Capitulo 29

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-No han salido?

-No... siguen en el camarote de Satoru- respondió Geto.

-Joder, y que se supone que haremos? Solo nos dio la indicación de seguir avanzando, pero si nos atacan?- pregunto Nobara.

-Sabemos que tenemos que ir a la base, ha pasado medio año desde que fuimos y bueno... desde que hicimos esta alianza, va a ser duro si no nos creen.- contesto Choso.

-No pueden hacer mucho, recuerden que somos una amenaza.

-Espero podamos hablar antes de llegar a un conflicto.

-Es jodido, cualquier cosa que salga mal y eso termina en una guerra.

-Esperemos que esos dos tengan un plan.

-Esperemos que esos dos tengan un plan

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-Gojou... espera... espera...

-Solo quédate quieto un momento...- le gruño.

-Estás muy cerca... de mi cuello.

-Sí, necesito impregnarte, así que solo quédate quieto.

-Pero...

-Omega...-susurro con voz profunda.

Itadori no pudo evitar gemir y temblar. Aferro sus manos a la ropa del alpha y se dejó hacer, aun tratando de evitar soltar sonidos vergonzosos. El fuerte aroma a mar que producía el albino lo mareaba, estaba inestable y lo sabía.

Fue impactante verlo tan enojado y ver la brutal paliza que le dio a Mahito es algo que no olvidaría en mucho tiempo. Estaban llenos de sangre, a lo cual solo tuvieron un momento de lucidez para tomar limpiarse y después el alpha no quiso soltarlo, lo llevo a su camarote y desde entonces lo ha tenido sentado en su regazo, siendo abrazado e impregnado.

-Mmhg- mordió sus labios y cerro los ojos al sentir la lengua de Satoru sobre donde debería estar la marca de reclamo.

-Joder... -susurro el más alto- lo siento, yo no puedo...

-Que... que sucede?

-Es mejor que no lo sepas primor- trato de reírse de si mismo al ubicar la situación en la que estaba- deberías irte.

Apenas y abrió un poco los brazos para darle espacio al pelirosado, pero este no se movió. En cambio lo tomo del rostro y lo levanto para que sus miradas chocaran, agudizó su olfato y lo noto...

-Está iniciando tu celo.- se sorprendió.

-Si y de verdad debes irte.

-Es tu ciclo? O fue inducido?- pregunto preocupado e ignorando sus anteriores palabras.

-Itadori... lo digo en serio- su voz se volvió profunda.

-Contéstame- tampoco retrocedió.

-Inducido, me desestabilizo el idiota. ¿Contento?

-No... eso es peor, ese celo te hará daño, si no lo atiendes bien.

-Lo resolveré por mi cuenta, si sigues aquí sabes que no terminara bien.

-No puedo dejarte- era consiente de lo que pedía, pero su mente también empezaba a caer... y su instinto claro que rogaba por su destinado.

-Yuuji...- rugió el alpha.

Le tomo de la cadera y lo trato de alzar para sacarlo, pero el pelirosado empujo sus caderas hacia abajo de nuevo, arrancándole un gemido a ambos. El omega instintivamente cerro sus piernas al rededor de la cintura del albino para evitar ser separado, estaba tentando su suerte, pero el dulce aroma era adictivo.

-Un poco más ¿si?

-Si no te separas... te prometo que tu útero terminara rogando por mi semilla.

Yuuji se estremeció. Su cuerpo temblaba ante la voz oscura del albino. Su voz estaba llena de lujuria, necesidad y algo más, que el omega no podía describir. Los ojos del albino estaban entreabiertos, se oscurecieron y, oh, los dedos del alpha estaban desabotonando los pocos botones de su camisa.

Tragando, Itadori se paró frente a él. Esperando y luego, el mayor le hizo una seña con el movimiento de su dedo, exigiendo un beso. Lo cual, gustosamente le dio.

Gimiendo en el beso, el pelirosado sintió la lengua de Gojou deslizarse en su boca. Con las lenguas girando una contra la otra,el omega se estiró para agarrar la parte delantera de la camisa del otro capitán. Realmente se volvería adicto a esos besos. Los besos eran tan sucios y tan buenos. Yuuji se echó hacia atrás de repente, arqueándose al sentir los dedos subiendo por su polla, y soltó un grito cuando el alpha atacó uno de sus pezones. El omega envolvió sus brazos alrededor su cuello, lamentándose mientras jugaban con sus pezones y su polla.

-Go... Gojou, si sigues tocandome así... ¡Nghh! ¡Me voy a venir- gritó.

Inmediatamente, la boca fue arrancada de su pezón endurecido, y los dedos dejaron de acariciarlo. Dejó escapar un quejido de protesta.

Miró al albino, el otro hombre lo miraba con una mirada tan depredadora. Era algo totalmentenuevo para él, lentamente, las grandes manos ahuecaron sus caderas, dándole la vuelta para mirar hacia el espejo. Itadori gimió suavemente cuando sintió suaves y gentiles besos subiendo y bajando por su columna.

-Ahora, mi omega, muéstrame cuánto quieres montarme. Enseñame como te gusta que te toque... en el espejo veras todo y sabre que necesitas- ronroneó contra su espalda.

Gimiendo, el pelirosado solo pudo asentir. Escuchó el sonido de los pantalones de Satoru desabrochados y su corazón se sintió vertiginoso al saber que podría terminar embarazándolo allí mismo, su cerebro ya no razonaba, era puro instinto... era la primera vez que lo experimentaba, era la primera vez que caíatan al fondo que lo deseaba, quería ser tratado como un omega y ser consentido por ese hombre, jodidamente bueno.

Entonces, Yuuji dobló sus rodillas levemente, extendiendo ambas manos entre sus muslos abiertos, bajando sus pantalones y su ropa interior, dejándolo expuesto ante la mirada hambrienta y depredadora del albino. Lo abrazo y poco a poco lo fue sentando de nuevo en su regazo, donde ya sus pieles se tocaban directamente.

-Seguro que quieres esto?- le volvió a susurrar al oído.

De manera disimulada tomo al omega de sus muslos y los levanto, dejando sus pies apoyados sobre sus rodillas, mostrandolo abierto ante el espejo, notando su entrada, que empezaba lubricar.

-Dentro... duele dentro...- no respondió a la pregunta. Es más, se concentro en sus palabras anteriores, tocando su coño tratando de indicarle que era lo que necesitaba.

Sus miradas se cruzaron y ambos tenían sus pupilas dilatadas, ya ninguno estaba en plena consciencia de sus acciones, solo querían una cosa...

-Nos aseguraremos de que estés bien y lleno antes de que termine la noche, mi Yuuji..

Grito del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora