44. Tú lo necesitas

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¿Y si no te vuelvo a ver?

Capítulo 44.

—Cassie Irving—

—Yo sé que son las dos de la madrugada, pero ¿puedes venir? Te necesito.

—En unos minutos estoy en tu casa.

—Te espero afuera.

Cuelgo la llamada.

Me dejo caer en la cama y cubro mis ojos con mi antebrazo. No puedo creer que Gales haya tirado todo lo que empezamos, me hizo creer en promesas y ahora que sé que esto acabó me duele mucho. Siento una maldita presión en mi pecho y un nudo en mi garganta que dan más ganas de llorar. No sabía que enamorarse dolía tanto.

Con Yulian dolió, pero jamás sentí la necesidad de ir corriendo a él y pedirle que olvidáramos todo. Hubiera sido más fácil que me hablara con la verdad desde el principio. Si hubiera sabido que esto solo era una aventura más, no hubiese dado todo por Gales.

No soy perfecta, pero le mostré cómo soy realmente y le valió: me rompió el corazón. No debí dejarlo entrar a mi vida. Me cubro la cara con una almohada y muerdo mi brazo para que mamá no escuche mi llanto.

Algo se rompió dentro de mí, y ese algo no volverá a ser igual. No fue sincero conmigo y todo este tiempo jugó con lo que yo sentía.

—¡Te odio, Jurek!

Le tiro mi peinilla al espejo y se le hace una raja. Salgo de la habitación y cuando llego a la calle y veo a Hans corro hacia él y lo abrazo. Sacando todo el dolor que habita en mí. No puedo con esto, Gales no puede enamorarme e irse de mi vida como si nada. No se vale.

—No llores, todo va a estar bien.

Musita, detenidamente.

—¡Nada va a estar bien! ¡Mírame! —Me alejo de golpe—. Estoy vuelta mierda porque el chico que amo no me quiere en su vida, porque ama a alguien más —soplo mi nariz—. Me falló —lloro.

—Suéltalo porque será peor. Déjalo ir.

—Qué fácil es decirlo, ¿no? Pero nadie está conmigo cuando siento que no puedo más, cuando no dejo de llorar por él. Tú no sabes lo que se siente tener un enorme vacío en tu corazón —solloza—. Nadie sabe lo que es sentir que te falta el aire al saber que todo terminó. Que una parte de ti mismo no está contigo porque se quedó con él.

—Cass, cálmate.

—¡No, Hans! No me pidas eso porque no puedo. Tú no sabes lo que es querer regresar a un lugar que no debes porque la poquita estabilidad que tienes será convertida en polvo.

Cubro mi cara y siento que no me puedo sostener. Hans intenta ayudarme y alzo mis manos para que no me toque.

—¿Hasta cuándo tendré que verte mal por un chico que no vale la pena? —Escucho a Hans hablar a mis espaldas y no dejo de llorar—. Seré sincero contigo y sé que te dolerá, pero es necesario que lo escuches de mi boca porque nadie va a tener los huevos para decírtelo, ni siquiera tus amigos—su mirada se centra en mí—. A ninguna persona dejas de importarle de un día para otro, ninguna persona pierde el interés a la velocidad de la luz. Y si es así, nunca le importaste, ese amor que presumía era basura.

Mi llanto se hace más fuerte.

—Solo te tenía a su lado jugando contigo y, por favor, no sigas pensando en Gales porque él nunca ha pensado en ti —toma mi cuerpo en sus brazos envolviéndolo en un abrazo—. Cuando alguien ama realmente, no hace todo por destruirlo —me susurra, acariciando mi cabello hasta mi espalda.

¿Y si no te vuelvo a ver? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora