Memorias de un Amigo Imaginario || TAEKOOK

Capítulo 8

No entiendo cómo no se nos había ocurrido antes. Todos los viernes la maestra de Yoongi, la señorita Sunmi, les pone a sus alumnos un examen de ortografía, y a Yoongi la ortografía se le da bastante mal.

No creo que Jungkook haya escrito mal una palabra nunca, pero Jimin dice que Yoongi hace unas ocho faltas cada semana, y eso son casi la mitad de las palabras del examen, aunque Jimin no sabía que la mitad de doce es seis. Me pareció muy curioso que no lo supiera, porque parece que está muy claro. Quiero decir, que si seis más seis son doce, ¿cómo no vas a saber que la mitad de doce son seis?

Aunque la verdad es que yo seguramente tampoco sabía qué era la mitad de doce cuando Jungkook y yo estábamos en primero.

Aunque creo que sí lo sabía.

Jimin y yo nos pasamos toda la hora de comer haciendo una lista con los problemas de Yoongi. Le dije a Jimin que teníamos que encontrar un problema que él le pudiera solucionar, porque así, una vez solucionado, Yoongi se daría cuenta de lo mucho que lo necesitaba.

A Jimin le pareció una idea estupenda.

«A lo mejor funciona —dijo, y se le iluminaron los ojos por primera vez desde que empezó a desaparecer—. Es una gran idea. A lo mejor funciona de verdad.»

Pero tengo la impresión de que a Jimin en este momento cualquier idea le podría parecer estupenda, porque está desvaneciéndose por minutos.

Intenté hacerlo reír diciéndole que ya le habían desaparecido las orejas —que nunca ha tenido—, pero no conseguí sacarle ni una sonrisa. Tiene miedo. Dice que hoy se siente menos real, como si estuviera a punto de desaparecer flotando en el cielo. Yo le hablé de los satélites y de que sus órbitas a veces decaen y pueden acabar también flotando en el espacio, por ver si era eso lo que sentía, pero luego me callé.

No creo que a Yoongi le apetezca hablar de esas cosas.

Jungkook me contó eso del decaimiento orbital el año pasado. Lo había leído en un libro. Soy un amigo imaginario con mucha suerte, porque, como Jungkook es un niño muy listo y lee mucho, yo también aprendo muchas cosas. Por eso sé que la mitad de doce es seis y que los satélites pueden salirse de sus órbitas y flotar en el espacio para siempre.

Estoy muy contento de que mi amigo sea Jungkook y no Yoongi. Él ni siquiera sabe escribir correctamente la palabra «barco».

En fin, que hicimos una lista con los problemas de Yoongi. No en papel, claro, porque ni Jimin ni yo podemos coger un lápiz, pero nos la aprendimos de memoria porque no era muy larga.

Yoongi tartamudea cuando se altera.

Tiene miedo a la oscuridad.

Se le da mal la ortografía.

No sabe atarse los cordones de los zapatos.

Cada mañana a la hora de levantarse le da una rabieta.

No sabe subirse la cremallera del abrigo.

No sabe tirar la pelota.

La lista no es muy útil que digamos, porque Jimin es incapaz de ayudarlo con la mayoría de esos problemas. Si pudiera atar cordones o subir cremalleras, podría ayudar a Yoongi a atarse las zapatillas o subirse la cremallera del abrigo, pero le es imposible. Solo sé de un amigo imaginario que es capaz de tocar y mover cosas en el mundo de los humanos, pero ese no nos echaría una mano ni aunque se lo pidiéramos de rodillas.

Además, no me atrevería a ir a verle.

Jimin tuvo que explicarme lo que era una rabieta, porque yo no sabía qué era eso. Suena como lo que le pasa a Jungkook cuando se bloquea. A Yoongi no le gusta levantarse de su cama, y cuando su madre le dice que es hora de levantarse se pone a gritar y a dar patadas en el suelo, y a veces su papá lo tiene que sacar a cuestas del dormitorio.

—¿Y le pasa cada mañana? — le pregunto a Jimin.

—Pues sí. Se pone rojo, le suda todo el cuerpo y al final siempre llora. Muchas veces desayuna llorando. Me da mucha lástima. Pero, por mucho que le digamos sus padres o yo, no sirve de nada.

—Vaya —digo, incapaz de imaginar lo pesado que tiene que ser tener que soportar una rabieta día tras día.

Cuando Jungkook se bloquea, que no suele pasar muy a menudo, es como si le diera una rabieta pero por dentro. Se queda callado, aprieta los puños y el cuerpo le tiembla un poco, pero no se pone rojo, ni suda o chilla. Para mí que todas esas cosas las hace por dentro; por fuera solo se bloquea. Y a veces puede tardar un buen rato en desbloquearse.

Al menos, cuando le da, no arma escándalo ni se hace molesto. Y nunca le pasa por no querer levantarse. A Jungkook no le importa levantarse de la cama, siempre que sea a la hora de siempre.

Las ocho y media.

Si es antes o después, se pone nervioso.

No se me ocurrió nada en lo que Jimin pudiera ayudar a Yoongi con sus rabietas, y la lista de problemas no era muy larga. Por eso, al final terminamos decidiéndonos por los exámenes de ortografía.

—¿Cómo podría ayudarlo a escribir mejor? —preguntó Jimin.

—Yo te enseño.

Cada semana, la señorita Jeongyeon deja las palabras que van a entrar en el examen de ortografía anotadas en una hoja de papel milimetrado que cuelga al frente del aula, igual que hace el señor Kim en su clase. Los jueves por la tarde quita la hoja, así que, antes de volver a casa, Jimin y yo nos pasamos una hora de pie frente a esa hoja, memorizando las palabras. Yo nunca me he fijado mucho en las pruebas de ortografía que hace Jungkook, y la verdad es que no suelo prestar atención a el señor Kim cuando habla de eso, así que se me hizo mucho más difícil de lo que imaginaba.

Muchísimo más.

En cambio Jimin, en menos de una hora, ya había aprendido a escribir correctamente todas y cada una de aquellas palabras.

Mañana, cuando llegue el momento de hacer el examen, se pegará a Yoongi, y si escribe mal alguna palabra, se la corregirá. Es un plan genial, porque Yoongi tiene que hacer un examen de ortografía semanal, así que no va a ser la única ocasión. Podrá ayudarlo cada semana. Incluso puede que acabe ayudándolo con otros exámenes.

Creo que nuestro plan va a salir bien, siempre que Jimin no desaparezca a lo largo de esta noche. Un amigo imaginario que se llamaba Señor Dedo me dijo una vez que la mayoría de amigos imaginarios desaparece mientras sus amigos humanos están durmiendo, pero me parece que eso fue un invento suyo para impresionarme. ¿Cómo podía él saber eso? He estado a punto de decirle a Jimin que se asegurara de mantener despierto a Yoongi toda la noche, por si acaso el Señor Dedo me había dicho la verdad, pero Yoongi no tiene más que seis años, y a esa edad los niños no pueden pasar toda una noche sin dormir. Hiciera lo que hiciese Jimin, Yoongi terminaría cayendo rendido.

En fin, espero que Jimin aguante vivo toda la noche.