Piel sin marca

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T'Challa es quien lo ayudó a regresar.

Tony no se sorprendió de su presencia. No se sorprendió de que hubiera captura a Zemo tampoco.

Cuando regresaron a la balsa, Ross casi hace que lo lancen a una celda junto con los otros vengadores por haber desobedecido órdenes. Estaba gritando tanto que su rostro se había puesto rojo. Había ido contra los acuerdos, había dejado ir a Steve Rogers y a James Barnes otra vez. Su destino debía ser el mismo que el de los demás.

Tony no lo contradijo. No se defendió. Ni siquiera pudo levantar la mirada del suelo.

Él, Tony Stark, un maestro actuando, poniéndose una máscara y ocultando sus verdaderos sentimientos, no tenía la energía para intentarlo. Ni siquiera tenía ganas de preocuparse.

T'Challa pidió que se mantuviera la justicia. Alegó que Wakanda no había apoyado los acuerdos para que hubiera un abuso de poder. Así que Ross tuvo que apretar los labios, arrestar a Zemo y dejar ir libre a Tony.

Una parte del cerebro de Tony pensó que ese era el momento ideal para tratar de liberar a sus antiguos compañeros de equipo. Pero no intentó ni siquiera levantar la cabeza. El rey wakandiano lo tomó de un brazo para hacerlo ir al helipuerto y Tony se dejó llevar.

—Tony —escuchó su nombre ser pronunciado. Levantó la mirada y vio a Pepper. Ella estaba tratando de sostener su cabello que las hélices del helicóptero levantaba. Tony sintió sus dedos hormiguearle. Sintió enormes deseos de correr hacia ella.

Olvidar que había varias personas y un rey extranjero presentes. Correr, lanzarse a sus brazos y gritar. En cambio, solo caminó hasta estar frente a frente. Ella levantó una mano como si quisiera acariciar su rostro, pero no lo tocó. Solo apretó los labios y asintió.

Happy estaba allí también. Se hizo presente al palmear su hombro, y lo ayudó a ir al helicóptero.

Tony se sentó en un asiento con sus dos mejores amigos cerca. Pepper le contó del estado de Rhodey, estaba mejor. Tendría secuelas, pero en ese momento ya estaba estable y descansando.

Tony recargó la barbilla en la mano y miró por la ventana viendo la balsa hundirse en el océano.

Era la segunda vez que se alejaba de ese lugar. La primera vez pensó que podría salvar la situación y que todo podría arreglarse. Ahora solo sintió un vacío en el pecho que parecía querer consumirlo y un nudo tan horrible en su garganta que respirar dolía.

Era curioso.

Quería llorar, pero las lágrimas no estaban cayendo.

Miró a Pepper que lo veía sumamente preocupada. Probablemente también estaba esperando que se rompiera. Tony inhaló, exhaló y decidió guardar los sucesos que acababa de vivir en una pequeña caja en el fondo de su mente.

Simplemente no pensaría en ello.

No pensaría en él.

No pensaría en nada de lo que acababa de vivir.

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Estuvo allí cuando dieron de alta a Rhodey el día siguiente.

Caminó a su lado mientras Happy empujaba su silla de ruedas. Tony intentó iniciar alguna conversación casual, pero cada vez, el tema que venía a su mente era bloqueado por su propio cerebro. Porque era sobre eso sobre lo que no se permitía a sí mismo abordar. Así que cerraba la boca otra vez y seguía andando en silencio.

Por suerte, Rhodey decidió sacar temas pasados. Cuando se conocieron en el MIT, cómo se hicieron amigos, variadas cosas que vivieron. Todo muy alejado de sus problemas actuales.

Después de tu alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora