La heroína llegó a la academia y busco al héroe para enamorarlo pero...no encontró a la villana que propulsaría el amor.
Preguntando se dio cuenta que dicha persona no existía y empezó a impacientarse. Los personajes no estaban interesados en ella a...
Medio año pasó y nos apuramos con los países restantes del continente para poder cruzar el océano. El otro lado del mundo era más extenso y estaba dividido en desiertos, selvas y una gran área congelada similar a la Antártida más al sur.
La población no parecía ser muy bien vista de este lado, pues los catalogaban de bárbaros o salvajes por su forma de vestir, su piel más oscura y en algunos hasta de un color verde. Pero según el navegador, aparentemente hacían tratos comerciales en la frontera para unir ambos continentes poniéndolos al mismo nivel que la gente de aquí.
No aprovechaban sus recursos para el turismo y no contemplaban la presencia de otros debido a su animosidad hacia los extranjeros. Pero eso cambiaría pronto con nuestra llegada.
El primer punto a visitar fueron los desiertos de arena de Bloom. Neo fabricó varias tablas de sandboard decoradas en su taller con ayuda de Wayne y Pascal, luego realizamos pedidos a las costureras de Nix para crear los primeros globos aerostáticos.
El desierto en el continente de Jeunesse era similar al de Atacama en Chile. Tenia el atractivo de grandes dunas con oasis recurrentes y áreas secas con colinas rocosas. Todo era perfecto, excepto por la presencia de cientos de personas y ferias itinerantes que no deberían de estar allí.
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Llegamos temprano pues teníamos intención de armar una carpa, poner música y probar las tablas para surfear en la arena, pero cada vez, más personas llegaban para algún tipo de celebración.
Preguntamos si era algún festival religioso o algo por el estilo para que tanta gente pusiera sus tiendas de campaña y pequeños negocios. La respuesta fue, que escucharon en el programa Wonderland que se transmitía por radio Tiki, que Míster Wonder, Galaxy y el mismísimo Vidente Rapanui vendrían al desierto para la lluvia de estrellas.
Cuando nos explicaron que todo el mundo los escuchaba y admiraban al gran Vidente, miramos a Neo con desconcierto ya que se hizo el idiota.
El y Pascal eran famosos al punto que oían sus transmisiones esperando las predicciones semanales.
En el programa del fin de semana, se anunció una visita a las dunas de Bloom y los radioescuchas esperaban conocerlos ya que siempre relataban cosas maravillosas. Se suponía que ellos hacían esos comentarios entre bromas para recordarnos traer nuestras cosas pero terminó invitando a otros por error.
Hablando entre nosotros nos llegó una idea muy rentable; atraer turistas usando el programa de Neo. Pedimos permiso para colocar una carpa, trajimos un equipo móvil de radio y Denver ayudaría a la antena amplificando la señal para llegar más allá de las fronteras.
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