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[Avery Snape]

—Y recuerden, las visitas a Hogsmeade son un privilegio. Si su comportamiento es malo en la escuela, ese privilegio no se les volverá a otorgar —explica la profesora McGonagall, mientras que Filch recoge los permisos.

Al momento que yo entrego mi permiso, Harry se acerca a la profesora con un pedazo de pergamino en blanco.

—Si el permiso no está firmado no podrás acompañarnos son las reglas, Potter —habla ella antes de que Harry diga algo.

—Los que tengan permiso síganme, los demás apartense —habla Filch.

Iba a esperarme a ver de que hablaban pero Malfoy me habla unos metros alejados de mí.

—Ya voy, ya voy —murmuro, caminando hacia ellos.

—Lastima que Potter no encontró a nadie que le firme su permiso —dice Malfoy en forma de burla, a lo que Luke y Pansy rieron.

—No digas eso —hablo, comenzando a caminar hacia los carruajes que nos llevarán a Hogsmeade.

—Oh, vamos, Avery, es broma —dice Pansy entre risas.

No es gracioso.

No digo nada, solo niego con la cabeza sin un poco de gracia.

Miro mis pies caminar uno tras otro, si no estuviera haciendo tanto frío me hubiera traído una falda seguro, pero tampoco tenía tantas ganas de arreglarme.

En la mañana ví a Snape. Hablé con él sobre no ir a Hogsmeade mañana para quedarme a hablar con él. No le podía decir que hoy porque tengo un compromiso con los gemelos pero mañana si me voy a quedar.

De repente, siento un par de manos sujetándome de ambos hombros, levanto mi mirada, alarmada. Casi choco con el carruaje.

—¿En qué estás pensando que no te diste cuenta que ibas a chocar?

Volteo sobre mi hombro y veo a Malfoy viéndome con los ojos muy abiertos, también sigue agarrándome de los hombros.

Ay, diablos, está muy cerca.

—Ah, no sé, yo... —niego con la cabeza, sin poder articular una respuesta.

¿Y por qué fue?

Porque me desconcentra que Malfoy esté tan cerca.

Miro por sobre su hombro, Maddie y Pansy se hablan al oído con unas sonrisitas en la cara. Vuelvo mi mirada a Malfoy, que se ha quedado mirándome algo en la cara.

—¿Qué? ¿Tengo algo? —me paso las manos por la cara— ¿Qué tengo? —vuelvo a preguntar.

Él niega sin decir nada, pero también sin dejar de mirarme, hasta después de unos segundos. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba reteniendo el aire hasta ahora que se separó de mí.

Los seis nos subimos al transporte y no dijimos nada en todo el camino, yo porque solo pienso que tengo que encontrarme con los gemelos allá.

Al llegar, caminamos por una calle donde hay muchos alumnos de la escuela, aquí está la tienda de artículos de broma.

—¡Vamos a Honeydukes! —chilla Maddie— Hace mucho no compro dulces aquí, una vez vine con mamá, pero fue hace años —comenta mientras avanzaba al lugar.

—¿No vienes? —pregunta Malfoy, viendo como me quedo atrás.

—Ah, no, tengo que ir a otro lado —miro a Luke— ¿Me acompañas o qué? —lo miro forzadamente.

—¿Tengo que? —pregunta.

—Yo voy contigo —habla Malfoy de nuevo, interesado.

—Ah, no, no quiero molestarte —miento y me adelanto a donde Luke, lo agarro del brazo y me volteo a Malfoy otra vez— ¡Nos vemos luego! —le sonrío amistosamente antes de echarme a correr con Luke.

Otra Versión De La Historia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora