Cosas de almas gemelas

144 19 5
                                    

Ya habían pasado 20 minutos desde la hora en la que se supone debían verse. Pero bien, no le sorprendía en realidad. Decidió empezar a calentar para entretenerse. Una hora después fue por su saco de boxeo y dos horas después lo golpeaba imaginando la cara de Stark en él.

Cuando pasaron 5 horas del momento en el que se suponía debían verse, Steve decidió que se negaba a ser plantado y solo dejárselo pasar.

–J.A.R.V.I.S, ¿Puedes decirle a Tony que venga? – pidió Steve de brazos cruzados.

–El señor Stark me ha prohibido interrumpirlo.

Steve cerró los ojos y trató de contar hasta diez. Podía intentar decirle a J.A.R.V.I.S que lo categorizara como urgente, pero suponía que ni siquiera así le haría caso. También podía pedirle que activara la alarma y actuar un simulacro. Y sí, eso lo haría en algún momento. Pero por ahora prefería ir a buscarlo y traerlo cargando si era necesario.

–¿Dónde está?

–El señor Stark me ha prohibido revelar su ubicación exacta.

Contar hasta diez, se repetía en la mente, contar hasta diez, sin contar realmente.

–Bien, entonces – tomó una respiración profunda y puso las manos en la cintura – J.A.R.V.I.S, dime todo lo que puedas que me revele su ubicación.

–Cerca de su habitación. No es la piscina, no es el bar.

El taller.

Agradecía que J.A.R.V.I.S, a pesar de ser específicamente una inteligencia artificial creada por el mismo Tony, tuviera la capacidad de tomar decisiones que fungieran a favor de su creador. Se dirigió hacia allá con el extraño presentimiento de que había algo mal con eso.

Al llegar se topó con una pared de cristal que no abriría para él si no ingresaba un código de acceso, él no tenía eso, trató golpeando para llamar su atención, pero el retumbar del lugar y la manera en la que Tony, de espaldas a él, movía la cadera le dejaban en claro que había música en volumen alto allí adentro.

Apareció frente a él, en el cristal, la imagen de Bruce rodeada por un marco verde al mismo tiempo que Tony veía hacia el techo y extendía los brazos.

–El señor Banner ha accedido a permitirle entrar usando su código – le anunció J.A.R.V.I.S y Steve solo pudo sonreír al saberse con aliados para atrapar a Tony y hacerlo tener una vida saludable. Aún en contra de su voluntad.

En cuanto abrió la puerta le llegó el sonido de las quejas de Tony porque le quitaron lo que fuera que estaba escuchando. Steve fue directamente hasta él y sin siquiera hablarle colocó las manos en su cintura y de esa manera lo cargó.

–¿Pero qué? ¿Steve? ¿Qué demonios? ¡Bájame!

–Gimnasio – Fue lo único que dijo y comenzó a caminar para ir hacia allá.

–¿Qué? No. Steve, bájame. ¡Esto es un secuestro! ¡ROGERS! – y trató de retorcerse para soltarse, solo provocando que Steve le rodeara la cintura en una especie de abrazo para sujetarlo con más firmeza. Tony alcanzó una silla que simplemente fue arrastrada también. Llegaron al elevador, la silla dejada en algún punto del transcurso al entender que no era suficiente, una vez que las puertas se cerraron lo dejó en el suelo.

–Eso fue indignante. – le reclamó arreglándose la ropa – No me gusta que me toquen.

–Traté de no agarrarte mucho por eso, pero te pones difícil.

–Claro que sí ¿Por qué me sacaste con tanta agresividad de mi taller?

–Supuse que olvidaste que nos veríamos hace poco más de cinco horas así que vine a recordártelo.

Después de tu alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora