Almas gemelas

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Todo el mundo nace con un nombre en su piel, un nombre que no les pertenece, un nombre incompleto.

Las personas dedican su vida entera a buscar a la persona dueña del nombre. Porque este nombre pertenece a la persona a quien se está destinado. Almas gemelas, así es como lo llamaron. Cuando se encuentra a la persona, cuando se toca su piel, el nombre se completa, las personas conocen la verdadera felicidad y su lugar en el mundo. Se sabe que en cuanto eso sucede se crea un vínculo que une a las dos personas para siempre. Es algo que no se puede deshacer por ningún medio, salvo la muerte. Quienes practican la fe dicen que es obra de Dios, los científicos afirman que es cuestión de mejora genética evolutiva. Hay muchas teorías. Lo único en lo que todos están de acuerdo es que ese hombre y esa mujer tendrán una mejor vida juntos.

Steve, siempre que había alguna cosa en donde reflejarse, se levantaba la camisa y alzaba el brazo, incluso cuando aún no sabía leer sabía lo que esos garabatos significaban, su madre se lo había explicado, allí estaba escrito un nombre. Tenía curiosidad por eso. No entendía eso de las almas gemelas, pero sabía que se iba a encontrar con esta persona y se harían amigos. Amigos. Siempre insistían en esa palabra cuando le contaban sobre lo que lo unía al nombre que estaba de manera permanente en la piel en su costado derecho. James. Se convirtió en la palabra favorita de Steve luego de un tiempo. La primera que aprendió a leer y escribir, al derecho y al revés, incluso invertido como siempre lo veía en el espejo. Y cuando entendió lo que un alma gemela implicaba comprendió al mismo tiempo por qué hacían tanto hincapié en que serían amigos. Claro, James era un nombre de hombre, no podían ser nada más. Pero para él estaba bien. No entendía cuál era la necesidad de que fuera una mujer.

Aún era bastante joven cuando camino a comprar algunas cosas para la casa, chocó con un chico que venía en dirección contraria a él. Era más alto y grande, él en cambio era pequeño, delgado y débil. Así que la casi nula fuerza lo hizo caer hacia atrás. El otro chico lo miró con un poco de sorpresa, quizá por el choqué, quizá por haberlo tirado o quizá por conocer a alguien que se caería por solo ese ligero empuje. Le tendió la mano mientras se disculpaba, Steve vio la mano antes de tomarla y se sentía triste porque su estado actual era muy patético, todo delgado y débil. Aceptó la mano que le ofrecían.

En cuanto la piel de ambos entró en contacto, sintió que, no solo se levantaba para ponerse de pie, se levantaba para separarse del suelo eternamente y sentirse tan liviano que el aire podría llevarlo a donde le placiera. Miró directo a los ojos del otro y notó como también lo observaba. Steve apretó un poco el agarre de sus manos y sintió algo extraño en donde sabía estaba un nombre tatuado sobre su piel. Llevó una mano allí y se percató de que el otro chico hacía lo mismo en su propio cuerpo. Steve estaba seguro de que el mundo se estaba quedando sin color a comparación de la persona frente a él. Se sentía cálido, algo agradable en su pecho y algo chistoso en su estómago. Se dio cuenta de que estaba sonriendo.

–¿Cómo te llamas? – le preguntó el otro chico con una voz algo temblorosa diferente a la manera en que le hablaba cuando le pedía disculpas.

–Steven... Rogers. – La ligera sonrisa que el otro tenía se ensanchó hasta abarcar casi todo su rostro.

–James – le dijo en respuesta y Steve apretó un poco más su mano que tenía abrazándose a si mismo sobre el nombre. Ese mismo nombre –. James Barnes.

Entonces Steve sintió que todo en el mundo, por el resto de su vida estaría bien si permanecían tomados de la mano para siempre. Y al parecer para el otro era igual porque no lo soltaba y tampoco apartaba la mirada. No hasta que un repentino golpe en sus manos los obligó a soltarse. Ambos giraron a ver a la responsable. Una linda mujer en un gastado y descolorido vestido les dio una mirada reprobatoria y les dijo que los hombres no debían sostenerse de las manos de esa manera.

Después de tu alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora