27. En tu fuego me voy a quemar

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¿Y si no te vuelvo a ver?

Capítulo 27.

—Especial Emilio—

Siempre existe ese primo con el que tenemos un lazo muy fuerte, en mi caso, es Cassie. Aunque no crecimos en la misma ciudad hemos estado el uno para el otro. Nos llamábamos todos los días y cuando mataron a su papá yo estuve con ella todo el tiempo. La miré cambiar del cielo a la tierra y por más que lo quise evitar ya no pude: era demasiado tarde.

Recuerdo que solía vestir como toda una niña rica, después de todo, su papá la tenía bien económicamente, le daba todos sus gustos y la llevaba a los mejores lugares de la ciudad. Hasta que se llegó el día que la miré salir de su habitación vestida de manera diferente. Ropa oscura y su cabello atado en una coleta alta. Me reí diciéndole que no parecía mi Cassie de siempre, y con una mirada fría me dijo «a esa Cassie la enterré junto con mi padre». Desde ahí, la niña que conocí dejó de existir.

Cada vez que la miro siento la necesidad de abrazarla, sabiendo que Cassie odia los abrazos. La chica es difícil.

Me abrazan por mi torso y al ver de quién son esas manos, sonrío. Ailén. La chica me ha soportado cada cagada que hago y siento que no merece que yo sea tan basura con ella. De verdad me quiere.

—Hermosa —beso sus labios. Me toma de la mano para que me siente en un mueble. Se me sienta en las piernas.

—Ya deja de hacerte el que puede con todo. Los fuertes son fuertes porque en algún momento fueron débiles —juega con mi cabello—. Cassie reaccionó de la mejor manera, Darsy siempre está intentando hacerle daño.

—Ya le hizo el suficiente daño para que siga en lo mismo. Cassie puede hacerle daño, si hoy no hago que la suelte la hubiera ahogado. A veces quiero que me cuente sus cosas, pero Cassie es muy cerrada.

Ailén se levanta de mis piernas.

—Iré a hablar con ella, creo que se va a sentir en más confianza si es con una chica. A veces ustedes los chicos ven todo como una tontería y puede que eso haga que uno como mujer se cierre a contarles todo.

—De verdad, gracias —la pego a mi cuerpo en un abrazo—. Te amo —digo.

—Te amo mucho más, ¿lo sabes?

—Mmm, no sé, a veces lo dudo cuando no me dejas tocarte como quiero. Eso es tan doloroso.

Se ríe y se aparta de mí.

—Estoy más tocada que un piano por parte tuya —soltamos una risotada—. Me dejas doliendo hasta el alma.

—Lo sé, soportar a papi Emilio es un gran voltaje.

—¡Claro! Se me olvidaba que tienes un gran recorrido.

—¿Y si vas con Cassie?

—Hazte el pendejo, Emilio. Tú sabes que una más de tus aventuras no te la perdono.

—¡Confía en mí, flaca!

—¡No confío ni en mi sombra!

Ahora comprendo cuando dicen que uno perdona, pero no olvida. Ailén sí que aplica esa frase. Me voy detrás de ella para escuchar lo que va a hablar con Cassie. Lo más seguro es que no me diga todo y yo quiero estar seguro de que mi prima está bien.

«Se me adelantaron».

—Solo las mujeres espían.

Hago que Gales dé un salto al escuchar mi voz.

—¡Shhh! Se van a dar cuenta de que estoy aquí. ¿Qué buscas aquí?

—Es la habitación de mi prima —le digo, siendo obvio.

¿Y si no te vuelvo a ver? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora