36. La fiesta II

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¿Y si no te vuelvo a ver?

Capítulo 36.

—Gales Jurek—

Cuando la vi la primera vez en aquella celda donde nos tenían nunca pasó por mi cabeza que la iba a querer tanto, que su sonrisa iba a ser mi ilusión más grande. Cassie Irving, es un desastre cuando quiere, pero es la única que puede calmar mis tormentas.

Desde nuestro primer beso en aquella discoteca algo causó en mí. Sabía que no era la chica que yo esperaba, no era mi prototipo de chica anhelada, y en meses ella cambió esa expectativa tan absurda que tenía. No niego que a veces quiero matarla por lo terca que es —literalmente—, pero otras veces quiero tenerla solo para mí y que nadie la mire o le haga daño.

Solo quería conocerte, me gustaste, no sé, porque todo el tiempo yo quiero besarte, quizás, tal vez, nací para amarte.

Le canto a Cassie en el oído, ella está pegada a mi cuerpo moviendo sus caderas. Se mueve demasiado bien. Mi dedo separa sus labios y atraigo su rostro al mío para poder besarla.

Succiono su labio al sentir su mano en mi miembro, ejerce presión y siento que abre los botones del jeans. Que haya tanta gente pegada una con la otra hace que no estén pendientes de algo que no sea bailar, tomar y disfrutar de la fiesta. Los maestros ya se han ido y al estar solos tenemos más libertad para hacer ciertas cosas.

—Cassie... —gimo, perdiendo el control. Ha metido su mano dentro de mi bóxer y su mano se ha empezado a mover. Lento y muy rápido. Acelera un poco más—. ¡No... no aguanto! —Jadeo y Cassie vuelve a mis labios. Sigue moviendo su mano y siento cómo se me marcan las venas, el pulso se me acelera y me vengo en la mano de Cassie—. Eres fantástica.

—Sabía que no ibas a aguantar mucho —mirando mis ojos lame su mano. Debo aceptar que me gusta más cuando es tan atrevida—. Sabes muy bien, Jurek.

La música se detiene y nos empezamos a quejar.

—¡Todos aquí, chicos! —Se escucha la voz de Hairéth—. No crean que la mesa de billar que está ahí —señala—, es solo decoración. Jugaremos beso, cogida, cachetada o shot —empezamos a chiflar—. Cada vaso que ven en la mesa tiene lo que mencioné anteriormente, pero si alguno no quiere cumplir lo que les tocó, harán un reto. Y les aseguro que será peor. ¿Jugamos?

—¡Jugamos!

—¡Tú tírale, cabrón!

—¡Empecemos ya!

—¡Para mañana es tarde!

—Dos grupos de cada lado de la mesa. Ahora. Y que arda el infierno. Queda oficialmente abierto el juego de beso, cogida, cachetada o shot. ¡A jugar! —Después de escuchar lo último que dice Hairéth empezamos a gritar llenos de diversión.

Nos empezamos a ubicar y mis amigos quedan del lado de mi grupo, junto con otros compañeros y del otro lado de la mesa quedan los demás. Llenamos los vasos y los dejamos en la mesa. Para nadie aquí es nuevo el juego, creo que todos lo hemos jugado. Todo consiste en llenar el vaso de alcohol, el primero que se lo tome y haga que el vaso caiga con el fondo en la mesa, gana, el otro le tocará cumplir lo que trae la cinta del vaso.

—Gana o te corto los malditos huevos.

Le dice Cassie a Ernesto que quiso ser el primero en competir. Del otro equipo irá Sarah.

—¡Uno, dos y tres! —Empezamos a golpear la mesa con las manos, causando un ritmo contagioso. Ernesto y Sarah se toman el trago y tratan de dejar el vaso como lo indica el juego. Ellos tienen que saber, las chicas fueron tan creativas que hicieron dibujos de cómo debe jugarse.

¿Y si no te vuelvo a ver? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora