Mentiras. Secretos. Amor...
En un mundo oculto de muggles y donde el bien y el mal se hace presente, ¿Cómo se elige un bando cuando hay amigos de ambos lados?
¿Cómo se puede saber quién eres y en quién confiar sin saber quienes son tu familia en re...
—Ron, ¿Seguro que sabes volar esto? —pregunté mirando por la ventana.
—No hay problema —dijo poco convencido.
No pudimos pasar al andén 9¾. Se bloqueó. Y ahora estábamos en intentando llegar en el auto volador del señor Waesley.
—Ron, te lo juro. Muchos muggles no acostumbran a ver autos volando.
—Oh, claro —se inclinó para presionar un botón.
Después de un rato, ya estábamos en las partes lejanas la cuidad, no había más que campo y montañas, buscábamos las vías del tren.
—Baja más, Ron, desciende, tenemos que encontrar el tren.
Bajamos a las vías de tren.
—Ahora solo debemos encontrarlo.
—Debe estar muy cerca.
Se escuchó el sonido del tren, muy cerca.
—¿Escucharon eso?
—Se escuchó cerca —Ron le respondió un poco feliz.
—Am, chicos, —los llamé, yo iba en la parte de atrás mirando hacia la ventana trasera— vean esto —dije nerviosa.
Ellos ya sabían, solo quedaba que lo confirmaran.
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—¡AAAHHH! —gritamos los tres.
—¡Sube, Ron, sube! —grité.
Ron lo hizo, después de unos segundos. Pero salimos de las vías y volvimos el tren se nos adelantó.
Volamos por debajo y por encima de las vías. Con miedo.
Habíamos estado dando vueltas hasta que mi puerta se abrió y salí volando, quedando colgada de la puerta por solo mi mano.
—¡Avery! —gritó Ron.
Al auto se inclinó por el peso.
Harry se pasó a la parte de atrás para ayudarme a subir. Extendió su mano lo más que pudo. Intenté alcanzarla, fallé. Segundo intento, fallé.
—¡No la alcanzo! —grité.
Harry se acercó casi hasta salir del auto y volvió a extender la mano.
Volví a intentarlo y nuestras manos se resbalaron, de nuevo.
—¡Anda, Avery!
Me estiré más y, por fin, lo alcancé. Me jaló muy fuerte y me metió al coche. Caí encima de él en el asiento donde iba. Con el corazón latiendo más rápido que de lo que iba el tren.
