¿Y si no te vuelvo a ver?
Capítulo 22.
—Gales Jurek—
—¿Estás bromeando? —Es lo único que dice Cassie y se ríe. Me gusta cuando sonríe—. Claro que no quiero ser nada tuyo. No me vas a lastimar.
—Solo no digas nada ahora, dejemos que pase lo que tenga que pasar. Eso sí, no puedes estar con nadie, menos con Hans.
—No me gusta que me prohíban cosas, y tampoco le dejaré de hablar a Hans. El chico me agrada, y besa muy bien.
—Quédate con él, entonces.
No hace nada por detenerme y salgo de su habitación. Voy saliendo y me encuentro de frente con Darsy. Tiene un golpe en su labio. Me sonríe. Está por hablar y aparece Cassie a mi lado.
—¿Tan rápido con problemas? —Darsy arquea sus cejas—. Sabía que no iban a funcionar.
—Deja de preguntar tanto. Sapa.
Cassie me aprieta de la mano y me aleja de su prima.
—Solo bromeaba con lo de Hans, no aguantas nada —confiesa—. Sí quiero estar contigo, simplemente tengo miedo que me lastimes.
—¿Piensas que te voy a hacer daño?
—Sí.
Sujeto sus manos. —Tú también podrías lastimarme y aun así me estoy arriesgando. Eres una bomba de tiempo y lo sabes —susurro—. Me gustas en serio.
—A la primera que vea que me harás daño, me alejo. No quiero que nadie sepa de esto, pero eso no quiere decir que andarás con chicas por ahí.
—Y yo no quiero que estés cerca de Hans.
—El chico me cae bien, no dejaré de hablarle.
Claro, se me olvida que es Cassie Irving.
—¿Y qué se supone que haremos ahora?
—Podemos ir a caminar, no sé, lo que sea —me quita las manos—. ¡Ya sé! —Grita de repente—. ¡Ven conmigo!
[...]
Intento no reírme de lo que dice Cassie, la chica cuando quiere dice cosas incoherentes, pero es muy graciosa. Hemos paseado por casi todo el pueblo, hemos comido y también hemos discutido. No sé qué pasa con nosotros, pero me gusta estar a su lado y mirarla sonreír de vez en cuando.
Cassie es la vida misma, y cada vez que la miro me doy cuenta de tantas cosas que he querido olvidar. No todo el mundo sabe amar, y ella amó a alguien equivocado. Antes que, apareciera en mi camino quería pensar que la vida era un camino recto y, no es así. La vida es como un laberinto, la vida es estar en un camino lleno de curvas que nos llevan a diferentes lugares hasta encontrar nuestro destino. Es como estar metido en una enorme bola de lana que no te deja seguir tu rumbo.
Por supuesto que sé que no será fácil intentar algo con Cassie, los dos explotamos con facilidad y de por medio está la muerte de su papá. Son tantas cosas que nos hacen querer estar juntos, pero nos separa una verdad que hará que todo cambie.
Veo el celular de Cassie rodarse en la mesa y lo toma para mirar qué es. Lee algo y me mira por un par de segundos. Deja el celular. Evito hacerle preguntas acerca del mensaje que le llegó. No quiero dañar el momento.
—¿Qué te pasó en la mejilla? —Le pregunto, refiriéndome al aruño de su mejilla.
—Me lo hizo Darsy —le resta importancia—. Le gritó a mamá, como no aguanté eso le di un puñetazo en su labio y ella me hizo esto —se toca el aruño.
—No tienes por qué ser tan impulsiva. Darsy es muy...
—Es una perra —me interrumpe—. ¿Te parece si regresamos a casa ya?
—Sí, regresemos.
Se levanta a pagar la cuenta. No me ha dejado pagar nada, por ser mi cumpleaños quiere tener un buen detalle conmigo. Me levanto para acomodar la silla e irnos.
—Uys, Gales, que buen culo te cargas. El doctor me lo recetó así —me giro a verla y tiene su labio inferior atrapado con sus dientes—. Se te mira un buen trasero en ese jeans.
—Imagínate cómo me veré sin el jeans.
Pasan casi dos minutos cuando entiende a lo que me refiero y me manda un golpe. Me rio y la cargo como una muñequita en mi hombro. Cassie es muy delgada y no es que pese mucho. Hoy la he mirado sonreír, llorar, discutir, reírse como loca con epilepsia y sigo creyendo que es la clase de chica que quiero para mí.
[...]
No puedo negar que he pasado un buen cumpleaños. Mis amigos me organizaron una pequeña fiesta sorpresa y, me hizo feliz que mamá y mi hermano estuvieran. Cassie no vino, ella no dio explicación alguna cuando llegamos a mi casa y todos salieron muy emocionados por lo que habían organizado, ella solo me miró y me dio pulgar arriba para luego irse a su casa.
Puede que no se haya quedado conmigo lo que restaba de la noche, pero, me hizo sentir especial por las horas que pasamos juntos. No puedo exigirle estar conmigo, cuando en el fondo sigue triste por lo de su papá. Se puede decir que entre mi familia, mis amigos y Cassie, hicieron de mi cumpleaños un día muy bueno.
—¿Y por qué tantos suspiros? ¿O por quién? Debería preguntar —aparece Ernesto con dos tragos en sus manos y me pasa uno. Estamos en el patio de mi casa. Se me sienta a un lado—. ¡Espera! Dime que no es por Hairéth porque te retiro mi amistad ¡Ella es muy tétrica! ¡Ay no! Que tampoco sea Darsy, ella es peor.
Me tomo un trago. —Cassie —se le borra la sonrisa.
—¿Cómo que Cassie? Si ella y tú son cero compatibles. Ni siquiera pueden estar bien por un minuto y, es adicta a las drogas. Tú odias eso.
—Yo también quiero saber cómo es que me gusta si somos tan diferentes.
—Le harás daño —asegura—. Aléjate de ella. Dos personas con tanto dolor encima no pueden estar juntas, eso sería como destruirse a sí mismos.
—La chica me gusta, y no le haré daño.
—¿Y qué harás si un día regresa Zenda?
—No haré nada, fue ella la que me dejó. Tú mismo fuiste testigo del tiempo que la esperé y no regresó. La vida sigue y no me iba a quedar estancado por ella.
—Ojalá pienses como ahora si Zenda regresa. Cassie no me cae muy bien, desde que la conocí no me agradó, pero no por eso me gustaría verla mal por ti. En el fondo algo especial debe tener para que tú hayas cambiado de opinión acerca de ella, y para que Mia la quiera como lo hace.
—¿Por qué piensas que le haré daño? ¿O que ella me lo hará a mí?
—¿Cuándo has visto un volcán en erupción sin llevarse lo que está a su paso? ¿Cuándo has visto una bomba explotar sin causar algún daño?
Por qué me habla de tal manera que me hace pensar que estar con Cassie es el camino a nuestra destrucción.
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¿Y si no te vuelvo a ver? ©
Novela JuvenilAún recuerdo aquella vez que te miré por primera vez, no sabía nada de ti, y aun así, no sentí miedo de estar a solas contigo en aquel lugar. Nunca imaginé que ese sería el comienzo de mi destrucción: y fue el comienzo de un amor que quebró cada ped...