¿Y si no te vuelvo a ver?
Capítulo 29.
—Cassie Irving—
—Días después—
Juego con el polvo blanco en mi mesa, bajo mi cabeza e inhalo un poco. Pretendía dejar este maldito vicio, pero no tengo fuerza de voluntad y estos días por más que me he resistido ya no pude soportar. Un poco de cocaína no debe ser tan malo.
Odio sentirme tan triste por alguien que no lo merece, tal vez, sí actué de mala manera, pero Gales se comportó como un verdadero idiota. Lo extraño. Aunque me pese aceptarlo, lo extraño. Nunca pensé decirlo, pero me he sentido tan llena de paz a su lado y he olvidado un poco todo el dolor que hay dentro de mí.
Está más que claro que después de haber tenido intimidad con él yo sabía que mis sentimientos por Gales habían crecido. Lo quiero y solo hay que verme la cara de zombi que he tenido estos días para saber que no estoy bien. Pensé que iba a aparecer en mi siguiente quimioterapia, y no fue así. Él nunca llegó.
Una ola de decepción pasó por mí aquel día que no llegó, pero como todos los días hice como si me hubiera dado igual. Gales debe estar creyendo que me gusta Hans, y no es así.
Me levanto del sofá con toda la seguridad que me brinda la cocaína. Me paso las manos por mi cabello desordenado y al ver que no se me acuesta me hago una coleta. Algunos mechones desordenados se hacen presentes y no presto mucha atención.
—¿De nuevo metiéndote esas porquerías? —Lo que faltaba, no sé por qué Yulian pasa más tiempo en mi casa que en la suya—. Mírate la cara, no te has alimentado muy bien estos días. Ven, vamos a la cocina.
Me suelto de su agarre.
—Déjame. Quítate —le digo, haciéndolo a un lado—. Iré donde Gales.
—Nunca voy a entender por qué estás con él, no es la clase de chico que te gusta. Ustedes no nacieron para estar juntos. Solo estás haciendo más grande la herida, porque sabes que te va a romper el corazón.
—Cállate, ¿si? —Hablo, enojada—. No eres quien para hablar de lo que me harán o no. Porque nunca supe por qué me tratabas como un estorbo en tu vida, nunca lo supe. Sin embargo, ahí estuve para ti. Lloraba cada vez que tus palabras groseras me herían el alma, y sabiendo que me estabas destruyendo, me quedé. Ese fue uno de mis errores.
Una pizca de dolor pasa por su rostro.
—Muchas veces te pregunté por qué habías cambiado conmigo y te excusabas pidiendo perdón. Quería ayudarte en todos los problemas que te cargaban tu familia, y preferiste que alguien más lo hiciera por mí. No te dije nada, pero algo dentro de mí sabía que me habías cambiado.
Las lágrimas se deslizan por sus mejillas, mientras yo mantengo una postura firme. Necesitaba sacar todo.
—Cassie, yo...
—¡Tú nada! —Lo callo—. Lloré como una niña a la que sus papás no quieren, y preferí callarme porque sabía que te iba a dar igual mi sufrimiento. Todos los días llegaba con mi mejor sonrisa y tú la borrabas con tu crueldad. Todo te daba igual. Incluso, cuando creí que habías cambiado por mí solo te reíste de lo ridícula que me debí de haber visto. Fuiste cruel conmigo y ahora tienes los cojones de decirme que me van a lastimar. Si fuiste tú quien empezó por volverme esto que soy.
Y sin decir nada más, me pierdo de su vista. Fueron muchas noches que le lloré, hasta que se llegó el día que prometí sacarlo de mi vida y borrar cualquier sentimiento que sintiera hacia él. Y lo logré.
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¿Y si no te vuelvo a ver? ©
Teen FictionAún recuerdo aquella vez que te miré por primera vez, no sabía nada de ti, y aun así, no sentí miedo de estar a solas contigo en aquel lugar. Nunca imaginé que ese sería el comienzo de mi destrucción: y fue el comienzo de un amor que quebró cada ped...