer algo más, porque necesitaba que Pepper lo aceptara, aunque fuera una sola vez, así que cuando la besó y ella lo correspondió, Tony por fin tuvo una estabilidad que no sabía que necesitaba tan desesperadamente. Con ella dándole la fuerza que le faltaba y la tranquilidad que le brindaba.

Pepper y la mirada que le dirigía con un brillo único, solo para él, una sonrisa que él provocaba y que era recíproca, siempre. Se suponía que personas como Pepper, llamadas sin nombre, que eran quienes habían perdido su marca, eran los únicos capaces de enamorarse de otra persona que no fuera su alma gemela. Tony no lo creía así. Estaba seguro de que era capaz de desarrollar sentimientos por ella. Y que lo que fuera que pasara entre ellos podría ser equiparable a lo que las almas gemelas tuvieran, porque Pepper era especial. Porque después de ser rechazado en esa iniciativa vengadores ella, sin saberlo, le dio paz al recibirlo en casa. Una casa que ya no estaría vacía.

En medio de tantas razones para morir, Tony encontró una para vivir.

Después de tu alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora