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[Narradora]

Era media noche, estaba esperando a los otros tres afuera del Gran Comedor.

-¡Avery! -la aludida dió un salto del susto al escuchar la voz de su amigo Ron, justo a lado de su oreja.

-¡Ronald Weasley! -le riñó ella.

-Lo siento -murmuró, mientras su amiga se colaba debajo de la capa de invisibilidad.

Estuvieron caminando por un rato hasta que por fin llegaron al tercer piso.

-¡Au! No me pises -susurró Hermione a Ron.

-Lo siento.

-Alohomora -susurró Avery, cuando llegaron a la puerta de la otra vez.

Cuando entraron, escucharon las notas de un arpa tocar.

-Un momento, está... -habló Ron, fue interrumpido por un resoplido inconsciente del perro de tres cabezas. Que a la vez, les quitó la capa de encima.

-...roncando -completaron los mellizos.

-Snape ya estuvo aquí -habló Hermione- Usó un hechizo sobre el arpa.

-Agh tiene un aliento horrible -masculló Ron, cuando se acercaron a Fluffy.

-Tenemos que mover su pata -dijo Avery, acercándose a la gigantesca pata negra encima de la puertita.

-¿Qué? -dijo Ron.

-Rápido -insistió Harry.

-¿Listos? Empujen -empezaron a levantarla, y dejarla a un lado.

Estaba muy pensada para cuatro niños de once años, pero lo lograron. Levantaron la compuerta en el piso, no se veía nada más que oscuridad.

-Yo iré primero -dijo Harry- No bajen hasta que les dé la señal.

No lo que no se dieron cuenta, fue que Fluffy había despertado. Y ahora sabía que ellos estaban ahí.

-Si, pasa algo malo -continuó Harry- quiero que salgan de aquí -miró a su hermana- Tú incluida.

Silencio.

-No está un poco... silencioso -habló Harry.

-El arpa se detuvo -respondió Hermione.

Ron miró hacia arriba, al igual que Avery.

-¡Ah! ¡Iugh! -dijo Ron cuando algo le cayó en la camisa. Algo viscoso y pegajoso.

-¡Salten! -gritó Avery, que ya había visto al perro de tres cabezas encima de ellos.

El perro empezó a ladrar descontrolado, y los niños no sabían a donde les llevaría esa compuerta en el piso.

Caímos en una... planta? Pensó Avery.

-Que suerte que está aquí esta planta -habló Ron, sonriendo.

Hasta que la planta se empezó a mover, y a atar a los niños de pies a cabeza. Se movían, intentado zafarse, pero no podían.

-No se muevan, los tres -habló Hermione- Es lazo del diablo, tienen que relajarse, si lo hacen los matará más rápido.

-¡¿Nos matará más rápido?! -gritó Ron- ¡Ay ahora si me relajaré!

Hermione le dedicó una mueca de molestia mientras que iba más hacia abajo y se hundía en el Lazo del Diablo.

-¡Hermione! -gritaron los tres cuando ya no la vieron.

-¡¿Y ahora que hacemos?! -preguntó Ron.

-¡Relajense! -se escuchó la voz de Hermione.

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