Capitulo 36

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-No lo encuentro.... no lo encuentro...- murmuraba desesperado Gojou mientras pasaba entre peleas buscando específicamente a su omega.

-Hey!!! Satoru- se detuvo de golpe al escuchar una voz conocida.

-Megumi?

-Por fin te encuentro.

-Donde esta Yuuji?- le ignoro.

-Siendo la distracción.

-Que?- se puso más nervioso.

-Esta armando un alboroto para distraer a la gente y poder destruir los barcos, quiso separarte de su hermano para que ayudaran en la pelea y...

-Donde esta?!- le interrumpió.

-No lo se, es igual que tu cuando se les mete una idea a la cabeza, desde que dijo que iba a ser el señuelo desapareció.

-Iré a buscarlo

-Espera!!! Ayuda a derribar barcos o capitanes... has algo, él esta haciendo su parte.

-Bien, lo haré mientras lo busco

Satoru salio corriendo hacía donde había más conmoción. Pero antes de llegar un fuerte golpe retumbó en un barco a su costado.

Logro divisar a Sukuna y pensó en ir a terminar su pelea, aunque escuchar parte de los gritos lo detuvo y con una sonrisa arrogante siguió su camino.

El alpha pelirosado, golpeaba a Jogo sin medir su fuerza, su mente estaba dispersa aun por no poder terminar su pelea con el albino, su ego no lo dejaba en paz, sin saber quien de los dos era más fuerte y la gota que derramo el vaso es que ese idiota horrible se acerco dándole ordenes.

El idiota quería hacerle obedecer y que matara a su hermano. Quien se creía ese maldito para creerse superior a él y a su linaje? El único con derecho sobre lastimar a su hermano era él... y joder, nunca nadie debía meterse con esa ley.

Destrozó a Jogo, aunque era un leal aliado, era estúpido. Darle un poco de poder a un tonto, los cegaba y los volvía un estorbo, Sukuna lo sabía y no tenia remordimiento en matarlos, pero ahora había puesto un blanco en su espalda... ya que no se arollidaria ante una alianza con las maldiciones.

Ahora dos fuertes oponentes causaban estragos y llamaban la atención, dándole tiempo a Megumi y Nobara de seguir hundiendo barcos. Los hermanos Itadori, le hacían honor ausu nombre, si solos eran temidos, juntos eran una calamidad que causaría miedo a cualquiera que estuviera en su contra, pero aun faltaba alguien.

Aun faltaba un alpha que todos sabían no era buena idea hacerlo enfadar y Suguru se había encargado de hacer todo para lograr ese objetivo.

Mahito estaba tratando de no ahogarse con su propia sangre en el suelo, Yuuji había ganado, pero Suguru aprovecho su cansancio para retenerlo y acabar con ello.

Lo tomo del cuello con facilidad y lo alzó, apretando su cuello, tratando de asfixiarlo mientras no pudiera tocar el suelo. Estaba emocionado al ver la desesperación del omega, pero un duro golpe, lo desoriento y dejo caer a Yuuji al suelo.

El omega trataba de recuperar el aire, sentirse menos expuesto a el maldito aroma del alpha, que le había jodido la cabeza usando comandos alphas. Estaba desesperado por salir de esa bruma.

-Omega~ -tembló al escuchar la voz grave de Satoru- siento tardar- le abrazo y beso, marcandolo con su aroma.

Trataba de tranquilizar sus instintos, habían lastimado a su omega y tenia un retorcido deseo de matar a cualquiera que lo haya tocado, pero primero necesitaba protegerlo y asegurarse de su bienestar.

-Esta bien. Estoy bien- le aseguro Itadori, después de separarse del beso, volviendo a tratar de llevar aire a sus pulmones.

-Lo hiciste bien...- soltó un gemido, por el reconocimiento del alpha.

-Acabare con esto cariño, ve a buscar a tus chicos y mantente alejado. Entendido?

-Pero?

-Suguru es el último... era mi amigo. Me corresponde terminarlo.

-Podemos hacerlo juntos...

-Podrían callarse!- grito Suguro al reponerse- esto acabara aquí Satoru, te matare y luego iré por ese estúpido omega que ha arruinado todos mis planes.

La pelea realmente estaba llegando al final. Suguru era el último capitán que faltaba, Sukuna no iba a interferir, los otros tripulantes estaban muertos, se habían rendido o huyeron... no había más.

La lluvia empezó a caer sobre ellos, apagando los barcos incendiados, mojando las armas dejándolas inservibles, limpiando la sangre en los cuerpos cansados... y dejando a solo dos alphas de pie para enfrentarse.

-Se acabo Suguru!-grito- no quiero que esto termine mal, solo... dime que te hizo traicionarme? Que deseabas tanto que nos abandonaste?

-Yo? Tu nos abandonaste! Dejaste de pelear como lo hacías antes, dejaste que esos malditos ancianos te pisotearan, solo nos volvimos perros obedientes y yo no quería eso... me volví un pirata buscando mi libertad, pero por tu culpa!!! Solo cambiamos de dueño.

-Sabes que no fue así...

-Claro que no, el niño quería ser bueno, buscar un refugió donde ser feliz... pero te tengo una noticia! Solo es una ilusión! Nadie te dará esa felicidad, tienes que tomarla con tus propias manos.

-Yo la tengo... tarde en encontrarlo, pero él me da eso que tanto busque.

-El omega? Por favor... eres un mujeriego, te gusta el sexo. Cuanto tiempo estarás con él para después abandonarlo? Solo te sientes solo y te estas apegando al omega, porque el chico es tu nuevo juguete, es como un dulce que no conocías y ahora que lo tienes lo quieres hasta hartarse!

-Callate! El es mio! Es mi omega y haré cualquier cosa por protegerlo, aun si es de mi mismo.

-Piensas marcarlo? Claro que no! Porque Gojou Satoru es de todos!! Nunca has querido a uno solo, hasta yo he pasado por tu cama y aunque nos conocemos de años, tampoco fui el elegido. Claro que no voy a creer esta mentira.

-Lo haré...

-Que?- esta vez también reacciono el omega.

-Lo marcaré, lo haré mi pareja, llevara amis hijos en su vientre, será mi mano derecha en mis decisiones y en mi vida, envejecere a su lado... él es mi primera y única pareja.

-Es una mentira!

-Acaso son celos?- Itadori jugo con fuego, estaba feliz al verse protegido por el albino y no lo penso, solo lo dijo. Porque se sentía superior... las palabras del alpha le dieron ese derecho, lo había declarado suyo y como tal, ahora era el omega con mas poder en ese momento.

-Yo no...

-Celos de que Satoru no pedía tus opiniones, de que el se convirtió en el capitan, de que el fue el alpha reconocido?

-Yo también lo hice! Yo también merecía ese reconocimiento! -grito enojado.

-Pero el más fuerte es él...

Suguro se abalanzó sobre él, pero el albino intervino y la última pelea dio comienzo... una amistad que termino en una sanguinaria batalla.

Grito del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora