El fruto del diablo

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Camino al altar, una bella novia de blanco, emergió como una estampa coleccionable, escoltada tranquilamente por su padre que estaba al borde de las lágrimas.

Camino al altar, una bella novia de blanco, emergió como una estampa coleccionable, escoltada tranquilamente por su padre que estaba al borde de las lágrimas

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Luciendo un vestido corte princesa y un escote que dejaba al descubierto sus clavículas con sus voluminosos pechos, era la más hermosa del lugar. El ajuar, estaba lleno de pedrería que caía en cascada hasta la cola enseñando su esbelta figura. Al verlo a cierta distancia, las pequeñas joyas, simulaban a Winifred caminando sobre la espuma del mar fascinando a los espectadores.

Los invitados, dejaron escapar suspiros y abrieron bien sus ojos para admirar el hermoso cuadro que se formó cuando llegó ante el novio, que tampoco quedó atrás.

Vistiendo un chaqué y sombrero vaquero blancos, combinaba perfecto con la novia. De cada lado del altar tan florido como ensueño, los padrinos y damas de honor, sacaban fotos en una incongruente escena donde, hasta la reina Vesta de Jemin y el rey Nassim de Uxia, que oficiaban la ceremonia, enfocaban sus celulares para no perderse el momento.

Entregando a su hija, Wayne se tragó su llanto al recordar que hasta hace poco, Winnie jugaba con sus muñecas para ahora, volverse una mujer casada. Agradeciendo a su suegro que fue alejado por su esposa, Ted no tardó en levantar el velo de encaje de flores y mariposas transparentes, sostenido por un broche de dragón de esmeraldas.

El cabello rubio con puntas verdes, llevaba brillantinas que iluminaban deslumbrantemente a una Winnie emocionada y, que presionaba la mano de su futuro esposo con fuerza brutal.

-Princesa, me estás aplastando la mano-

-Lo siento- tomando aire, quiso sacarse el bochorno

Sin apartar la mirada, ambos se aguantaban la risa de felicidad mordiéndose el labio inferior. Con un leve discurso sobre el amor y la vida, los reyes daban inicio a la boda. Muchos secaban sus ojos con pañuelos y asentían como si dichas palabras, fueran dirigidas a ellos.

-Theodore Dastan Tyler-Uxia, ¿prometes amar y apreciar a tu esposa?, ¿estás dispuesto a enfrentar las pruebas que la vida les presentará, sin acudir al abandono ni al desdén siempre buscando el apoyo mutuo?- la reina realizó la pregunta de rutina

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-Theodore Dastan Tyler-Uxia, ¿prometes amar y apreciar a tu esposa?, ¿estás dispuesto a enfrentar las pruebas que la vida les presentará, sin acudir al abandono ni al desdén siempre buscando el apoyo mutuo?- la reina realizó la pregunta de rutina

Devuelvan a la villana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora