Parte 28

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Wei Wuxian se dio cuenta que ya habían entrado al territorio de la Secta Qinghe por lo que movió con suavidad a su hijo para que se despertara. Su pequeño había estado tan emocionado por ver a su tío Ning que casi no había dormido en la noche, así que le dolía el tener que despertarlo, pero sabía que su pequeño no lo perdonaría si lo dejaba dormir durante ese momento tan importante.

–Amor, ya llegamos con tu tio Ning, despierta–

Pero el niño solo frunció su ceño, enterrando su cara más cerca en el cuello de Wei Wuxian.

El omega volteó a ver a su pareja con un puchero y Lan Wangji solo resoplo una leve risa antes de ayudar a su pareja.

–A-Yuan, despierta.–

Y como si una orden fuera, los ojos del pequeño se agitaron levemente detrás de sus párpados para empezar a abrirse.

–¿Ya llegamos A-Die?– dijo en una voz suave mientras empezaba a tallarse sus ojitos para despejar la bruma del sueño.

–Si pequeño– contestó Lan Wangji, con voz suave.

–Es increíble, a ti siempre te hace caso a la primera y yo tengo que decirle varias veces– rezongó Wei Wuxian mientras hacía más obvio su puchero.

Sin saber qué decirle a su pareja, Lan Wangji solo pudo besar levemente su mejilla.

Una vez que la familia estuvo en la entrada a la Secta Nie, Wei Wuxian se sorprendió de ver a Nie Huaisang parado ahí. Al inicio pensó que había pasado algo malo, pero rápidamente se calmó a si mismo sabiendo que Wen Qing le habría mandado una carta urgente o una mariposa mensajera, la alfa no se quedaría con los brazos cruzados cuando de su hermano se tratara.

Ya más tranquilo bajó del transporte con su hijo en los brazos, pero el niño ya no estaba tan conforme con ser llevado en los brazos de sus padres, le gustaba caminar e imitar la postura recta de su padre con sus pasos pequeños que lo hacían parecer que flotaba, sería una copia perfecta de Lan Wangji si no fuera por la sonrisa deslumbrante que había heredado, sin lugar a duda, de Wei Wuxian.

–Wuxian, Wangji, A-Yuan, me alegra verlos de nuevo, ya los extrañaba.–

–Huaisang, nos vimos hace cuatro días, no fue tanto tiempo–contestó Wei Wuxian entre leves risas por lo exagerado que podía llegar a ser su amigo.

–Wuxian, le quitas lo divertido a la vida–ignorando la exclamación indignada del otro omega, Nie Huaisang se agachó hasta estar a la altura del pequeño.–A-Yuan, tu Fan-Shushu te hizo algo, ¿quieren verlo?–

El niño respondió un emocionado asentimiento.

Nie Huaisang sacó de entre sus mangas un pequeño abanico, y cuando Wei Yuan lo abrió, la pintura que decoraba la delicada tela era hermosa. Se podía apreciar un pequeño prado con algunas flores, pero en el centro habían dos conejos, uno negro y uno blanco, el negro tenía una cinta roja amarrada en su oreja izquierda mientras que el blanco tenía una cinta blanca en su oreja derecha.

El niño exclamó emocionado por el regalo y lo alzó para mostrárselo a sus padres.

–A-Niang, A-Die, Fan-Shushu los dibujo a ustedes como los conejitos de A-Die.–

Wei Wuxian solo pudo mirar a su amigo, el cual estaba riendo detrás de su propio abanico.

–¿Cómo se dice A-Yuan?– Lan Wangji estaba conmovido por el regalo, se le hacía tierno.

–¡Gracias Fan-Shushu! A-Yuan lo va a cuidar mucho–e hizo una reverencia, la cual era perfecta según los estándares Lan.

–Vamos, ya todos estamos reunidos, solo faltan ustedes–dijo Nie Huaisang, empezando a caminar hacía dentro de los grandes muros que rodeaban su hogar.

No fui yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora