Así son las cosas ahora

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Cuando una persona pierde a su alma gemela y la marca de su nombre desaparece, la persona sufre algo que se ha denominado proceso de rompimiento.

Tiene varias etapas.

La primera y más fácil de superar es cuando se pierde al alma gemela sin nunca haberla conocido. La desaparición del nombre solo deja un vacío y una melancolía que se pasa en cuestión de tiempo.

La segunda y más extraña es en la que se pierde el vínculo en el momento de conocer al alma gemela, llamada también como la peor de las suertes, en menos de veinticuatro horas de que el nombre se haya completado, desaparece. Los síntomas más comunes son una confusión que evita a las personas razonar o realizar acciones normales durante algunos días, luego viene una ligera depresión que puede ser superada con ayuda profesional.

La tercera es en la que las personas han conocido a su alma gemela y han estabilizado una relación con ella. Llevando juntos un aproximado de cero a diez años juntos. Cuando se pierde al alma gemela, dependiendo de la cercanía que tuvieron la marca puede tardar en desaparecer hasta doce horas. La pérdida trae consigo una severa depresión y una sensación de vacío en las personas. Llorar por horas, desmayos, ataques de pánico, autolesiones y en algunos casos reacciones agresivas con terceros. Si no se tiene precaución, la persona podría intentar quitarse la vida.


La última y más preocupante de todas es cuando las almas gemelas llevan más de diez años juntas. En estos casos la marca ha llegado a tardar hasta dos días en desaparecer. Es muy conocido por el inmediato intento de suicidio. Quienes lo han descrito suelen considerarlo una muerte tras la que tu corazón erróneamente sigue latiendo. Considerado el momento más doloroso que una persona puede sufrir.


Cuando Steve despertó lo primero que pasó por su mente fue que había sido capturado por Hydra. Así que huyó. Salió a un lugar que se le hacía vagamente familiar, pero que estaba totalmente sacado de alguna película de ficción. El hombre con un parche en el ojo se le acercó y le dijo que había estado dormido por casi setenta años. Casi setenta años. Para él había sido apenas un parpadeo. Pensando en lo último que había estado haciendo sólo atinó a decir que tenía una cita.

Setenta años.

Steve accedió seguirlos y permitir que las personas le explicaran lo que había sucedido. Habían ganado la guerra que era lo más importante. No habían vivido precisamente en paz, pero era mejor que la perspectiva de Hydra o los nazis ganando. Lo llevaron a un enorme edificio en la ciudad y estuvieron constantemente preguntando sobre lo que necesitaba y lo que quería. Le dieron unos momentos en soledad para que lo procesara y después le harían algunas pruebas.

Cuando la última persona se fue, los pensamientos de Steve se enfocaron en sus últimos momentos y de allí hacia atrás. Pensando en Peggy, en el coronel Phillips, en los comandos, en Bucky...

Tomó una gran inhalada de aire y se dirigió a donde le habían indicado estaba el baño, vio el espejo frente a él y cerró los ojos, de esa manera se quitó la camisa, se giró un poco y levantó el brazo derecho. Con dificultad y sin muchos deseos de hacerlo, abrió los ojos.

El nombre de Bucky ya no estaba.

La marca de su alma gemela se había ido.

Bueno, era obvio que sucedería después de que cayera del tren. Pero ver su piel sin nada, saber que su conexión se había ido, era doloroso. Solo confirmaba que Bucky ya no estaba. ¿Qué se suponía que haría a partir de ese momento? Se recargó en el lavamanos y agachó la cabeza. Tenía un nudo horrible en la garganta que le impedía respirar correctamente. Y su pecho se sentía oprimido. Sus ojos se llenaron de lágrimas y Steve no entendió por qué seguía vivo en un mundo sin su alma gemela.
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–¿El Capitán América fue encontrado con vida? – preguntó Tony incrédulo.

–Así es. – contestó Pepper que, aunque había permanecido con el puesto de C.E.O de Industrias Stark seguía reportándole todo lo acontecido. – A pesar de que S.H.I.E.L.D se convirtió en encargado de la búsqueda, esta seguía siendo financiada por nosotros y nos informan del movimiento que tendrán los ingresos, ahora serán utilizados para todos los gastos que el capitán pueda necesitar.

–El Capitán América fue encontrado con vida – repitió Tony sin prestarle mucha atención a lo que Pepper le decía.

Él no era Howard, o su tía Peggy, o incluso su madre y Jarvis a veces. Si acaso en algún momento tuvo algún sentimiento positivo por el Capitán América, este había desaparecido hace mucho tiempo. Y aun así... que le dieran la noticia de que había sido encontrado, y no solo eso, si no que con vida. Era un impacto muy extraño. Se puso de pie ignorando lo que fuera que Pepper le reclamaba y salió, tomó uno de sus autos y comenzó a manejar. Necesitaba verlo. Comprobarlo.

Se detuvo a media carretera sin ni siquiera saber a dónde exactamente debía dirigirse. Solo había seguido un impulso innecesario. Dio la vuelta y regresó. En verdad, no le importaba, el Capitán América había sido la obsesión de su padre, él podía seguir con su vida ignorando completamente que eso había alguna vez sucedido. Él estaba ocupado, en poco tiempo, junto con Pepper, irían a inaugurar su torre completamente autosustentable. Un pequeño ejemplo de lo que su compañía lograría con la energía limpia.
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Dar ese salto en el futuro donde todos y todo lo que había conocido se había ido, ver entre los documentos que le habían facilitado que Peggy seguía con vida era una noticia que le provocaba sentimientos contradictorios. Estaba feliz, por ella, porque había encontrado a su alma gemela y habían tenido una vida larga y feliz, porque ahora que él se había ido, ella seguía luchando y manteniéndose con vida. Una verdadera guerrera. Quería ir a verla, estar cerca, tocarla, escuchar su voz, hablarle. Ella era todo lo que tenía ahora. Pero él no era lo único que ella tenía, él podía incluso ser un mal recuerdo por el dolor que le provocó. No quería perturbarla. Ni siquiera se atrevió a llamarla.

También se alegró al ver que Howard también había encontrado a su alma gemela e incluso habían tenido un hijo. Eso era lo que más había deseado, que todas las personas continuaran y formaran su vida. Pero el mal sentimiento en el estómago no se iba. Quizás eran celos. Pensaba en cómo hubiera sido si acaso él y Bucky hubieran regresado de la guerra. Habrían estado juntos. Todos. Él habría estado de pie junto a su mejor amigo, presente para ver a Peggy utilizar un hermoso vestido blanco y uniéndose a su alma gemela para siempre. Habría estado junto a Howard con un elegante traje negro y hubiera visto en sus ojos la felicidad de la que tanto escapó al estar junto a su alma gemela. Lo habría felicitado cuando estuviera a punto de tener un hijo.

Y regresaría junto a Bucky al final de cada día.

Tuvo que salir a caminar, no era bueno para él continuar en ese lugar encerrado, dejándose llevar por pensamientos de hubiera. No era bueno para él y para ese dolor que no se iba. Para esa ausencia que sentía tan profundo en él.
Dio un paseo por las calles en las que hace tan poco tiempo había paseado y que resultaba ser que en realidad había sido hace casi setenta años atrás. Vio pasar los autos tan diferentes y en tantas cantidades. Televisores a color y de una calidad que parecían pequeñas ventanas a realidades distintas. Todo sucedía muy rápido. Las personas llevaban esos aparatos celulares que al parecer todos tenían. Los edificios se habían multiplicado y elevado. Lo que más le incomodaba era la torre Stark, el edificio más reciente y con esa nueva manera de construir tan extraña que se tenía actualmente, rompiendo con la armonía de la ciudad.

Se sentía frustrado, ajeno, sin propósito.

Se dirigió a un gimnasio donde le permitieron disponer de todos los costales de boxeo que necesitara. Golpeó y golpeó, recordando su vida, la adrenalina por la guerra, la situación que había enfrentado. La muerte de Bucky, su muerte. Y entonces despertó, y regresó. ¿Para qué?

Nick Fury entró y le ayudó a encontrar una manera de resolver esa pregunta. Tal vez la época de Steve Rogers se había esfumado, pero el mundo aún podía contar con el Capitán América y él les daría eso. Porque no había nada más. Le fue agradable conocer a Coulson que se esforzó en explicarle lo que estaba sucediendo y sobre los compañeros con los que trabajaría. Bruce Banner y Natasha Romanoff ya estaban allí cuando él llegó. Los acompañó porque era su deber, pero era ajeno a ellos.

Luego fue a Alemania. Regresó a Alemania, en un tiempo que para él no había sido demasiado y de verdad fue un alivio ver al país tan pacífico. Peleó usando su traje, porque era todo lo que lo representaba, era un símbolo de sus ideales, esos que se habían convertido en lo único que tenía. Enfrentó al hombre del espacio que se creía dios y conoció a Ironman.

Mientras viajan en el avión, Steve estaba concentrado en Loki, pero no podía evitar pensar en su acompañante. Anthony Stark, él quería verlo como el hijo de su amigo Howard, pero era difícil, no se parecían mucho, y para su perspectiva era mayor que él, lo que dificultaba el visualizarlo como tal. Además, solo necesitó abrir la boca para ver el tipo de personalidad no agradable que tenía. Impulsivo al no escucharlo y lanzarse detrás de los asgardianos, hablador cuando aún después de la batalla que habían tenido seguía soltando comentarios innecesarios, inapropiado con todos sus movimientos y comportamientos. Solo lo molestaba su presencia.
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Tony rodó los ojos luego de escuchar al hombre que había vivido la era de hielo decir un comentario tan estúpido que no podía solo fingir que lo dejaba pasar. Era desesperante conocerlo. Ver su actitud tan correcta y retrasada. Lo que era lógico siendo que venía del pasado, pero, aun así. Luego de que tratara de darle un sermón sobre porque no podía reírse de todo, porque debía concentrarse en hacer lo que le ordenaban y más cosas de esa naturaleza, cuando se escuchó a si mismo decir sobre Howard buscándolo tanto tiempo y con el que estaba tan obsesionado, se dio cuenta de que el enojo que le tenía venía más que nada del que había desarrollado a lo largo de su vida y ahora por fin tenía cómo descargarlo en él. Pero no era solo eso, estaba rodeado de gente frustrada, se notaba a leguas que el capipaleta se sentía fuera de lugar y no tenía confianza en nada de lo que estaba sucediendo, y Banner aquí a su lado también vivía presionado por su doble naturaleza.

Como un hombre que había estado a punto de morir asesinado por lo que le daba vida, y que despertaba cada pocas noches por una pesadilla, él ya no le veía sentido a vivir reprimiéndose a sí mismo. Simplemente no tenía sentido.
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Cuando Loki mencionó que había hecho que Clint le contara todo, Nat sintió una enorme preocupación instalarse en su pecho. Ella no podía permitir a este dios vikingo que hiciera nada a esa persona. No por amor, sino porque se lo debía. Le debía su vida entera a Clint, lo mínimo que podía hacer era pagarle dedicando la misma a él y todo lo que le importara. Trató de insistir un poco y conforme Loki siguió hablando se percató de que había llegado a la conclusión de que ella era lo más importante para Clint. Lo que fue un alivio, y también confirmaba información que había obtenido, las almas gemelas eran un asunto únicamente de la tierra, ellos como asgardianos, aún si sabían al respecto, no entendían la importancia que tenía para los terrestres. Entonces ignoraba el nombre que estaba en el pie de Clint y podía estar tranquila al respecto, aunque no confiarse, después de todo si acaso Clint lo había mencionado y Loki lo recordaba, el peligro siempre sería un peligro a temer. Pudo enfocarse en seguir descubriendo lo que planeaba, con el hombre al que le gustaba hablar y dejar en claro lo superior que era con el resto. Fue fácil entender que su plan estaba relacionado con Banner.

Se dirigió a la sala donde estaba de inmediato, quería evitar que el doctor se convirtiera en Hulk, tanto para la seguridad del personal de la nave como la de él mismo. Lo sabía por los archivos, lo supo en cuanto lo vio a los ojos, él sabía de lo que era capaz y se negaba a dejar salir todo su poder, reprimiéndose, escondiéndose, alejándose. Era un derecho que tenía. Ser una máquina asesina y decidir no serlo. Ella lo ayudaría a realizar ese deseo si era necesario. Cuando llegó, ya había una discusión entre las personas del lugar. Lleno de tensión. Bruce molesto la ignoró, Rogers y Stark discutiendo, culpándose, señalándose, de una manera innecesariamente agresiva. Era como si desde el momento mismo en que se conocieron hubieran descubierto que eso era a lo que se dedicarían, atacarse entre ellos. La conclusión a la que llegaba era que Steve seguía cargando con el estrés de haber despertado hace poco en un futuro donde todo lo que conocía se había ido y Tony solo estaba allí para hacerlo explotar.

–¿Por qué no dejan que el hombre libere tensión? – dijo Stark poniendo una mano sobre el hombro del Capitán América y Natasha se dio cuenta de que no se refería únicamente al doctor Banner. Tony se había dado cuenta de lo que el soldado necesitaba y, a su manera, le estaba dando un escape de la presión. No le sorprendió tanto, del tiempo que había estado con él, se había dado cuenta de que Tony en realidad sí pensaba en las demás personas. Aunque sus ideas nunca eran las mejores.

Y cuando su discusión no hacía más que empeorar, cuando se estaban mirando tan fijamente que a Natasha no le sorprendería si de repente, en lugar de pelearse se besaban, un ataque al helicarrier detuvo todo y a ella la lanzó con fuerza hacia atrás. Aturdida observó su alrededor y se dio cuenta de que no había sido la única, el doctor Banner estaba allí justo frente a ella, levantándose, sacando el aire con fuerza, ese ataque era lo que había bastado para que todo el enojo que había tratado de controlar se desatara. El plan de Loki se llevaría a cabo. Trató de levantarse y descubrió que no podía mover su pierna, cuando sus intentos verbales de calmarlo no funcionaron, después de todo, se había dejado llevar más por la frustración, un enorme error suyo que después se encargaría de arreglar, forzó su pierna y se alejó.

Ella era buena en lo que hacía, pero ni así tenía oportunidades de ganarle a Hulk. Pudo mantener distancia, pero llegó el punto en el que la alcanzó. El golpe que le dio fue casi por accidente, sin fuerza y aun así la lanzó algunos metros hasta que se estrelló contra una pared. No pudo levantarse, vio a Hulk acercarse a ella y pudo ver el final de su camino en sus enormes manos verdes. Hasta que Thor se lo llevó.
Se quedó allí sentada, viendo el lugar exacto donde hace tan solo unos segundos su sentencia había estado a punto de atacarla. Aún escuchaba el resto por el intercomunicador de su oreja. Ironman y el Capitán América trabajando juntos como si no hubieran intentado arrancarse las cabezas mutuamente hace unos instantes, Thor luchando contra Hulk, anuncios sobre otro motor descomponiéndose y el movimiento de todo inclinándose cuando comenzaron a caer. Entonces mencionaron al agente Barton y Natasha recobró su motivo para seguir.

Después de detener a Barton, esperó a que algunos médicos llegaran por él y escuchó el informe. Coulson se había ido. Y fue una terrible noticia porque él había sido uno de los pocos que le habían tenido fe cuando llegó. Siguió a los médicos hasta la sala donde ataron a Clint a una cama, estaba allí porque había pequeños momentos en donde no quería estar sola. Odiaba esos momentos. Y eran esos momentos cuando el único que la comprendía, el único que la acompañaba era Clint. También quería estar ahí cuando él despertara. Algo confundido, culpándose a sí mismo, odiando a Loki.

–Ya te reconozco – le dijo ella luego de uno de sus comentarios.

–Yo a ti no. Eres una espía, no un soldado y ahora quieres luchar en una guerra.

Natasha se lo dijo, no se lo podía esconder. Loki lo había notado, su debilidad en cadena. Que Clint lo era todo para ella, que había algo más que lo era todo para Clint. No podía permitir que Loki siguiera por ahí sabiendo eso. No podía darle la oportunidad de entender y conocer todo lo que un alma gemela implicaba. Debía detenerlo. Cuando Clint fue a limpiarse el sudor, el Capitán entró a decirles que lo acompañaran. Saliendo vio a Ironman pasarlos y con una sola mirada al soldado, este le explico el lugar a donde Loki debía de haber llevado el teseracto. Parecía haber olvidado toda esa ira contenida, estaba enfocado, había encontrado algo contra qué luchar. Lo que estaba bien, pero solo era una distracción.

Al llegar a la ciudad, fue algo totalmente nuevo ver alienígenas bajar desde un agujero de gusano e ir a atacar lo más cercano del lugar. Pero vio, en primera fila, como el equipo tan roto por fin estaba encajando. Vio a Banner regresar después de que el único que creyera que lo haría había sido Stark. Escuchó a Rogers organizarlos de inmediato y con mucha inteligencia basándose en las habilidades de cada uno que él no conocía más que desde hace muy poco tiempo. Luchó lado a lado con todos y algo dentro de ella sintió por primera vez que tenía un lugar en donde podía encajar y vio en los ojos del Capitán a su lado que él pensaba igual. Y tenía el presentimiento de que ellos no eran los únicos.
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Tony vio el misil pasar. Mientras lo alcanzaba y lo colocaba en su espalda, no podía dejar de pensar en lo exageradamente estúpidas que a veces eran algunas personas.

–¿Quiere que llame a la señorita Potts? – le ofreció J.A.R.V.I.S y para Tony quedó confirmado el riesgo que estaba tomando. Vio la imagen de Pepper y las palabras llamando parpadeando justo debajo. Logró dar la curva necesaria y mientras veía el enorme agujero negro en medio del cielo acercarse, solo rogaba que ella contestara y escucharla decir algo, regañarlo incluso, solo... no terminar así.

Pero atravesó el agujero de gusano y se transportó a algún lugar en medio del espacio, su traje se apagó, el rostro de Pepper desapareció y lo dejó solo en medio de esa nada. Teniendo justo en frente una nave espacial rodeada de muchos más de esos aliens chitauri contra los que apenas si estaban logrando pelear. Ninguna película le hacía justicia a tenerlo en vivo enfrente y saber que ellos tendrían que pelear contra eso y no podrían, y entonces Pepper y las personas que valían algo para él, este equipo que se había formado con ellos, todo se acabaría. Y él estaba allí, solo, en medio de la obscuridad y la nada viendo como pasaría. Comenzó a sentir la falta de oxígeno y cerró los ojos. Si sería así, no estaba seguro de poder pelear otro día más. Se entregó y dejó que la obscuridad lo consumiera.

Luego despertó de golpe. Estaba rodeado de sus compañeros, de nuevo en la ciudad, con el cielo azul y los edificios dañados, con silencio de paz y todos viéndolo aliviados. De la misma manera en la que él se sintió al saber que había otra oportunidad, que el mundo seguía allí, que los vengadores seguían allí y que habían ganado. Que todo estaba bien y él solo podía hablar, hablar y hablar porque aún tenía la imagen de la nave que iba a destruirlos bien grabada en su retina. Lo del Shwarma era real, desde hace un tiempo que quería probarlo, pero decirlo y ver esa sonrisa tan brillante que el Capitán América le dirigió, le dio una agradable sensación en el cuerpo completo. El hombre que había estado como enojado todo el tiempo, ajeno, confundido podía mostrar una expresión como esa.
Alguien, después de lo que había hecho, sonriendo porque estaba feliz de que hubiera regresado era mucho más de lo que Tony pudo esperar. Porque de Pepper esperaba algo más como gritos y llanto. Pero el Capitán estaba aquí, sonriéndole. Y pensó que no estaría tan mal si eso sucedía de vez en cuando.

Después de ver a Thor llevarse a Loki y el teseracto, llegó el momento de separarse.

–Fue un gusto luchar a tu lado. – le dijo Steve que se acercó a él y le tendió la mano. – Me demostraste ser más de lo que pensaba al principio.

–Sí, lo sé, siempre es un gusto estar cerca de mí. – Tony apretó su mano y vio la sonrisa del capitán aparecer un poco. También se sorprendió un poco por la naturalidad con la que había aceptado el contacto. Comenzaba a creer que tal vez con ellos estaba bien. – Podrías quedarte en la torre también si quieres. – se escuchó a sí mismo diciendo – Estaba planeando involucrarme más con este proyecto y asegurarme de que los integrantes de los vengadores tengan un lugar adecuado para dormir es un punto importante.

Incluso Steve se vio sorprendido por la propuesta, pero relajó el cuerpo y asintió. Si tenía la posibilidad de convivir con el equipo de esa manera, entonces estaría bien. También invitó a Natasha y a Clint, pero ellos lo rechazaron diciendo que tenían otras cosas que hacer. Bruce se fue con él, era el único de por allí que no tenía ni quería otro lugar en donde quedarse así que se instalaría en uno de los pisos de la torre que no sufrió ningún daño mientras él se encargaba de todo lo demás.

Cuando llegó a la torre y bajaron del auto, Pepper estaba allí en la entrada de brazos cruzados y viéndolo con el ceño fruncido. Tony se la imaginaba en el avión obligándolos a dar la vuelta y abandonando la junta que la esperaba en DC. Le sonrió de lado y estiró los brazos un poco a los lados mientras levantaba los hombros. Ella dio los pasos necesarios hasta detenerse frente a él y pudo diferenciar sus ojos rojos y cansados.

–¿En serio? – le preguntó ella enojada – ¿Eso es todo lo que haces? – ella miró a los lados con algo de desesperación – Te vi en televisión luchando contra aliens y luego con un misil en la espalda y desapareciendo en un agujero en el cielo y luego este comenzar a cerrarse y tu no regresabas y ya había desaparecido y tú no estabas y, y yo no sabía qué hacer, todo el dolor que sentí y entonces de pronto apareciste y yo no... y tú solo levantas los hombros y... – Pepper ya no pudo seguir hablando con los ojos llenos de lágrimas y su voz quebrada. Tony la rodeó con los brazos y la pegó a su pecho. Como había predicho, lágrimas y regaños. Estuvieron así hasta que ella se calmó lo suficiente y volvió a separarse. Tomó su rostro con ambas manos y la besó, y con una última sonrisa se hizo a un lado para que ella recordara, notara si es que no lo había hecho, que no iba solo. Siempre le encantaría esa rapidez con la que Pepper podía poner una expresión empresarial, era mucho mejor que él.

Recibieron a Bruce y le entregaron el primer piso residencial justo por encima de los laboratorios, así como el piso completo de laboratorios e investigación que quedaba justo debajo de él. Pepper había logrado, en base a llamadas telefónicas, posponer la junta una semana. Se quedaron juntos ese tiempo haciendo algunos arreglos, dos días antes de que ella se fuera, el Capitán América llegó. El pent-house estaba inhabitable, los últimos cuatro pisos por debajo de este no serían cómodos para vivir durante lo que durara la remodelación, y queriendo respetar la privacidad de Bruce, terminó viviendo en el mismo piso que ellos. Al parecer él no vio nada raro en ello, Tony, en cambio no estaba muy cómodo de tener a otra persona invadiendo su privacidad, pero Pepper evitó que lo demostrara.

Entonces en el fin de semana, ella se volvió a ir. Y Tony comenzó a tener tiempo para quedarse solo y pensar, y pensar. Y recordar y considerar las cosas que le pasaron, lo que había vivido.
Durante la noche despertó sintiendo un sudor frio en todo su cuerpo y una agitación que lo perturbaba. No podía dejar de verse a sí mismo en medio de la nada que es el espacio, y lo peor es que su mente lo relacionaba de inmediato a las pesadillas de su infancia dándole una desesperación y una histeria que se duplicaban a sí mismas. Se levantó y fue a la cocina por un trago, no podría volver a dormir esa noche.

Para la noche siguiente fue igual y a la siguiente Pepper ya estaba de vuelta. No quería volver a tener un ataque a su lado y preocuparla así que se pasó toda la noche encerrado en su taller. No era muy consciente del tiempo, pero en algún momento que definitivamente era hora de dormir, comenzó a escuchar unos golpes a la distancia, en un acto reflejo se puso su armadura de inmediato y apuntó sus propulsores a los lados. Como no sufrió un repentino ataque pidió a J.A.R.V.I.S el informe del estado de Pepper, ella estaba bien, así que lo siguiente fue que le dijera el origen del sonido. Al parecer era el capitán golpeando sacos de box en el gimnasio. No era de su incumbencia, obvio, pero como si eso lo hubiera detenido de hacer algo antes. Dejó su armadura atrás y se dirigió al lugar.

Al entrar observó al capitán golpeando con fuerza al pobre objeto hasta que el material cedió y se desgarró a la mitad dejando caer un montón de arena al suelo. Tony levantó una ceja comenzando a pensar en materiales más resistentes para que pudiera utilizar como un verdadero entrenamiento.

–¿Problemas para dormir? – preguntó una vez que estaba bastante cerca, el sobresalto del otro lo hizo darse cuenta de que estaba tan ensimismado que ni siquiera se había percatado de su presencia hasta ese momento.

–Stark – fue lo primero que dijo mientras, al parecer, su mente trataba de regresar a la realidad – lo siento, no quería despertarte.

–No, yo ya estaba despierto. – lo rodeó y pateó suavemente la parte del saco que había caído al suelo solo para poder verlo, de verdad lo había roto con puros golpes.

–Lo pagaré – le dijo con algo de preocupación.

–Nah, no te preocupes por esto. – lo volvió a mirar a los ojos – ¿Y qué tal el futuro, capipaleta?

–Extraño – contestó desviando la mirada a lo que ahora solo era una tela sin forma que colgaba –, solitario. Nunca fui mucho de pensar en el futuro, pero no me esperaba cosas como luchar junto con un compañero en una armadura de robot contra aliens del espacio. – dijo tratando de exagerar su impresión y Tony le sonrió. – ¿No deberías estar dormido a estas horas?

–Debería, pero no tenía sueño – desvió la mirada, no planeaba ponerse a revelar secretos hasta llorar abrazado con el Capitán América – trabajaba en algunas mejoras para mi armadura. Contemplando los escenarios que viví, qué me hacía falta, qué hubiera ayudado y entonces eso lo mejoro. Hay muchos fallos que vi en todas partes durante esta pequeña aventura.

Steve asintió como toda respuesta y luego vino un silencio algo incómodo. Al final Tony se fue diciéndole que no se preocupara por romper cosas, aunque de preferencia no lo hiciera solo por diversión. Regresó a su taller y siguió trabajando con un nuevo modelo de armadura. Uno que hubiera podido ayudar contra los chitarui en el suelo. Y otro que hubiera podido apoyar a los civiles y protegerlos mientras escapaban. Cuando bajó Pepper a hablarle, descubrió que habían pasado ya tres días desde que se había encerrado allí y únicamente porque quedó inconsciente en su cama por la falta de descanso y comida pudo dormir sin nada en la cabeza.

Cuando despertó, sin estar seguro de si era muy tarde en la noche o muy temprano en la mañana fue a la cocina, se encontró con que el Capitán América ya estaba allí, vestido solo con unos pantalones holgados y una camisa ajustada.

–¿Problemas para dormir? – le preguntó él y Tony tuvo una pequeña sonrisa involuntaria porque sus palabras eran usadas con él de vuelta.

–No, no, solo quiero un poco de café.

–¿A las tres de la mañana?

–Nunca es mala hora para un café. – levantó los hombros y pasó a prepararse justo lo que había dicho.

–Escuché que te irás a Florida. – Tony lo miró con una ceja levantada y confusión en el rostro.

–¿Me voy?

–La señorita Potts lo dijo, que este lugar te causaba estrés y por eso regresarían a la mansión en Malibú.

–No sabía de esos planes. – confesó. Vio al capitán que aún lo observaba como si esperara que siguiera hablando – ¿Vas a extrañarme? – le preguntó con una sonrisa confiada en el rostro.

–Apenas si recordaba que estas por aquí. – Steve se recargó en la barra – Creo que aceptaré la oferta de S.H.I.E.L.D de trabajar con ellos, regresar a un ambiente más militar, estas semanas aquí se han sentido algo vacías. Además, si no hay nadie más, el objetivo de convivir con el equipo desaparece.

–Debiste venir a mí con esas quejas, capipaleta. Me encargaría de hacerte sentir lleno. Además – se detuvo al tomar su taza ya con el café listo – sé que mi presencia eclipsa, pero no estarás solo. No te olvides de Brucie que está por ahí tratando de no volverse verde.

–El doctor Banner salió ayer a un encuentro con Fury y la viuda negra.

–Ah – exclamó Tony y bebió un sorbo de café.

–Exacto.

Luego volvió a venir el silencio. Incómodo desde la perspectiva de Tony, las personas no debían quedarse calladas así porque generaba un ambiente raro. Pero por alguna razón el soldado no se fue hasta que se terminó su café y cada uno regresó a su habitación. O más bien, Steve al gimnasio y Tony a su taller. Fue al día siguiente que Pepper le anunció su decisión de volver a Malibú. Él no lo discutió. Y al día siguiente después de ese, en la entrada de la torre se despidió del Capitán América que también se iba a Washington dejando así la torre que le hubiera gustado actuara como punto de reunión de los vengadores vacía.

Y la oportunidad de llevarse bien con el hombre que en algún momento de su vida fue su héroe, perdida.

Después de tu alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora