Capítulo 32

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No espero a la señorita Ji-eun. Ella se ha parado a quitarse el abrigo y la bufanda en un cuartito que está dentro del garaje. En las paredes hay ganchos para colgar cosas, una hilera muy ordenada de botas y zapatos en el suelo, una lavadora y una secadora, pero no veo a Jungkook por ningún sitio, así que paso de largo junto a ella y entro en una sala de estar. Hay sillas, un sofá, una chimenea, un televisor colgado de la pared y una mesita con libros y fotos en marcos de plata, pero ni rastro de Jungkook.

A mi derecha veo un vestíbulo y una escalera, así que decido ir a la planta de arriba. Subo los peldaños de dos en dos. No tengo que correr porque ya he entrado en la casa, pero corro de todos modos. Tengo la impresión de que cada segundo cuenta.

En lo alto de la escalera hay un pasillo y cuatro puertas. Tres están abiertas y una cerrada.
La primera puerta a mi izquierda está abierta. Es un dormitorio, pero no el de la señorita Ji-eun. No hay cosas suyas dentro, solo una cama, una cómoda, una mesita de noche y un espejo. Muebles, sí, pero no objetos suyos. No veo nada en la cómoda. Ni en el suelo. No veo ningún albornoz ni ninguna chaqueta colgando de los ganchos que hay detrás de la puerta. Sobre la cama hay montones de almohadas. Demasiadas. Se parece mucho al dormitorio que los padres de Jungkook tienen en el piso de arriba, al final del pasillo. La habitación de invitados, lo llaman, aunque los padres de Jungkook nunca tienen invitados en casa. Seguramente porque a Jungkook no le gustaría que alguien pasara la noche en su casa. Es una especie de falsa habitación. Para mirar y no tocar. Como la habitación de un museo.

Me asomo al armario que hay junto a la cama. Atravieso la puerta y entro en un espacio a oscuras. No veo nada porque está todo negro, pero susurro: «Jungkook, ¿estás aquí?». No está. Lo sé incluso antes de susurrar su nombre. Solo Jungkook puede oírme, así que no sé por qué susurro. Su madre diría que eso me pasa por ver tanto la tele, y puede que tenga razón.

La segunda puerta a la izquierda también está abierta. Es un cuarto de baño. Parece falso también. Como de museo. Y dentro tampoco hay cosas personales. Ni en el lavabo ni en el suelo. Las toallas cuelgan muy ordenadas de los toalleros y la tapa del váter está bajada. Creo que es un cuarto de baño para invitados, aunque no sabía que existieran cuartos de baño así.

Sigo pasillo adelante hasta la puerta que está cerrada. Si Jungkook estuviera aquí arriba, lo lógico, creo yo, sería encontrármelo en una habitación con la puerta cerrada. Atravieso la puerta. No veo a Jungkook. Es la habitación de un niño pequeño. Veo una cuna, una caja con juguetes, una mecedora y un mueble con una cestita llena de pañales. En el suelo hay cubos de un juguete de construcción, un trenecito azul y una pequeña granja de plástico con personas y animales muy pequeños.

A Jungkook no le gustaría esa granja de plástico porque las personas no parecen reales. Parecen palos con caras, y a él esos juguetes no le gustan. A él le gusta que parezcan de verdad. Pero esos animalitos y esas personitas están colocados fuera de la pequeña granja de plástico, o sea que al niño de la casa deben de gustarle.

De pronto caigo: la señorita Ji-eun tiene un hijo pequeño. No me lo puedo creer.

En esta habitación hay otro armario. Un armario ancho con puertas correderas, pero una de ellas está abierta. Dentro hay estanterías con zapatos diminutos, camisitas diminutas, pantalones diminutos y bolas de calcetines diminutas.

Pero no veo rastro de Jungkook.

La señorita Ji-eun tiene un hijo pequeño. Pero no lo entiendo, yo creía que los monstruos no tenían niños pequeños.

Salgo de la habitación y entro en otra que está en el otro extremo del pasillo. Es el dormitorio de la señorita Ji-eun. Lo noto enseguida. Hay una cama, una cómoda y otro televisor colgando de la pared. La cama está hecha, pero no veo almohadas amontonadas encima como en la otra, y hay una botella de agua y un libro en la repisa del cabecero. Y junto a la cama, una mesita con un reloj, una pila de revistas y unas gafas. Esta habitación está llena de cosas, no como la de los invitados.
El dormitorio comunica con un cuarto de baño y un gran armario sin puertas. Es casi tan grande como el dormitorio de Jungkook. Y está lleno de ropa, zapatos y cinturones. Pero sigo sin encontrar ni rastro de Jungkook.

Memorias de un Amigo Imaginario || TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora